En el recuerdo del cura Girón

Opinión

De él escribo, cada año, desde su partida a la Casa del Padre, hace 16 años. Lo hago porque su legado sigue vivo entre los que lo conocimos, su ejemplo nos continúa inspirando y olvidarlo nunca es nuestra opción.

Francisco Girón y Pedro Rodríguez. / M.G.
Pedro Rodríguez - Exalcalde de Huelva.

19 de enero 2025 - 05:00

Huelva/El pasado miércoles, 15 de enero, fue oficiada una eucaristía en la parroquia de San Pablo, del barrio de Fuentepiñas, en recuerdo del XVI aniversario de la muerte del sacerdote, don Francisco Girón.

De él escribo, cada año, desde su partida a la Casa del Padre, hace 16 años. Lo hago porque su legado sigue vivo entre los que lo conocimos, su ejemplo nos continúa inspirando y olvidarlo nunca es nuestra opción.

Escribo cada año por más razones, entre ellas, porque su historia merece ser contada, una y otra vez, a quienes lo conocieron y a los que, por edad, no tuvieron la misma fortuna.

Cada año, en el aniversario de su muerte, intento recordar a un hombre de Dios, con el fin de que su nombre no se pierda con el tiempo.

Han pasado 16 años de su muerte y parece que fue ayer

Ya han pasado dieciséis años desde el día de su fallecimiento (enero 2009) en su pueblo de Higuera de la Sierra, y parece que fue ayer cuando el cura Paco Girón vivía con nosotros.

Su forma de ser, sus testimonios de fe y su compromiso social con los enfermos y los más pobres no lo hemos olvidado, sino, por el contrario, le damos más valor en una sociedad necesitada de hombres buenos como era el cura Girón.

Mi intención es ayudar con la palabra escrita y hablada a mantener viva su memoria, mientras avanza el camino hacia su santidad oficial.

Porque en el imaginario colectivo es un clamor que don Francisco Girón ha sido un santo en la tierra.

Para entender su santidad no hay que recurrir a grandes milagros o hechos extraordinarios, sino a lo cotidiano, a las pequeñas cosas y cercanía con la gente que trataba, como pastor.

Para mi familia, y otras muchas más, Paco Girón no era sólo un sacerdote cercano y ejemplar, sino un padre espiritual.

Era un alma de Dios que sabía escuchar con paciencia, consolar con ternura y animar con la fuerza de la fe.

Sólo sabía pronunciar palabras de tolerancia, comprensión y perdón

Jamás le escuché criticar a nadie, sólo sabía pronunciar palabras de tolerancia, comprensión y perdón. Nunca buscaba protagonismo o alabanza, sino que vivía dedicado a servir a los demás.

En el año 2002, hace ahora 23 años, en la festividad de nuestro Patrón San Sebastián, en el Ayuntamiento, le concedimos la Medalla de Huelva, a la solidaridad.

EL cura era una persona muy humilde y se resistió a aceptar el reconocimiento que, con tanta razón, le hacia su ciudad.

Después de mucho dialogo, analizando los pro y los contras, el cura decidió admitir la medalla por el cariño que me tenía (era padrino de mi hija Maria),

Pronunciando unas palabras que se irán conmigo hasta la tumba: “¡Pedro, acepto la medalla porque tú eres el alcalde que me la concedes!”.

Unos días después se celebraría el acto de entrega de las medallas, y tuvo de compañeros, entre los galardonados, a Jesús Quintero “el Loco de la Colina”, Camilo Gómez Cruz, Francisco Mendoza, los cuatro ya están juntos en las Marismas del Cielo.

Tengo grabado en mi memoria y en mi corazón el emocionante instante de colgarle en el pecho la medalla a don Francisco, mientras que el publico, que abarrotaba el Palacio de Congreso de la Casa Colón, puesto en pie, le daba un prolongado aplauso de reconocimiento, respeto y afecto a un sacerdote muy querido y apreciado por los onubenses.

Don Francisco Girón nos ha dejado un triple legado: espiritual, material y literario

El cura Paco Girón nos ha dejado un triple legado: material, literario y espiritual.

Material: la Parroquia de San Pablo, su contribución a Valdoco, Asociación de Agua Viva, viviendas en el Lazareto, Residencia de Mayores, y Festival taurino a beneficio de la Cabalgata de Reyes de Higueras de la Sierra.

Espiritual: como párroco de un barrio humilde, hasta los 82 años, su opción por los más desfavorecidos y los enfermos, a todas horas. Su labor como conciliarlo del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, durante 40 años.

Sus clases magistrales como profesor de religión en tres Institutos de la capital, en la que los alumnos llenaban las clases para escucharlo.

Finalmente, también nos ha dejado un legado literario en dos libros: “Lo que mis ojos han visto” y “Mis Amigos Santos”.

El primero es una obra cumbre en el que D. Francisco Girón, desvela ideas como estas: “El cristianismo está por estrenar…”: “El sacerdocio es una aventura única…” o, “Hemos hecho del cristianismo algo aburrido…”.

El segundo libro: “Mis amigos santos”, es un analisis de la personalidad de 18 amigos que él consideraba “santos”, y lo resume con una definición: “Ser santo no es ser alguien raro, sino una buena persona”.

Lo que era nuestro cura, Paco Girón:,una persona buena y santa.

Su sonrisa era un bálsamo, su palabra un consuelo y, ahora, desde las alturas, su oración es un puente entre el cielo y la tierra.

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