Cuatro años de prisión por agredir a dos enfermeros en un centro de salud de Palos
El autor de los hechos, ocurridos en Palos, deberá ingresar en la cárcel al tomar en cuenta el agravante la reincidencia y los antecedentes
Es la sentencia más grave dictada en Huelva
Huelva/El autor de una agresión a dos enfermeros ocurrida en el centro de salud de Palos, deberá ingresar en prisión después de haber sido condenado a 3 años y 10 meses por parte del Juzgado de lo Penal numero 2 de la Audiencia Provincial de Huelva, en dos penas de atentado contra agente de la autoridad y lesiones, agravada con los antecedentes por hechos similares. Se trata de la pena más alta interpuesta por este tipo de actuaciones desde el endurecimiento en la aplicación de las mismas, ya que según confirmaron fuentes de la Delegación de Salud a Huelva Información, el año pasado sus servicios jurídicos consiguieron dos sentencias condenatorias, una por atentado contra la autoridad y otra por lesiones leves; ninguna de las mismas, conllevó el ingreso en prisión de sus autores.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Huelva Información, declara como hechos probados que el 23 de julio, a las 11:10 horas, el acusado, identificado como A. P. M. con antecedentes penales, se personó en las dependencias de del centro de Salud de la localidad de Palos, acompañando a su madre. Disconforme con la actuaciones de los enfermeros del centro público, el acusado golpeó con un fuerte manotazo en la mesa que le separaba de los enfermeros, tras lo que pretendió abalanzarse sobre uno de ellos.
Ante la actuación del acusado “uno de los enfermeros trató de sujetarlo, mientras que el otro bordeó la mesa y se acercó a él para sujetarlo, tratando ambos de inmovilizarle hasta que los tres cayeron al suelo, donde el acusado seguía lanzando patadas y tratando de morderles hasta que lograron sujetarlo”
Después de varios minutos se incorporaron, pidiendo el acusado que lo soltaran porque iba a abandonar las dependencias. En ese momento dejaron de sujetarlo, momento que aprovechó para propinar un fuerte puñetazo en la cara a un enfermero, volviendo a ser sujetado con la ayuda de otros trabajadores que se personaron por los gritos, volviendo a inmovilizarlo en el suelo hasta que llegó la Guardia Civil”.
Un enfermero presenta un fuerte “codazo en el costado y varias lesiones (arañazos en cuello y antebrazo, fractura de arco costal y cervicalgia); el otro facultativo fue arañado y golpeado en la mandíbula y presenta heridas con inflamación de mandíbula, laceración en cuello y herida en la mano de las que curó con primera asistencia en 15 días”.
Por su parte, y con motivo de los esfuerzos de los enfermeros y otros para inmovilizar al acusado en el suelo e impedir que continuara agrediendo, el propio acusado padeció inflamación en labio, hematoma en brazo y arañazo en hombro”. En la sentencia se recoge que éste padece un trastorno en el control de impulsos, sin que conste que en el momento en que se produjeran los hechos sus facultades volitivas e intelectivas estuvieran afectadas”.
Las pruebas practicadas en sede judicial rechazan la versión del acusado que sostenía que fue agredido por los enfermeros, algo que únicamente fue refrendado por el testimonio de su madre que se encontraba con él y que la sentencia califica como “inverosímil”. No obstante las declaraciones tanto de los agredidos como algunos de los trabajadores del centro sanitario que llegaron justo en el momento en el que el acusado golpeó con un fuerte puñetazo a uno de los enfermeros, fueron más que suficientes para enervar la presunción de inocencia y “estimar íntegramente la tesis acusatoria del ministerio fiscal y la acusación particular”.
Así la condena establece dos años de prisión por un delito de atentado y un año y diez meses por un otro de lesiones, además de las indemnizaciones de 2.170 y 1.080 euros a cada uno de los enfermeros a los que agrediera. Para ello tuvo en cuenta “la reincidencia en los delitos habida cuenta de sus múltiples antecedentes penales”.
Salud aplaude la pena impuesta en la sentencia
La delegada territorial de Salud y Familias de Huelva, Manuela Caro, mostró su satisfacción por la sentencia, que está convencida que va a contribuir a dignificar el trabajo de los profesionales sanitarios, ya que deja muy claro que este tipo de agresiones no salen gratis. La responsable provincial quiso recordar que los profesionales sanitarios tienen consideración de autoridad cuando están ejerciendo sus funciones, lo que supone un gran paso adelante, ya que las consecuencias penales son mucho más graves. Además, destacó el esfuerzo que está realizando la Consejería de Salud y Familias en este ámbito, con la creación de un nuevo plan de prevención y atención que se encuentra ya en fase de elaboración.
“Los enfermeros son agentes de la autoridad”
El principal aspecto que se tiene en cuenta en la sentencia para llegar a imponer la pena de prisión, es la consideración de los enfermeros como agentes de la autoridad, algo que “exige la función pública en su concepto más amplio, es decir, en el que se encuentre desarrollando las funciones propias del mismo, sin notoria extralimitación, ya que tal carácter impediría la protección de dicho precepto”. En este sentido, el tribunal reconoce que “se necesita un acto típico como el empleo de la fuerza o la intimidación grave”, a lo que se añade en este caso, por un lado el perfecto conocimiento que el acusado tenía de la función de autoridad de las personas a las que agredió, así como su intención de “ofender o denigrar a la autoridad, o desconocer el mismo”. Esa autoridad, según una sentencia del Supremo se sustenta en la realización de un acto “que tiene finalidades públicas y no privadas, dirigidas al bien común”, una sentencia que crea jurisprudencia en todos los casos.
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