La influencer de Huelva Raquel Alvarado: "No me da miedo mostrar mi fe en Dios en las redes sociales"

La onubense rompe moldes demostrando que pertenecer a un movimiento religioso, ser la mayor de seis hermanos y casarse a los 23 también puede triunfar en el universo de Internet

La onubense Raquel Alvarado comienza el empleo del verano en el Tui Blue Isla Cristina

Raquel Alvarado, la influencer de Huelva que triunfa en redes sociales mostrando sus creencias religiosas / Fran Álvarez

Unas 16.000 personas siguen en redes sociales a la onubense Raquel Alvarado. La influencer se dio a conocer a nivel nacional e internacional tras ganar uno de los concursos más populares del verano hace un año. Compitió entre 5.000 creadores de contenido de todo el mundo para ser clienta vip de un hotel de lujo en Isla Cristina cobrando 2.000 euros al mes y compartiendo su día a día en sus perfiles.

Actualmente, miles de usuarios siguen el estilo de vida de Alvarado a través de Instagram, Facebook y TikTok no solo por sus looks y sus colaboraciones con marcas, sino por la valentía con la que la joven hace gala de sus firmes creencias religiosas a través de sus publicaciones. La onubense rompe moldes demostrando que pertenecer a un movimiento religioso, ser la mayor de seis hermanos y casarse a los 23 también puede triunfar en el universo de Internet. La naturalidad, el trabajo y la positividad definen a una joven que, a pesar de triunfar en los medios sociales, tiene claro que Instagram "tiene fecha de caducidad y que estamos ante un cambio inminente de tendencias donde las nuevas generaciones no comparten tanto contenido en las redes porque ya lo han visto todo".

-¿Cómo y cuándo comenzó a ganar seguidores en Instagram?

-Yo llevo alrededor de seis años en las redes sociales y al principio no me lo tomaba como una plataforma con la que transmitir un mensaje a la gente, sino más bien como un pasatiempo con el que desconectaba de mis obligaciones. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que tanto en Instagram como en TikTok habían muy pocos perfiles que ofrecían un contenido de interés, más allá de la información cultural, informativa o temática de los distintos medios. Me empezó a llamar la atención cómo algunas personas, en mitad de las vidas perfectas y de revista que suele mostrarse en las redes, enseñaban también su manera de afrontar los problemas del día a día, su visión de luchar contra las adversidades y su filosofía para encarar los problemas. Eso me gustó y empecé a darle la vuelta a mi propio perfil. Intenté orientarlo a un público al que verdaderamente le interesara lo que yo subía y que no fuera tan superficial. Quise compartir lo que pasa realmente en la vida de las personas. En mi caso, los problemas que tuve con la alimentación, mis inquietudes o mis creencias religiosas.

Me llama la atención cómo algunas personas, en mitad de las vidas perfectas y de revista que suele mostrarse en las redes, enseñan también su manera de afrontar los problemas del día a día

-¿Quiénes han sido sus referentes en el universo de Internet y las redes sociales?

-A mi me ayudó mucho la dietista e influencer Elisabet Valera, ya que con sus consejos en Instagram pude superar mis problemas con la comida y dejar de verla como mi enemiga. Aprendí a aceptarme. También Carla Restoy-Barrero fue para mi una inspiración, gracias a su particular forma de mirar el mundo con las gafas de la fe o de entender la familia.

La onubense Raquel Alvarado / Fran Álvarez

-Entonces, ¿Qué características diría que tiene que tener un influencer?

-La primera sería la honestidad, porque hoy en día se vende cualquier cosa en las redes sociales, sea bueno o malo para la salud, incluso. Prima quién lo anuncia, a veces por encima de la calidad del producto o servicio. Además esa persona ha de mostrar su realidad poniendo los límites que él quiera. Parece que un influencer está condenado a ser una persona pública y hay partes de la vida que yo considero que no son negociables. Por ejemplo, me he casado hace unos meses y antes de la boda creía que iba a hacer negocio con ello, en cuanto al vestido, los preparativos, la ceremonia, la evolución de la casa... sin embargo, cuando me vi en situación me di cuenta de que eso no era para mí, que mi privacidad está por encima. Considero que esa parte de pudor es indispensable tenerla en la vida y también en las redes y es una característica primordial para un líder de opinión o un influencer que yo seguiría.

Es indispensable tener una parte de pudor en las redes. Hay partes de mi vida privada que no son negociables

-¿Es fácil vivir de Instagram hoy en día?

-Es cierto que Instagram es un poco frustrante hoy en día. Tú intentas llegar a la gente pero hay mucha competencia, por lo que tienes que marcar mucho tu sello personal y afinar para que tu historia enganche. Comprar seguidores lo puede hacer cualquiera. Que te sigan realmente por lo que publicas es el desafío.

-¿Qué cree que despierta en sus seguidores?

