De ruta por la Atlántida de Doñana
El escritor Georgeos Díaz-Montexano promueve las visitas y hace de guía
El padre de la filosofía griega, Platón, no sólo dejó toda una constelación de enseñanzas para el pensamiento crítico. Sus diálogos Timeo y Critias, escritos 360 años antes de Cristo, hablaron de una suerte de paraíso sobre la faz de la tierra, una civilización adelantada a su tiempo que habitaba la icónica isla Atlantis, que sucumbió frente a los mares forjando una leyenda que aún pervive. El interés por el rastro de sus huellas se mantiene incandescente y esta búsqueda se ha traducido en una fuente de riqueza turística. Lo sabe bien el atlantólogo Georgeos Díaz-Montexano, quien trabajó como asesor del guión en el documental El resurgir de la Atlántida, producido por el cineasta canadiense James Cameron en colaboración con National Geographic.
El escritor y explorador, autor del libro Atlantis. NG. Nacional Geographic y la búsqueda científica de la Atlántida, es quien promueve estas campañas turísticas en las que participa como guía en esta apasionante odisea.
En Doñana la aventura arranca desde Sanlúcar cruzando el río Guadalquivir y, una vez en el parque, se desplazan hasta el Cerro del Trigo, donde se filmó la escena con Díaz-Montexano, Richard Freund y Simcha Jacobovici, director del documental. Para el escritor, en el lugar "se conservan posibles restos o ruinas de la Atlántida o de Tartessos". Así lo atestigua un antiguo mapa de Ptolomeo que descubrió el propio escritor hace años en la British Library, donde este punto "aparece señalado como la ciudad de Tartessos, con un símbolo de ciudad fortificada".
El viaje también permite disfrutar de la biodiversidad de la Reserva de la Biosfera, con sus cuatro ecosistemas más iconográficos: playas, dunas, marismas y cotos. En Matalascañas, la expedición realiza una parada para posteriormente acudir a visitar el Dolmen de Soto en Trigueros, uno de los monumentos megalíticos europeos de la llamada Prehistoria reciente de mayor riqueza, abundancia y peculiaridad de grabados con manifestaciones simbólicas. Datado entre 5.000 y 4.500 años de antigüedad, se encuentra en Trigueros, siendo uno de los más importantes monumentos megalíticos de España, y uno de los más impactantes ejemplos del Neolítico en el Sur de España. En el mismo, Díaz-Montexano descubrió lo que sería la representación más antigua conocida hasta la fecha de las tres estrellas brillantes que conforman el cinturón de la constelación de Orión, entre otros símbolos que el autor interpreta como parte del ideario logogrífico de la misma civilización atlante de aquellos tiempos.
Junto a Doñana la ruta también hace una parada en Jimena de la Frontera (Cádiz), visitando la Cueva de La Laja Alta. En ella Díaz-Montexano apunta las pinturas rupestres que están consideradas entre las más importantes del arte esquemático mundial. El escritor defiende en el documental que "se trata de una representación del gran puerto internacional de la Atlántida con barcos de diferentes naciones". La escena marítima portuaria habría sido dibujada por alguien de la misma civilización marítima atlántica que los sacerdotes egipcios describieron a Solón y que su sobrino-pentanieto, Platón, registró posteriormente en los diálogos Timeo y Critias.
Tras casi veinte años defendiendo tal hipótesis, recientes dataciones científicas realizadas por expertos de la Universidad de Granada han confirmado la extrema antigüedad de las mismas y las sitúan en más de 6.000 años. Se confirma así la posibilidad de que realmente se traten de barcos de la civilización de la Atlántida (la única que existía entonces con tal nivel de desarrollo en estos parajes) y que son, además, los primeros barcos a vela de la humanidad.
La ciudad más buscada del planeta
La ciudad onírica de la Atlántida ha sido buscada en más de una treintena de lugares. Siguiendo los apuntes de su ancestro Solón, Platón situó geográficamente la urbe en el Atlántico, cerca de Gadeira (Cádiz), delante de las Columnas de Hércules, en los límites del mundo conocido por los griegos; o lo que es lo mismo, el Estrecho de Gibraltar. No es de extrañar, por tanto, que el Parque Nacional de Doñana, y más concretamente las marismas de Hinojos, fuese uno de los emplazamientos en el que parecían converger todas y cada una de las escasas descripciones que dejó plasmadas el discípulo de Sócrates.
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