El pícaro del siglo XX

Días de Cómics

'Lo peor de Vázquez' (2010), de Manuel Vázquez, es el recopilatorio de todas las historietas, dirigidas al público adulto, que el historietista madrileño publicó para Ediciones Glénat

Son dos, y entre ambas, la distancia

Viñeta
Viñeta / M.G.
Gerardo Macías

30 de junio 2024 - 07:00

La Novela Picaresca es un género característico de la Literatura Española del Siglo de Oro. Su protagonista, el pícaro, se define por su picardía, ingenio y descaro, siendo de los más conocidos El Lazarillo de Tormes y El Buscón.

Más allá del Siglo de Oro y de la Literatura, existen personajes reales que podrían haber protagonizado la Novela Picaresca, como Manuel Vázquez, historietista español a caballo entre la primera y la segunda generación de la Escuela Bruguera. Su naturaleza de caradura entrañable apareció reflejada en los tebeos por él mismo (Los cuentos del tío Vázquez) y por Francisco Ibáñez (en el moroso de 13, Rúe del Percebe). Vázquez plantó cara, a su peculiar manera, a la editorial, aunque no con la contundencia de los cinco grandes que se rebelaron y fundaron la revista Tío Vivo. Con Lo peor de Vázquez, Glénat no solamente recupera los trabajos que Vázquez realizara al final de su vida, sino que homenajea la memoria de un personaje que puso el dedo en la llaga y no tuvo pelos en la lengua.

Manuel Vázquez (Madrid, 1930-Barcelona, 1995) es uno de los mejores historietistas españoles de todos los tiempos. Ha creado series como Las Hermanas Gilda, La Familia Cebolleta, Anacleto, La Abuelita Paz, Angelito, La Familia Churumbel, etc. En su última etapa se consagró al público adulto, dando su descarada, inconformista y entrañable visión del mundo.

Vázquez se autorretrata viviendo sin dar golpe y disfrutando de los placeres que pueda brindarle la existencia, siempre riéndose de sí mismo, de los lectores y de los editores, porque recicla sus propias ideas y reconoce abiertamente sus carencias.

De los tiempos de Editorial Bruguera, solamente Francisco Ibáñez mantuvo la popularidad, centrándose en Mortadelo y Filemón. Sin embargo, suele reconocerse a Vázquez como el genio de aquella generación de artistas. Lo que Ibáñez obtenía siendo un currante, Vázquez lo tenía como talento natural, y así lo atestiguan estudiosos y colegas de entonces. Dichas capacidades pueden admirarse en este tomo que Glénat sacó aprovechando el estreno de la película El gran Vázquez, donde Santiago Segura encarna al protagonista.

Manuel Vázquez se recuerda por anécdotas como la del funeral de su padre, la de las páginas donde solamente estaban dibujadas las esquinas, la de su habilidad para pegar sablazos… Historias que esbozan la imagen de un viva la virgen que también tuvo el valor de plantar cara a un empresariado que, en sus propias palabras, “se quedaba con la hermana de cualquiera si estaba de buen catar” (alocución con la que dejó sin palabras a Jesús Hermida). Vázquez toreó a la más poderosa entidad de un sector que no tendía precisamente a respetar a los autores, como demostrarían los procesos judiciales que finalmente ganaron autores como Ibáñez y Mora. A Vázquez lo denunció la propia Bruguera, pero fue la misma editorial la que le evitó la prisión, porque, irónicamente, era un autor clave para la empresa.

Quien lea este volumen va a conocer a un Vázquez ligeramente distinto. El trazo es el mismo de siempre o casi, ya que también se recuperan buena parte de las historias que hizo bajo el pseudónimo Sappo, que empleó al entender que el clásico By Vázquez estaba vinculado al tebeo infantil. El guion aborda temas que en las revistas de Bruguera hubieran sido impensables, porque el autor destila su carácter políticamente incorrectísimo, abordando sin complejos cuestiones en las que el autor exagera su visión de la vida.

Lo peor de Vázquez recopila seiscientas páginas de inventos inverosímiles, evasión de impuestos, ligoteo, sablazos, engaños y sexo, con momentos en los que el autor no hace ascos al humor escatológico. Todo ello, unido a las reediciones de sus trabajos en Bruguera, permite que las nuevas generaciones se acerquen a un autor cuyo talento pudo llevarle mucho más lejos, pero cuya buena vida dejó mucho más cerca de lo merecido. Las anteriores generaciones podrán sorprenderse ante este Vázquez más reciente que, pese a todo, sigue manteniendo el sabor de antaño que hará que muchos lectores esbocen una sonrisa nostálgica al identificar lugares comunes como el desierto, las aguas infestadas de tiburones o las artimañas para escapar de los lectores.

La próxima semana: Mister Morgen (2016), de Igor Hofbauer, un cómic que ofrece un inolvidable mundo distópico, formado principalmente por bloques de pisos impersonales.

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