Recibir el diagnóstico de autismo entrando en los 30: "Fue liberador verlo escrito en un papel"

Tras décadas de "sentirse diferente", el onubense al fin obtuvo respuesta: grado uno de Trastorno del Espectro Autista y mucho trabajo por delante

Ánsares rompe barreras con su exposición itinerante '25 años, infinitas historias auténticas' en la Casa Colón de Huelva

Alvaro Villegas, en Ánsares Huelva. / Josué Correa

Huelva/Álvaro Villegas Jiménez (31, Ayamonte) se presenta con un decidido y estudiado apretón de manos. Se vuelve a sentar delante de su portátil, colocado estratégicamente en una mesa impoluta, y avisa de que todo aquello es novedad para él: "Nunca he hecho una entrevista en persona". Cuando se acerca el momento de la fotografía que ilustra el texto, contextualiza de nuevo: "Me cuesta un poco sonreir. Por eso quizás no se note aunque lo esté haciendo". A la pregunta obligada sobre su edad y diagnóstico, aquello que le trae varias veces en semana hasta el centro de Ánsares Huelva, responde que tiene TEA categoría uno, el escalafón menos incidente en el Autismo, antes conocido como Ásperger.

Dice que siempre se sospechó en casa, pero que a finales de 2023 recibió el diagnóstico definitivo, a sus 29 años. "Es liberador y revelador. Confirmaba muchas cosas de las que ya me daba cuenta. Pero ver mis peculiaridades y mis áreas de trabajo, en un papel y escrito por un profesional, aliviaba". Su capacidad analítica también le ha servido para conocerse a sí mismo durante todos estos años, llenos de preguntas sin responder y retos que nadie comprendía.

Alvaro, en su visita a Madrid. / M.G.

"Una de mis mayores dificultades es a la hora de socializar. Sobre todo, con personas a las que no conozco. Me cuesta mantener el ritmo de conversaciones, sobre todo que no tengan que ver con lo que me interesa. Tengo resistencia y rigidez a la hora de probar ciertos alimentos, aunque he trabajado mucho en eso", enumera, justo antes de perder el hilo de la conversación. "Perdón, vuelvo a empezar. Es verdad: también me cuesta dar respuestas claras". Cierta hipersensibilidad auditiva le preocupa en épocas y grupos grandes de gente y le inquieta salir de su zona de confort y cualquier cambio que se puede considerar mínimo en su rutina, algo que trabaja con los profesionales de Ánsares de forma más concisa.

Sus años de colegio e instituto los recuerda, textualmente, incómodos. En el recreo prefería estar en la biblioteca, "tranquilo", aunque cree que "eso también era por el bullyng". "Sabía que era diferente pero no cómo identificarlo. Fue incómodo no saber defenderme, no quería hacer daño por error. Por eso intentaba tener la mente ocupada y me centraba en mis estudios".

Álvaro, en Ánsares. / Josué Correa

Pocos recursos para tratar a un "niño distinto" había entonces, y los que empleaban los profesores eran, en ocasiones, "contraproducentes". "Una de las medidas fue cambiarme de clase al ver que me hacía bullyng. El problema es que por esos tiempos iban a ritmos diferentes en ambas clases. En pintura, en la segunda clase a la que me destinaron, el temario se repartía de otra forma, por lo que tuve que volver a la clase en la que lo estaba pasando mal". Después de aquel capítulo se distanció por completo de todos. "Era educado pero mantenía las distancias. El resto de años fueron más tranquilos, pero tampoco agradables. Por tanto, cuando empecé a estudiar una FP de Informática en Isla Cristina me sentí mejor".

Sus hobbies le ocupan gran parte de su tiempo. Lee anime japones y disfruta de las novelas policiacas. En la pandemia fue lo que le salvó. "Me aseguro de leer al menos diez novelas al año", añade. Tal es su pasión por la lectura que, con el fin de llegar a ojear algunas de sus sagas favoritas en el idioma original, como Harry Potter o algunas de fanfict, se apuntó a la Escuela de Idiomas y consiguió el C1. "El inglés me ha servido para leer aún más, era mi motivación extra para estudiar el idioma", afirma.

También ha roto barreras en los últimos tiempos. Algunas impensables, como la de venir hasta Huelva capital y su viaje a Madrid, al que se refiere varias veces durante la entrevista. "Antes, al venir a Huelva, no sabía ir y volver. Ahora me guío con facilidad, uso aplicaciones y gracias a Ánsares he ido a sitios a los que nunca habría ido de no ser por el apoyo recibido".

Álvaro durante su asamblea en Madrid. / M.G.

Una propuesta de asamblea en la que participaría en la capital española llegó de golpe y porrazo en noviembre de 2024, amenazando con romper su rutina diaria y traer consigo muchas primeras veces, una de sus áreas de trabajo como persona con TEA. La salida de su municipio o viajar en metro y tren por primera vez eran algunas de ellas. "Sentía mucha ansiedad por tener que salir de Andalucía, pero tuve apoyo. Era una asamblea de autismo, sobre nuevos programas, con usuarios con diagnóstico de autismo. Pudimos hacer actividades en grupo y luego pude hacer turismo y hasta comer fuera. Me sirvió para probar nuevos platos", recuerda.

Asegura que no lo habría hecho solo. Tiene a su familia, de la que presume durante la conversación. "En el proceso del diagnostico, mi padre falleció. Mis hermanos lo viven de una forma y yo emocionalmente no me muestro igual hasta que no se toca el tema. Reaccionamos distinto; siento emociones de forma aleatoria, no físicamente al pensar en un recuerdo. A veces no sé cómo procesarlas".

Álvaro, en Ánsares. / Josué Correa

Su línea roja es reprimirlas. Sabe que es negativo y se acerca, entonces, al familiar "que esté disponible" para compartirlo. "Mi familia son los primeros que buscaban información sobre autismo y me han ayudado durante todo el proceso. Precisamente cuando tenía dudas de mi zona de confort, ellos eran los que me animaban. Hazlo por ti. Piensa si te viene bien esto y si es una experiencia que te ayudará".

En Ánsares también trabaja en cómo exteriorizarlas, en integrar cosas que suceden fuera de su control o en digerir cambios imprevistos: desde una invitación hasta un cambio en la disposición de objeto "preciado como un libro, aunque nunca me causa una explosión pero sí gran malestar". Ahora, ayuda en la entidad, en la que tiene aún mucho que aportar.

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