Un psiquiatra del JRJ sienta las bases jurídicas y médicas de la conducción bajo los efectos de los psicótropos
Álvaro Moleón, junto a Juan Carlos Fuertes y José Luis Rodríguez, advierte en 'Psicótropos y conducción de vehículos a motor' de la "importancia" de comunicar el consumo de tales sustancias
Huelva/La conducción de vehículos a motor bajo la influencia de medicamentos denominados psicótropos –tranquilizantes, antidepresivos, antiepilépticos, antipsicóticos o eutimizantes, entre otros– prescriptos en la medicina de atención primaria y especializada es un acto más habitual de lo que parece. De hecho, los expertos en la materia apuntan a que alrededor de un 25% de la población los ingiere con cierta frecuencia. No obstante, sobre la citada cuestión se produce un conflicto, en tanto que el ordenamiento jurídico impide la conducción bajo la influencia de tales sustancias.
Bajo el título Psicótropos y conducción de vehículos a motor y con ánimo de "sentar las bases jurídicas y médicas" en este punto, el psiquiatra del Hospital Juan Ramón Jiménez, Álvaro Moleón Ruiz, junto a su compañero de profesión, Juan Carlos Fuertes Rocañín, y el magistrado, José Luis Rodríguez Lainz, ha confeccionado una serie de pautas médico-legales que evitan el conflicto derivado de conducir bajo los efectos de dichas sustancias.
Una de las cuestiones sobre las que pone el foco esta obra es la relativa a la "necesidad de comunicar el consumo esporádico o habitual de los psicofármacos" en la obtención o renovación de los permisos de conducir, un hecho "que muchos ocultan por miedo a no obtenerlos", señala Álvaro Moleón a esta redacción. En este sentido, el psiquiatra del Hospital Juan Ramón Jiménez advierte de que "esto puede generar problemas en el caso de que se produzca un siniestro, en tanto que la compañía aseguradora puede alegar que la conducción se realizó bajo la influencia de las citadas sustancias y, por tanto, puede eximirse de cubrir el seguro".
El consumo de todos los medicamentos psicótropos debe realizarse "siempre" con prescripción médica. Así, el médico prescriptor será quien informe al conductor de las limitaciones que puede traer consigo la conducción bajo los efectos de tales sustancias, además de ser quien "corrobore que no se producen efectos adversos que deriven en problemas de conducción". El período para cerciorarse de que dichas secuelas no aparecen es de unas tres o cuatro semanas, "imprescindibles", según Moleón, para "diagnosticar problemas de reflejos, somnolencia o alguna otra consecuencia". No obstante, este profesional asegura que en la mayoría de los casos los efectos adversos aparecen "antes de los diez días".
Del mismo modo, el hecho de consumir psicofármacos sin receta médica "no exime al conductor de su responsabilidad en caso de accidente", recuerda Álvaro Moleón, quien advierte "de la cantidad de personas que los ingieren, bien porque se los cogen a familiares o amigos, bien porque se hacen con ellos a través del mercado negro", dado que "las farmacias no los venden sin receta médica".
Otro de los problemas que acarrea la conducción bajo la influencia de los psicofármacos "sin la debida comunicación" es la sanción que puede imponer un agente de tráfico si en un control el conductor da positivo por un fármaco. En este caso, Moleón explica que si el medicamento está prescripto por un médico "no hay lugar para la sanción". Por ello, el conductor debe llevar en su guantera un informe médico, preferiblemente de un psiquiatra, en el que "se explicite que las aptitudes del mismo no se ven afectadas por los psicofármacos".
En esta línea, la obra persigue también acabar con el "tabú" que les supone a las personas comunicar que reciben un tratamiento prescripto por un psiquiatra o psicólogo. "Es una situación más frecuente de lo que parece y nos tenemos que abrir como sociedad y entenderlo", considera el psiquiatra del hospital onubense. Además, insiste en que los tratamientos "bien prescriptos" hacen que una persona que toma psicótropos "conduzca del mismo modo que alguien que no los toma, o incluso mejor".
De otro lado, Álvaro Moleón advierte a la población de la "enorme diferencia" entre psicofármacos y sustancias tóxicas –cannabis, alcohol, heroína o anfetaminas–, "las cuales son las principales causantes de los accidentes en la mayoría de las ocasiones".
Precisamente, la mencionada publicación realiza una valoración de las pruebas de detección de drogas, calificadas "como un tanto desfasadas por los falsos positivos que dan". En este sentido, manifiesta que "el cuerpo necesita una semana para eliminar sustancias como la cocaína, por lo que si una persona consume un viernes puede dar positivo un miércoles". Por ello, Moleón y su compañeros solicitan, a través de su obra, "la presencia de personal sanitario junto a las fuerzas de orden público, dado que es necesario para corroborar que un conductor está realmente afectado por sustancias tóxicas".
Psicótropos y conducción de vehículos a motor, que fue publicado a finales del pasado año, ha gozado de una gran acogida, sobre todo, entre los profesionales del derecho, de la medicina y los agentes de tráfico". El motivo radica, según sus escritores, en "que trata una cuestión sobre la que había muy poco escrito".
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