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El secreto oculto en un libro de 1797 en Huelva

Tesoros antiguos de la Biblioteca Provincial

Ingleses en Huelva en el siglo XIX: una anotación manuscrita en el ejemplar de una obra de Virgilio nos revela el paso de la figura del erudito Edward Spencer Dodgson por la ciudad

Anotación manuscrita en el ejemplar.
Mercedes Díaz Remón

05 de agosto 2024 - 06:00

La Biblioteca Provincial de Huelva alberga un valioso Fondo Antiguo en sus instalaciones. Para enmarcar estos ejemplares en un contexto histórico, debemos remontarnos especialmente al siglo XIX.

La creación de las bibliotecas públicas en España se debe a la Desamortización de Mendizábal de 1835, cuando se expropian colecciones de órdenes religiosas. En el caso de nuestra ciudad, existían muy pocos fondos eclesiásticos, por lo que no tenemos gran cantidad de obras religiosas, aunque las pocas que alberga la biblioteca son dignas de valorar. La Biblioteca Provincial de Huelva durante el siglo XIX, y buena parte del XX, compartía espacios y fondos con el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Huelva. Los libros de esa época, que hoy se conservan en la luego denominada Casa de la Cultura, tienen un gran valor estético, con bellas encuadernaciones o impresionantes grabados.

Debido a la ordenación de fondos y al proceso de conservación y restauración que se está llevando a cabo sobre la obras del Fondo Antiguo de la biblioteca, se han encontrado obras poco convencionales. Hace un mes ha aparecido un ejemplar extraño, del que no parece haber otro en España, y que incluso no se encuentra en los catálogos del extranjero. Es una obra en latín impresa en París por H. Barbou a finales del siglo XVIII (año 1797). Su título es Publii Virgilii Maronis Opera, obra Publio Virgilio Marón (Virgilio, 70 aC - Brundisium, 19 aC). Pero esta no es la única singularidad, también contiene una anotación manuscrita con tinta en su interior que dice así: “Ofrecido a la Biblioteca del Instituto de Huelva, hoy 7 de Enero de 1897, E. S. Dodgson”. 

Edward Spencer Dodgson nació en Woodford (Essex, Inglaterra) el 18 de noviembre de 1857. Es el tercero de nueve hijos de una familia acomodada. Cursó Estudios Clásicos en el New College de Oxford en 1877, aunque no hay evidencias de que terminase su licenciatura. En el año 1886 hizo un viaje al País Vasco que cambió su vida. Se interesó profundamente por la lengua vernácula de esas tierras, convirtiéndose en un vascólogo clave para futuras investigaciones. Reeditó numerosos textos vascos antiguos, publicó artículos e hizo nuevas traducciones, además de elaborar estudios sobre la estructura del verbo vasco. Fue un revolucionario en el ámbito del estudio del euskera, ya que esta lengua no obtuvo una forma estándar hasta los años setenta del pasado siglo. Durante su vida, tuvo relaciones conflictivas con personajes de la época como el sacerdote vizcaíno Azkue, con quien intercambiaba cartas con curiosas opiniones opuestas sobre la lengua vasca, dando lugar a disputas personales.

Fotografía del inglés Edward Spencer Dodgson, donante del libro.

Dodgson coleccionó obras muy diversas. La mayoría de ellas eran publicaciones de pequeño formato sobre la lengua vasca, las cuales obtuvo en el País Vasco. En vida consiguió donar muchas de las obras a la Biblioteca Bodleiana de Oxford, otras bibliotecas de la misma ciudad, la Biblioteca Nacional de Francia, la Biblioteca Nacional de Gales, la Biblioteca de Bayona y la Biblioteca del Museo Británico. Las materias que donó a esta última institución eran mayoritariamente sobre poesía, catecismos y libros de santos. En casi todos los ejemplares que donaba plasmaba su dedicatoria manuscrita, a veces acompañada de comentarios, críticas y documentos adicionales. El motivo de la cesión de obras fue poner a disposición libros que dichas bibliotecas nunca hubieran obtenido por diversas circunstancias. El pequeño ejemplar de Virgilio es uno de los primeros vestigios de la presencia de Edward por tierras andaluzas, y prueba de que fue donante de obras en lugares como Huelva. Con las labores de estudio y cuidado del Fondo Antiguo de la biblioteca no sería extraño encontrar más ejemplares con anotaciones de Dodgson.

