El obispo pone a la juventud como motor para renovar a la Iglesia y a la sociedad

La juventud como esperanza de la Iglesia y de la sociedad ha sido el aspecto en el que el obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, asentó ayer su palabra en la función en honor a la Virgen de la Cinta. En este día, que se ha convertido en el inicio del curso pastoral, el prelado invocó a la Patrona y estuvo especialmente presente la Jornada Mundial de la Juventud, incluso vestía para esta ocasión la casulla y mitra confeccionada especialmente para la celebración recientemente vivida en Madrid y presidida por el Papa Benedicto XVI. Llevó el báculo ofrecido por la Diócesis africana del Chad, con la que contribuyó Huelva. José Vilaplana invocó en la mañana de ayer a la Virgen de la Cinta para "iniciar un curso pastoral de la mano de María, para que la Iglesia sea signo de esperanza y alegría". "María -añadió- es aurora, mirémosla como signo de esperanza, que insta a renovarnos y rejuvenecernos".

Habló del encuentro vivido en Madrid que tiene que teenr continuidad en las parroquias. "En medio de la sociedad en crisis económica y de valores, miles de jóvenes han dado testimonio de fraternidad, de hacer silencio en la adoración al Señor, aguantar la lluvia y la tormenta". Es, dijo, una juventud que "ha venido entusiasmada para anunciar a Cristo como luz del mundo".

"Quiero poner ante la mirada de la Virgen de la Cinta a la juventud", dijo José Vilaplana, y se refirió a la responsabilidad de parroquias y asociaciones de la Iglesia para que les acompañe en la pastoral juvenil, para que la palabra allí ofrecida tenga ahora su fruto. Aseguró que como María hay que ser joven y hay que dejarse renovar, refiriéndose a los mayores. Invitó a salir de la desesperación, de la mediocridad, "cuando se dice que no se puede hacer nada, hay que mirar a Jesús que hace maravillas", señaló.

"Hay que mirar a la juventud de manera distinta", es lo que aseguró Vilaplana en la función de la Cinta. "El Papa ha hecho propuestas valientes para poner en práctica; hay que escuchar la palabra de Dios, no le pongamos rebajas, eso nos envejece y empobrece". Invitó a acompañar a los jóvenes y fue claro al decir que "una iglesia sin jóvenes es una Iglesia sin esperanza"

Monseñor Vilaplana hizo un llamamiento a la sensibilidad política, económica, para que "no se deje vencer por el pesimismo" y les conminó a ofrecer a los jóvenes trabajo digno y es que aseguró que el paro es un problema siempre y en los jóvenes se convierte en una "frustración", más en esta generación especialmente preparada que no encuentra trabajar. En su opinión hay que poner "recursos con creatividad, para que la Iglesia y la sociedad se renueven".