Psicología y Salud: Dolor por una mascota

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El fallecimiento por la pérdida de un animal puede ser muy traumático por los vínculos afectivos tan profundos que llegamos a tener con él

Psicología y Salud: Ser nuestro mejor amigo y compañía

Un hombre abraza a su perro.

Todas las personas que tienen un animal de compañía, una mascota, tarde o temprano tienen que enfrentarse y superar el duelo por dicha mascota. Este fallecimiento, ya sea por un accidente, una enfermedad grave o muerte natural, puede ser muy traumático para personas de todas las edades, tanto adultos como niños. Por ejemplo, vivir el momento del accidente o tener que tomar la difícil decisión de dormir a tu mascota son experiencias especialmente dolorosas.

Cuando se produce el fallecimiento de una mascota, suelen ser animales con los que mantenemos vínculos afectivos profundos, por lo que esta pérdida resulta extremadamente dolorosa. Consideramos a nuestras mascotas como compañeros leales que nos dan amor incondicional y, con frecuencia, se convierten en una parte imprescindible de nuestro día a día. Al fallecer, debemos enfrentarnos al duelo y a la tristeza de su ausencia, una experiencia que puede ser tan intensa como la pérdida de un ser querido. Aunque todavía hay personas que minimizan este dolor, es fundamental reconocer y validar este sufrimiento, permitirnos sentir el dolor y recordar los momentos felices vividos juntos.

Para muchas personas, las mascotas son más que simples animales de compañía; son parte de la familia. La intensidad del duelo puede depender de factores como la duración de la convivencia o la cercanía emocional con la mascota. Por ejemplo, un animal con el que se convive durante 16 años dejará una huella mucho más profunda que uno con el que se compartieron 4 años. Además, los niños que han crecido con una mascota suelen haber compartido momentos buenos y malos con ella, por lo que su pérdida puede activar miedos relacionados con la conciencia de la muerte. En estos casos, es crucial ser claros con los niños y no mentirles. Decir la verdad sobre el fallecimiento de la mascota puede ser su primer contacto con el concepto de muerte, ayudándoles a aprender a gestionarlo.

Para quienes viven solos, la pérdida de una mascota puede ser especialmente dura, ya que esta suele ser su principal fuente de afecto y compañía diaria. Viudos, solteros o divorciados que han encontrado en sus mascotas una gran conexión emocional pueden experimentar una sensación de enorme soledad tras esta pérdida.

Las mascotas nos aportan obligaciones, pero también cariño incondicional, compañía constante y alegría diaria. No entienden de cambios de humor ni del mal tiempo; para ellas, siempre es un buen día.

La forma en que ocurre la pérdida también influye en la intensidad del duelo. Una muerte repentina puede ser más dolorosa que la causada por una larga enfermedad, ya que en el segundo caso hay más tiempo para asimilar la situación y, aunque sea difícil, tomar la decisión de poner fin al sufrimiento del animal.

El duelo por una mascota implica también cambios en la rutina diaria, como dejar de salir a pasear, no tener la compañía al comer o perder los encuentros habituales con vecinos que también tienen animales. En los niños, esto es especialmente significativo, ya que muchas veces participan activamente en el cuidado de la mascota, lo que amplifica su sensación de pérdida.

El duelo se manifiesta de formas diferentes en cada persona. Para algunos, puede durar unas 10 semanas, mientras que para otros puede extenderse durante meses o incluso años, llegando a provocar una depresión. Por eso, muchas personas afirman que no volverán a tener otra mascota para evitar revivir esa experiencia, mientras que otras encuentran consuelo al adoptar un nuevo animal, lo que puede ser una buena opción para llenar ese vacío emocional.

Algunas personas experimentan una fase de negación, en la que les cuesta aceptar que no volverán a ver a su mascota. Otras sienten culpa, preguntándose si podrían haber hecho algo más o tomado mejores decisiones, como buscar otro veterinario.

Es crucial validar el duelo por una mascota, tanto en adultos como en niños, ya que se hace más difícil cuando los demás minimizan el dolor con frases como: “No es para tanto” o “Era solo un perro, ya estaba viejo”. Estas palabras generan tristeza y enfado, invalidando los sentimientos de quien está pasando por esta experiencia. Si no encuentras apoyo en tu entorno cercano, busca grupos de duelo o personas que comprendan y empaticen con tus emociones. Escribir sobre tus sentimientos también puede ayudar a liberar ese dolor.

Respecto a los objetos de tu mascota, como su cama, juguetes o comederos, puede ser mejor donarlos a un refugio de animales o regalárselos a alguien que los necesite, en lugar de quedarte anclado en esos recuerdos. Guardar una foto o un objeto especial es positivo, pero mantener demasiados elementos puede dificultar la superación del duelo.

No te avergüences de tu tristeza ni de cómo te sientes tras la muerte de tu mascota. Si sientes que no encuentras apoyo suficiente, acude a un profesional o conecta con personas que hayan vivido situaciones similares. Permítete sentir todas tus emociones, recordar los buenos momentos y avanzar poco a poco en el proceso de aceptación.

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