A través de diversas noticias aparecidas en la prensa de la época se puede rastrear su presencia en España durante las últimas décadas del siglo XIX, realizando numerosos viajes a diferentes zonas de nuestro territorio nacional. En El Correo de España (año III, n.º 103, 17 de mayo de 1896) se certifica dicha visita: “Ha llegado á Sevilla de regreso a Ecija el sabio irlandés E. S. Dodgson, que desde hace doce años se encuentra visitando las principales ciudades de España”. En esta cita también se nombra su visita turística por el casco antiguo acompañado de diferentes personajes de la época. En el mismo año, encontramos su paso en la misma ciudad en El Noticiero Sevillano (año IV, n.º 1313, 6 de noviembre de 1896): “El sabio irlandés [sic] Mr. Dodgson, actualmente en Sevilla, ha regalado á la biblioteca del Ateneo una magnifica edición francesa del Nuevo Testamento, según la Vulgata”. En otras revistas y periódicos de la época se detecta su presencia en las islas Baleares o Galicia donde se le anuncia como profesor de lengua inglesa. 

Pero los datos más curiosos y relevantes para nuestro caso son las noticias que atestiguan su presencia por tierras onubenses. Así, en El Noticiero Sevillano (año V, n.º 1406, 8 de febrero de 1897), dentro de las Noticias de Huelva, certificamos el paso de Edward en nuestra ciudad. Aparece como arqueólogo, gran conocedor de lápidas antiguas, e incansable viajante por tierras onubenses para nuevos descubrimientos históricos: “El arqueólogo inglés está muy satisfecho de sus excursiones por esta provincia, que les están dando unos resultados superiores á los que él habia concebido”. Además, en este artículo conocemos un interesante hallazgo de un fragmento visigótico en el patio del desaparecido Hotel Colón. 

En la noticia recogida también en ese mismo periódico, El Noticiero Sevillano (año V, n.º 1414, 16 de febrero de 1897), demuestra el interés de nuestro protagonista por tratar con la historia onubense y sus contactos con diversos personajes de la élite intelectual de nuestra ciudad. Así el 14 de febrero de 1897 se menciona la excursión que realizó a las ruinas de la Isla de Saltés acompañado de D. Manuel Jiménez Jácome, los catedráticos del Instituto, D. Manuel Paz y D. Rafael Ferrades, del pintor Fernando M. Checa, D. José Prieto, D. José Martín y el director de El Alcance, Sr. Bernárdez. Además, “los excursionistas visitaron el precioso sitio de Punta Umbría, donde se dió un baño el señor Dodgson, y el histórico convento de Santa María de la Rábida. De todos los sitios donde estuvieron sacaron fotografías, regresando á esta capital á las seis y media de la tarde”. Fernando Martínez Checa, durante esos años catedrático de dibujo en el Instituto Provincial de Huelva, fue un notable pintor especializado en paisajes y es autor del cuadro Baños flotantes en la ría de Huelva, pintado ese mismo año de 1897 y que se expone en el Museo de nuestra ciudad.

El arqueólogo inglés también pasó por Niebla donde analizó la célebre lápida dedicada por Clodio Fabato a Julia Marcela, su mujer, en el primer tercio del siglo I. Cuando Dodgson hizo su visita, esta pieza se encontraba encastrada en los muros de la antigua parroquia de San Martín de dicha localidad aunque con posterioridad a su paso por Niebla fue trasladada a la Iglesia de Santa María de la Granada, donde hoy se conserva. Concepción Fernández Martínez, investigadora de la Universidad de Sevilla, en una investigación sobre epigrafía latina en la Bética nos refiere que Dodgson hizo un calco de dicha pieza y se lo envió a Hübner, un reputado epigrafista de la época para corregir una de sus afirmaciones sobre dicha lápida.

Gracias a la prensa histórica podemos conocer a diferentes personajes que había en la Huelva del XIX, y que tuvieron un enriquecedor contacto cultural con Mr. Dodgson. La gran noticia es que hemos descubierto a una personalidad muy interesante, quien visitó Huelva con total seguridad en el año 1897, fecha que coincide en los noticieros y la anotación manuscrita del libro de Virgilio. Sería realmente cautivador continuar la investigación recuperando aquellas fotografías que se hicieron en las visitas del ilustrado inglés en nuestra tierra. Por ahora, nos quedamos con una intrigante historia que ha quedado plasmada en uno de los ejemplares de la Biblioteca Provincial de Huelva, reflejando la viva imagen del siglo XIX en nuestra ciudad. 

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