Un refrescante viaje a bordo de la canoa
Un recorrido por un paisaje inigualable
Es el servicio más popular con el que sentir la tradición marinera
De único transporte para unir la capital con la playa a convertirse en un atractivo turístico indispensable en verano
Huelva/Llegar a las barandillas de la escala de las canoas no es nada fácil. Hay tanto velador que se pierde el espacio público del frente del muelle con su farola, que siempre fue tranquilo y romántico.
Tras una corta espera, la canoa está prácticamente llena. Se ponen en marcha los motores y rumbo hacia el Muelle de Tharsis para virar en medio del Odiel hacia la Punta del Sebo. La Ría está como un espejo. No hay nada que turbe su quietud, solo la canoa abriendo surco; crea un espacio nuevo, salobre de espuma y mar: navega.
La vista ahora de Huelva en medio del río es de las visiones más hermosas. Habría que promocionar más esta imagen, la mirada a Huelva desde la Banda de Bacuta. Es una foto escasamente usada y necesariamente obligada para difundir la Huelva marinera: El Muelle del Tinto, el Paseo Marítimo, el Estadio Colombino...
La Ría del Odiel está en toda quietud, como un espejo. Es el surco que va dejando la canoa el que despierta en la mañana una de las travesías más hermosas, la declararon hace un par de años de Interés Turístico de Andalucía.
En el margen izquierdo aún queda actividad como un recuerdo de una época de controversias, la industrial y la de los balnearios.
La orilla tiene aún aire marinero, el que le da el Club Náutico de Huelva. Su pantalán se adentra en las aguas de la Ría. Tiene una cuidada playa que recuerda los días de algarabía en las jornadas estivales, de tantas visitas al Balneario de la Cinta. Hoy es más para tomar el sol, lo mismo que la de la Punta del Sebo. Antes de virar al estero del Burro Grande y dejar a un lado la boya, aparece en el horizonte colombino la colosal estatua del almirante Cristóbal Colón, en una mirada desafiante a la mar océana.
La amplitud de la Ría aquí hace que este constituya uno de los momentos más grandiosos del viaje. Surgen tantas preguntas de cómo Huelva no aprovecha aún más sus posibilidades náuticas y recreativas en estos espacios.
La canoa continúa surcando las aguas. Pasar por debajo del puente que une la Isla de Bacuta con la de Saltés, destapa la curiosidad de los más pequeños que dan alguna carrera y se disponen a coger la mejor mirada en la cubierta. El puente marca la dimensión de este espacio.
Ahora entra en el canal del Burrillo, entre las Isla de Enmedio y las de Saltés, donde marcan la belleza de la zona los surcos de los esteros que se adentran hacia las marismas. Uno de los privilegios naturales de nuestra zona y la canoa es una forma de conocerla. Una Reserva de la Biosfera que la Unesco ha querido ampliar este año en su área de influencia. Introducirse en ella es disfrutar de una gran diversidad de aves; algunas de ellas nos sorprenden en este relajado viaje, donde hay muchas formas de disfrutar del mismo. Mirando por alguna de las ventanas del interior, refrescándose con la brisa marinera en la proa o tomando el sol en los asientos superiores de cubierta.
Cuando se introduce en la Ría de Punta Umbría se van renovando los espacios hermosos de la travesía, en la orilla derecha toda la zona de la Peguera, un entorno por descubrir y potenciar. Esta es la orilla romana, la de los salazones de una actividad industrial conectada con Saltés. Aquellas excavaciones fueron de resultados muy interesantes, todavía por recuperar y poner en valor.
La zona de los varaderos habla de una actividad marinera que todavía está álgida. Este año, con el 525 Aniversario del Encuentro Entre Dos Mundos hay una nueva reconstrucción de una nave histórica, en este caso la nao Santa María, cuya réplica construye Talleres y Varaderos Palma.
La canoa se dispone a llegar al final del trayecto y deja una secuencia de imágenes de esta orilla inigualable que es Punta Umbría. Es una panorámica que, al igual que la de Huelva desde la ría, hay que potenciar, como imagen para difundir un espacio hermoso con todos los atractivos turísticos disponibles.
La Ría de Punta Umbría es reflejo de la actividad pesquera con los barcos amarrados que esperan la salida a primeras horas de la madrugada, mientras otros entran hacia la lonja., que se siluetea entre los bloques. Caballas y chirlas en la subasta...
Los barcos parecen como si estuvieran esperando a la canoa para hacerles escolta. Las gaviotas enmarcan la llegada. Ahora hay que realizar una maniobra de bastante pericia para llegar al muelle con el muro que supone el pantalán del náutico y la fuerte corriente de la ría. Las amarras en los norais del muelle dicen que el viaje llega a su final.
El patrón, Valentín, abandona la cabina del puente de mando y en la despedida saluda a algunos viajeros. Hay que recoger la bicicleta dejada en la proba, el paseo ahora hasta la playa también tiene su atractivo.
Una forma de acercar la playa a todos
Desde el vaporcito Melita que es el primero que tienen los ingleses para los traslados a la playa de Punta Umbría hasta la actual Canoa de Punta han pasado más de 120 años durante los que ha quedado grabado para la historia de este servicio de transporte fluvial nombres tan emblemático como Juan Toscano Reyes Pascasio o Manuel de los Santos Román Varela que mantuvo la ilusión por las canoas tradicionales hasta el final. Luego resurgen para el tiempo actual con un nuevo proyecto la Canoa de Punta Umbría con el armador Francisco Palmás y José Pérez Rivera.
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