El papa se queda en La Cinta

Bendecida una pintura del beato Juan Pablo II que estará al culto en el santuario de la Patrona Ignacio Noguer habló de una persona cercana

El papa se queda en La Cinta
El papa se queda en La Cinta
Eduardo J. Sugrañes Huelva

15 de junio 2013 - 01:00

La tarde tenía ayer en el santuario de la Virgen de la Cinta el áurea del recuerdo. Una jornada que la hermandad de la Patrona de Huelva no quiso dejar escapar. Como hace veinte años hacía bastante calor, se superaron temperaturas de los mejores días de verano.

Se vivió un acto entrañable y cercano, íntimo, se podía decir, aun cuando la Hermandad de la Cinta, presidida por su hermano mayor, Manuel Roméu Martín, se hizo acompañar de autoridades, el Consejo, con su presidente, Antonio González, y hermandades. El obispo emérito, Ignacio Noguer Carmona, presidió la ceremonia de acción de gracias por aquella visita. Concelebró con otros sacerdotes que también vivieron de manera muy cercana la visita de Juan Pablo II y los actos previos. Juan Mairena, actual deán del cabildo Catedral, coordinador general de los actos en Huelva; Diego Capado, párroco de la Concepción, y entonces capellán del santuario del Rocío; y el director espiritual de la Cinta, Pedro Gamero. Intervino el coro de la Hermandad de la Fe.

Una ceremonia que se abrió con la imagen gráfica de aquel encuentro de Huelva con el papa Juan Pablo II en la avenida de Andalucía. Un cuadro realizado por Sergio Sánchez en el que aparece el santo padre delante del altar que presidía la imagen de la Virgen Chiquita en su paso.

Ignacio Noguer pronunció una homilía entrañable, muy cercana, de afecto, de reconocimiento al pastor y al que podría considerarlo un amigo. "Cuando iba por Roma me preguntaba por Moralejos". Esa cercanía, de que le conociera entre miles de obispo, "era gracias a que Rafael González Moralejo fue amigo de Juan Pablo II". Dijo que hablar de él es hacerlo de una persona cercana en lo personal y en lo humano. "El Santo Padre fue un amigo entrañable, el me conocía y yo le conocía a el". "Todos -añadió- pudimos comprobar su forma de ser, por su fraternidad; que viniera a Huelva fue un privilegio, que no todos tuvieron". Le recordó en los momentos de su visita a Huelva, cómo de rodillas quedaba rezando y tenían que venir su secretario a decirle que había que continuar, era una persona especialmente espiritual.

Aseguró que el hoy beato Juan Pablo II es el gran modelo para la juventud, "a la que conocía, porque vivió momentos difíciles siendo joven, cuando las personas eran perseguidas por el odio a la Iglesia y el odio a las personas que tenían fe".

Ignacio Noguer dice que lleva con cariño un rosario que le regaló, "con el que rezo a diario por todos nosotros". Concluyó con el mismo afecto y admiración: "Como para vosotros, ha sido un amigo y sigue siendo un ejemplo, en la devoción a María y a Jesucristo".

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