¿Por qué se registran tantos terremotos seguidos cerca de la costa de Huelva? La razón según un experto de la UHU
El profesor de Geología de la Universidad de Huelva, Francisco Manuel Alonso Chaves, lanza un mensaje tranquilizador "lejos del alarmismo que parece habernos invadido", intentando explicar la razón por la que tienen lugar estos seísmos de manera tan frecuente. Una causa que, dice, "está justificada por el dinamismo de nuestro planeta"
Registrado un tercer terremoto de 4 grados de magnitud cerca de Huelva este miércoles: ¿Tiene relación con la DANA?
Según el Instituto Geográfico Nacional, en este último año alrededor de una decena de terremotos registrados de manera "próxima" a las costas de Huelva superaron los 3 grados en la Escala de Richter. Algunos de ellos se sintieron entre la población y otros no. El más significativo fue el ocurrido el pasado 26 de agosto. A las 6:11 de esa mañana numerosos vecinos de la provincia de Huelva sintieron los temblores. Tal y como reflejaba el IGN, fueron causados por un terremoto de magnitud 5,5 en la escala Richter en el Atlántico, al sur de la capital de Portugal, en Lisboa. El organismo señalaba que el seísmo se produjo a 28 kilómetros de profundidad y se sintió en varios puntos de España, especialmente en Huelva, y en Marruecos. Los mayores efectos del terremoto se sintieron en la zona más próxima a la frontera lusa, concretamente en Jabugo, Cortegana, Aroche, Villablanca, Cartaya, San Juan del Puerto, Lepe y Aljaraque, todas ellas en grado III, tal y como recogía el propio Instituto Geográfico Nacional.
Poco después, en la madrugada del 24 de octubre, se registraban dos nuevos terremotos frente al cabo San Vicente. El primero, ubicado en las Azores-Cabo de San Vicente, con una magnitud de 4,7 grados en la escala de Ritcher y una profundidad de 25 kilómetros bajo el mar. El segundo, se producía en el Cabo San Vicente, con una magnitud de 3,8 y una profundidad de 35 kilómetros.
Días más tarde, el 13 de noviembre, el IGN registraba un nuevo terremoto de 4 grados de magnitud con epicentro en las Azores-Cabo de San Vicente, a una profundidad de 18 kilómetros. Se trataba del tercer seísmo que tenía lugar cerca de la Costa onubense en tan solo una semana. De hecho, el 12 de noviembre el IGN indicaba otro de 3,7 grados de magnitud con epicentro en el Golfo de Cádiz, a una profundidad de 17 kilómetros. Y el 6 de noviembre otro, con unas coordenadas similares y con el epicentro a una profundidad de 34 kilómetros.
A pesar de que ninguno de los registrados después de agosto se sintieron entre la población, los últimos causaron cierto revuelo, ya que coincidieron con la incertidumbre que se vivió tras la catástrofe provocada por la DANA en el Levante español. Algo a lo que los expertos respondían asegurando "que eran dos fenómenos distintos que no guardaban relación".
Pero aunque estos han sido algunos de los terremotos más sonados en los últimos tiempos, no han sido los únicos. De hecho, tal y como aclara el profesor de Geologogía de la Universidad de Huelva, Francisco Manuel Alonso Chaves, en esas zonas se originan terremotos casi a diario, pero de una magnitud menor.
Pese a ello, el experto lanza un mensaje tranquilizador "lejos del alarmismo que parece habernos invadido", intentando explicar la razón por la que tienen lugar estos seísmos de manera tan frecuente. Una causa que, dice, "está justificada por el dinamismo de nuestro planeta".
¿Por qué ocurren terremotos de manera tan frecuente?
Desde las Islas Azores hasta el Estrecho de Gibraltar existe una importante zona de fractura conocida como la Falla Azores-Gibraltar (o la Zona de Fractura Azores - Gibraltar). El hecho de hablar de una zona es porque la deformación se concentra en una banda sísmica, es decir, no está concentrada en una única superficie. "Es una zona tectónicamente compleja. Analizada en su conjunto, se trata de una importante falla transformante conocida desde hace tiempo por los geólogos y geofísicos".
En el entorno de dicha falla hay grandes relieves submarinos, como el Banco de Gorringe o el Coral Patch, por ejemplo. Tales montañas submarinas tienen a su alrededor unas zona planas, que coinciden con las zonas de mayor profundidad, conocidas como llanuras abisales (la del Tajo o de La Herradura). Esos relieves representan la evolución geodinámica de una zona tectónicamente activa. De tal manera, que la zona de fractura ha sido interpretada como el límite tectónico entre dos placas litosféricas: Eurasia (al norte) y África (al sur). -Un límite representado con una línea amarilla que se observa en el mapa-. "Se trata de una de las fallas más importantes de nuestro planeta, es una falla activa, y está formada por diferentes segmentos, de tal manera que el trazado de la misma puede decirse que es oeste - este, aproximadamente. Puede observarse que a lo largo del trazado se producen cambios bruscos de orientación, y en esas zonas el escenario tectónico es más complejo y claramente diferente de aquellos tramos con una orientación preferente Este- Oeste.
A lo largo de dicha falla se producen diariamente terremotos de baja magnitud, y a veces los sismos alcanzan valores con una magnitud moderada. Excepcionalmente, esos terremotos alcanzan una magnitud elevada como el que ocurrió el 28 de febrero de 1969 (de 8 grados de magnitud) o el que originó el terremoto de Lisboa (de 8,5 grados).
Terremotos registrados durante el 12 y 13 de noviembre del 2024
En relación a los últimos terremotos originados durante los días 12 y 13 de noviembre, el experto aclara que fueron terremotos ubicados en la citada zona de fractura (como todos los días), si bien, uno de ellos -el del 12 de noviembre- tuvo su origen en la corteza continental de la Placa Euroasiática, en el entorno del Banco del Guadalquivir y relativamente cerca del litoral onubense. Y el terremoto del 13 de noviembre de 2024 tuvo lugar a 690 km de la ciudad de Huelva, en la placa africana. El desplazamiento relativo hacia el este de la Placa Euroasiática respecto a la Placa Africana, se canaliza a lo largo de la zona de fractura citada, y la sismicidad se distribuye de manera difusa y de forma paralela a dicha falla.
"El escenario tectónico que hay en la zona del foco sísmico bajo el Océano Atlántico, a casi 700 km de la ciudad de Huelva, es completamente diferente del que existe en el margen septentrional del Golfo de Cádiz". En el primer caso, se trata de dos litosferas oceánicas, que se desplazan en el mismo sentido de las agujas del reloj y en el caso de los focos sísmicos cercanos a Huelva, son deformaciones (fracturas de tipo falla) que se propagan a lo largo de rocas de naturaleza continental, que tratan de acomodar una deformación en la que influye la proximidad del Arco de Gibraltar.
En ambos casos, la superficie de fractura y/o el desplazamiento originado en los últimos seismos del mes de noviembre, fueron algo más grandes que la mayoría de fracturas que se producen de forma diaria. "Este tipo de deformaciones sísmicas deben ser entendidas como situaciones en donde las rocas alcanzan unas condiciones límite ante los esfuerzos que deben soportar, en relación con el dinamismo de nuestro planeta", aclara. De tal manera, que después de almacenar energía -a lo largo de ciertos periodos de tiempo- se libera dicha energía, lo que se traduce en la rotura de las rocas y la propagación de una deformación elástica en forma de ondas sísmicas.
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