-Algo diferente a lo que normalmente se ve en redes de manera masiva. Procuro mostrar mi realidad con mis problemas y alegrías desde un punto de vista en concreto y una manera propia de ver la vida. Yo creo que mi vida es como es gracias a mis creencias. Hoy en día cualquiera puede compartir una foto en biquini, pero yo intento ir más allá. Siempre digo que yo nunca sería lo que soy sin el de arriba. Siempre tengo presente a Dios en mis publicaciones y lo incluyo en mi día a día. Pienso que eso puede enganchar. En una sociedad donde ahora mismo no se cree en nada pienso que yo tengo mucho que aportar. Incluso a la gente le llama la atención mi vida.

En una sociedad donde ahora mismo no se cree en nada pienso que yo tengo mucho que aportar

-Todos tenemos una historia y esta es la base del éxito en Instagram ¿Cuál es la historia de Raquel Alvarado?

-Soy la mayor de seis hermanos. Me he criado en el seno de una familia cristiana que pertenece al Camino Neocatecumenal (movimiento religioso dentro de la Iglesia) y con la que he aprendido a tener una fe que hoy dirige mi vida. A pesar de tener solo 23 años acabo de casarme con Víctor y no tengo miedo de contarle a todo el mundo lo feliz que soy a pesar de las imperfecciones y de los problemas de la vida gracias. Soy alguien que tiene muchos propósitos, que quiere cumplirlos, lucha por ellos y a la que le encanta pensar que también ayuda a los demás a hacerlo. Tan solo soy una persona normal que cree firmemente en Dios y que tiene la valentía de mostrarlo, en este caso, a través de las redes sociales. Algo atípico o poco habitual en la imagen habitual que se puede tener de un influencer al uso.

Tan solo soy una persona normal que cree firmemente en Dios y que tiene la valentía de mostrarlo, en este caso, a través de las redes sociales

-Es curioso, porque parece que hoy en día mostrar las creencias religiosas en las redes no está de moda. Sin embargo, usted ha hecho de eso su sello marcando la diferencia

-Así es, porque en medio de las estrecheces, de los problemas, de la enfermedad o de la falta de dinero he visto que a mi familia y a mí nunca nos ha faltado nada y eso intento transmitir. Mucha gente me dice que nosotros, como creemos en Dios estamos cegados o no somos conscientes de los problemas de la vida. Por ejemplo, desde que era pequeña la gente me miraba por la calle al ser tantos hermanos y con edades tan parecidas. Nos llamaban locos por ser una familia tan numerosa y creer en un Dios que no existe. Y yo respondía que si finalmente Dios no existe, yo tengo la certeza de que en medio de los problemas graves de la vida, siempre he visto que en medio del sufrimiento cotidiano que a todos, por ley de vida, nos acompaña en algún momento, el cristiano es aquel capaz de aceptarlo y ser feliz, a pesar de los problemas. Ese es el eje principal de mi vida, principalmente porque la primera que necesita creérselo soy yo. Porque la primera que necesita escuchar que tiene mucho que agradecer soy yo.

Raquel Alvarado: "No me da miedo mostrar mi fe y mis creencias religiosas en las redes sociales" / Fran Álvarez

-Aunque también le habrán llovido las críticas

-Lo bueno y lo malo de tener redes sociales es que cualquiera puede destruir o halagar sin remordimientos. No considero que sea valiente por mostrarme como soy realmente, porque todo el mundo lo puede ver al observarme por la calle. Pero sí es verdad que las opiniones llegan más directas a través de Internet. Mucha gente me ha escrito para decirme que me han lavado el cerebro o para criticarme de manera dañina. Nunca entenderé esa forma de atacar, porque yo simplemente doy mi opinión. Me da rabia que quienes piden que exista cada vez más libertad sean muchas veces los que más reprimen formas de pensar como la mía. Desde pequeña he tenido que ser valiente y hacer frente a los comentarios de los compañeros al ver que en casa éramos tantos hermanos. A día de hoy no me duele, pero sí valoraría que la gente fuera más tolerante. Con el tema de los hijos es igual. La gente me pregunta si yo tendré tantos como mis padres y a veces algunos lo hacen de una manera incluso hiriente. Para mí mi familia es lo mejor que tengo pero no me proyecto nada, vivo en el presente. Sí me gustaría tener una familia numerosa porque mis hermanos me han enseñado a vivir como lo hago hoy. Por eso estoy dispuesta a aceptar y a abrazar lo que venga, ya sea un hijo, cinco o ninguno.

Lo bueno y lo malo de tener redes sociales es que cualquiera puede destruir o halagar sin remordimientos

-Su popularidad creció como la espuma el pasado verano, cuando ganó del famoso concurso del hotel Tui Blue Isla Cristina Palace. Su nombre sonó a nivel internacional y no es de extrañar. Cobrar 2.000 euros por ser clienta vip de un hotel de lujo es un empleo que todos querrían, ¿o no?

