El silencio inclusivo: Una fiesta también para ellos

Huelva/Cuando se piensa en una feria o una romería instantáneamente a muchos se les vienen a la mente imágenes que son sinónimo de alegría, baile, cante, música... Pero estos elementos que para muchos conjugan el ambiente perfecto para disfrutar en compañía de amigos y familiares, para otros representan una barrera que les impide acudir.

Las celebraciones en las que los ruidos, la música y los gritos son constantes pueden generar una respuesta negativa en ciertas personas con hipersensibilidad auditiva. Esta sensibilidad hacia sonidos fuertes o constantes puede darse en algunas personas con trastornos del espectro autista (TEA) que, ante algunos de los ruidos del entorno que les rodea, reaccionan a estos de forma negativa.

La forma de responder ante los sonidos varía ya que cada persona dentro del espectro autista es distinta. Algunas de las respuestas a estos estímulos que les resultan desagradables son, por ejemplo, taparse los oídos o gritar para evitar escuchar el sonido, moverse de manera repetitiva como representación del estrés que les genera la situación o, en algunos casos, huir del lugar. Esta última respuesta es especialmente peligrosa cuando se trata de niños en un lugar donde hay mucha gente como suelen ser las fiestas, romerías o desfiles. Aunque algunos puedan creer que este tipo de reacciones pueden llegar a ser exageradas, en cualquier caso se deben entender como una respuesta ante un estímulo, en este caso auditivo, que les sobresalta y molesta.

Esta respuesta se da al percibir el estímulo de manera intensa provocándoles malestar en un lugar o situación que se convierte en un momento altamente estresante y aversivo para ellos. Estas personas pueden sentirse abrumadas o angustiadas ante sonidos fuertes como los cohetes, la música de las atracciones en las ferias o el sonido de los tambores u otros instrumentos de la banda de música de una comitiva. Por estos motivos cada vez son más las celebraciones que se decantan por incluir en sus programaciones ciertas actuaciones para crear ambientes sin ruido con la finalidad de que todos tengan la oportunidad de disfrutar de las festividades al igual que cualquier otra persona sin hipersensibilidad.

Esto es gracias a que cada año existe mayor concienciación sobre cómo ciertas fiestas, dado su carácter ruidoso, puede alterar a algunos grupos de personas. Acercar las celebraciones de una localidad a todas las personas cada vez se convierte más en una necesidad que fomenta la inclusión y la solidaridad hacia los propios ciudadanos. Pese a que una feria sin ruido suena algo atípico o imposible para algunas personas, es una realidad que ya se ha materializado en ocasiones.

Cómo convertir una celebración apta para personas con hipersensibilidad auditiva

El silencio absoluto durante toda una festividad es algo prácticamente imposible debido a la presencia de bandas de música, casetas con altavoces o cohetes. Estos elementos ya están arraigados en las festividades y forman parte de su identidad, pero hay ciertas actuaciones respetuosas que pueden llevarse a cabo y que permitirían acercar celebraciones a todos lo públicos.

• Tramos en silencio. Cuando la celebración discurre con una comitiva por las calles de una localidad se pueden acotar una o varias zonas de bajo ruido. En estas localizaciones señalizadas y con previo aviso, las bandas de música o altavoces se silenciarán durante su paso.
• Decretar silencio ciertas horas del día. Elegir unas horas del día en las que la música de una celebración permanecerá apagada para que personas hipersensibles puedan pasear y disfrutar sin problema.
• Decretar silencio uno o varios días de la celebración. Una opción que permite, en lugar de cada día un par de horas, días completos sin ruido. Está enfocada sobre todo a la zona de atracciones en los recintos de las ferias.

Estas acciones ya se han llevado a cabo en algunas celebraciones de la capital onubense como las emblemáticas Fiestas Colombinas del año 2023 en las que todos los días entre las 20:00 y las 22:00 se decretó apagar la música en la zona de las atracciones y puestos permitiendo a las personas con autismo poder disfrutar de la festividad. Esta iniciativa fue muy bien recibida por las madres y padres de niños con autismo que ese año ya que presentaba una oportunidad para disfrutar con ellos en el recinto.

Gestos como este son los que convierten a las fiestas en celebraciones verdaderamente accesibles. No suponen un cambio en la programación ni en el buen desarrollo de la festividad y permiten, eso sí, que sean para todas las personas independientemente de las necesidades especiales que tengan.