Psicología y Salud: El exceso de empatía es una autodestrucción

Todo está en tí

Una actitud empática es clave para construir y mantener relaciones porque nos permite conectar con los demás a un nivel más profundo

Psicología y Salud: El síndrome del niñ@ buen@

Un grupo de personas dormidas.
Un grupo de personas dormidas.

Lo primero sería definir el concepto de empatía. La empatía es la capacidad que tenemos para percibir sentimientos, pensamientos y emociones de los demás. También implica entender el punto de vista de otra persona, aunque no sea el mismo que el nuestro, lo que solemos conocer como "ponernos en el lugar del otro". Es cierto que esta capacidad es fundamental a la hora de relacionarnos, ya que la habilidad de colocarse en el lugar del otro es una de las funciones más importantes de la inteligencia emocional. Como decía A. Cury, "demuestra el grado de madurez del ser humano".

La empatía es clave para construir y mantener relaciones, ya que nos permite conectarnos con los demás a un nivel más profundo, fortaleciendo la autoestima y el propósito de vida.

Sin embargo, el problema del exceso de empatía es que, si vemos sufrir a otras personas, puede resultar angustiante e incluso provocarnos problemas de salud mental. Cuando priorizamos las emociones de los demás por encima de las nuestras, nos perjudicamos.

Ser una buena persona es positivo y útil, pero, como en todo, los excesos no son buenos. Lo ideal es encontrar un término medio. Es cierto que, en la sociedad actual, la empatía se ha ido perdiendo; es decir, cada vez hay menos amabilidad y consideración hacia los demás. No obstante, todavía hay personas que la mantienen.

Tipos de empatía

Podemos hablar de tres tipos de empatía:

  1. Empatía afectiva: "Yo siento lo que tú sientes". Es la capacidad de percibir las emociones y sentimientos de la otra persona y, además, sentir compasión por ella.
  2. Empatía cognitiva: "Entiendo o comprendo lo que estás pasando". Es más bien una habilidad, ya que nos permite conocer el estado mental del otro. Sabemos cómo se siente y lo comprendemos.
  3. Hiperempatía o exceso de empatía: Es un problema. No solo sentimos lo que otros sienten, sino que lo sufrimos como si fuera nuestro. Esto puede generar un dolor físico, angustia y una falta de límites emocionales, lo que nos lleva a estrés, ansiedad y un bajo estado de ánimo.

Consecuencias de la hiperempatía

Si ponemos dos ejemplos de hiperempatía, podemos ver:

  • Ejemplo 1: Ver sufrir a alguien nos afecta tan intensamente que interfiere en nuestro día a día.
  • Ejemplo 2: Dificultad para rechazar peticiones o decir que no a un favor. No hay problema en ayudar, pero la hiperempatía hace que nos sintamos incapaces de negarnos, dejando que los demás controlen nuestro tiempo y nuestras decisiones.

Las personas con hiperempatía suelen ser muy dependientes, ya que intentan resolver todos los problemas de los demás para reforzar su imagen de persona valiosa y necesaria. Su única forma de validarse es haciendo favores constantemente. Si alguien les dice que no necesita su ayuda, se sienten rechazados y heridos.

Además, suelen ser proteccionistas, impidiendo la autonomía de los demás. Otro dato importante es que el exceso de empatía genera resentimiento, ya que estas personas esperan que los demás actúen como ellos. Esto los lleva a sentirse decepcionados, aislándose por la frustración y la rabia.

La clave: controlar nuestras emociones

En un exceso de empatía, lo que hay es una falta de control emocional. No solo queremos ayudar, sino que asumimos los problemas ajenos como nuestros. Esto priva a la otra persona de gestionar su vida y sus frustraciones. En nuestra intención de evitarle el dolor, le impedimos crecer y madurar.

Muchas personas se enorgullecen de ayudar a los demás, pero si indagas un poco más, terminan admitiendo que se sienten agotadas de estar pendientes de todos. Aun así, sienten que es su obligación, ya que de lo contrario creerían que están siendo egoístas o que no quieren a los demás.

Es un concepto educacional: nos han enseñado que, si nos ocupamos de nosotros mismos, somos egoístas o desconsiderados. Sin embargo, hay que ser empático y ayudar dentro de unos límites. La clave está en que esa ayuda no nos cause daño, ni implique abandonar nuestros propios intereses en favor de los demás.

stats