-El año pasado mi perfil se dio a conocer gracias a ese concurso. Yo contaba con un número modesto de seguidores, que se pasaban por mis redes para leer los textos de mis fotos en los que reflexionaba sobre situaciones y contaba cómo me sentía. Mi objetivo era, al igual que ahora, generar contenido de valor e intentar que la otra persona se sintiera mejor con mis publicaciones. Aunque tenga miles de seguidores, si ayudo a una sola persona a sentirse bien creo que he cumplido mi misión. Y con esa premisa me presenté hace un año al concurso de creadores de contenido del Tui Blue Isla Cristina. Un concurso al que se presentaron más de 5.000 personas en todo el mundo para alojarse en un hotel de cinco estrellas durante un mes del verano, cobrando, además, 2.000 euros por contar su experiencia en redes sociales desde dentro. Yo me apunté sin ninguna pretensión y mucho menos pensando que iba a ganar, ya que competía con gente que aglutinaba en sus redes millones de seguidores. Pero por capricho del destino, un buen día me vi entre las cuatro finalistas. Ahora, pensándolo, creo que valoraron mi amor por Huelva y mi apuesta por la provincia. Algo que siempre he defendido en fotos y publicaciones. Además de mi sinceridad y mi naturalidad.

Estuvimos un fin de semana entero las cuatro finalistas conviviendo con el equipo directivo del hotel para que terminaran de decidir quiénes se quedarían en el puesto del verano, con el que habían soñado miles de personas. Nos ponían a prueba haciéndonos todo tipo de preguntas y exponiéndonos a diferentes situaciones para conocer nuestras reacciones. Y hoy, todavía no sé la razón exacta por la que se decidieron por mí. Aunque tengo claro que el trabajo y el compromiso que siempre pongo en todo también jugaron un papel muy importante.

-¿Cómo vivió la experiencia de alojarse en un hotel de lujo siendo la influencer del momento?

-Lo recuerdo como una explosión mediática. Me entrevistaron todos los canales y medios de comunicación nacionales. Al principio me sorprendió mucho el alcance, así como los buenos y malos comentarios que también llegaban provocados por las envidias. Pero gané miles de seguidores y fue una experiencia muy especial. Con todo, no sé si volvería a repetir lo mismo dos veces. En lo profesional fue un gran empujón, pero en lo personal también fue duro. Yo soy la mayor de seis hermanos, vivía con ellos y mis padres. Éramos ocho y pasé de eso a estar durante un mes sola. Disfrutaba de aquello, que era todo un lujo, pero el no poder compartirlo con los míos fue lo más complicado, a pesar de que los compañeros y el equipo del hotel fueron increíbles y recibí un trato fue extraordinario.

-Gracias a ganar ese concurso hoy se dedica a algo que le llena, aunque paradójicamente no son las redes sociales

-Hoy en día trabajo en una agencia de viajes en Huelva. Lo considero muy vocacional, aunque a algunos no pueda parecérselo. Antes me dedicaba a la formación para el empleo y conocí la otra cara. Mis clientes eran personas en riesgo de exclusión, que habían abandonado los estudios... gente que, en definitiva, me ha enseñado más a mí que yo a ellos. Y ahora estoy en el lado opuesto. Mis clientes tienen un perfil medio alto, con otro nivel de vida, buscan el ocio y ahora estoy probándome, a ver qué es lo que me hace más feliz, viendo qué trabajo saca lo mejor de mí. Aún soy joven y me queda mucho camino por recorrer. Lo que sí tengo claro es que de momento no me quiero dedicar en exclusiva a las redes sociales porque son muy sacrificadas. Además, siempre pienso que llegará un día en el que las redes ya no sean una salida laboral, que pierdan auge y que lo que ahora da dinero a muchas personas, deje de darlo tarde o temprano.

Yo siempre he usado las redes de manera complementaria a mi trayectoria profesional. Primero, para evadirme de mi oposición en los ratos libres, ya que oposito desde hace años para Justicia. Y luego con los diversos estudios que he ido realizando, así como con mis diferentes trabajos. Pero no puedo dejar de reconocer que hoy por hoy sí te abren la puerta a trabajar con marcas o empresas que pagan muy bien.

Estamos viviendo un cambio de generación inminente en redes sociale

-¿Cree que se avecina el fin de una etapa en Instagram y el éxito de los influencers está llegando a su fin?

-Pienso que poco a poco la cosa irá yendo a menos. Lo veo con mis hermanos. Cuando yo empecé con Instagram a la edad que hoy tiene mi hermana, todos subían fotos y se compartían innumerables publicaciones. Hoy las nuevas generaciones y los adolescentes cada vez comparte menos fotos privadas en sus perfiles. No tienen ninguna foto en su perfil. Pienso que estamos retrocediendo y que los jóvenes se están cansando porque ya lo hemos visto todo. Estamos viviendo un cambio de generación inminente en redes sociales. La realidad de ahora no tiene nada que ver con la que había hace unos 10 años.

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