Sombras y misterio en la Calle Aragón de Huelva
Huelva Paranormal
Entre sus muros, los ecos de sucesos paranormales resonaban con fuerza, perturbando la tranquilidad de quien allí se encontraba ingresado en lo que era el hospital de la Cruz Roja
La Facultad de Ciencias Empresariales de La Merced en Huelva y sus misterios
Huelva/En el corazón de la bulliciosa Calle Aragón se erguía un edificio que guardaba un secreto. Entre sus muros, los ecos de sucesos paranormales resonaban con fuerza, perturbando la tranquilidad de quien allí se encontraba ingresado en lo que era el hospital de la Cruz Roja.
Desde susurros espectrales hasta la visión de sombras, el fantasma de la zona del ascensor que se movía ascendiendo y descendiendo solo sin que nadie lo llamara, y gritos que helaban la sangre eran solo algunas de las manifestaciones que aterrorizaban a los trabajadores y militares que frecuentaban el lugar.
Uno de ellos fue Antonio Rodríguez, quien durante su jornada laboral se vio envuelto en una experiencia sobrenatural que jamás olvidaría. Una tenue llamada lo alertó, y al dirigir su mirada hacia las escaleras, observó una figura ascendiendo por ellas, a pesar de que el paso estaba obstruido y el acceso prohibido por estar en obra, hablamos de décadas atrás.
Ante su aterrorizado grito, una voz gélida respondió: "déjame estar". El frío recorrió su cuerpo y un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Al descender pálido y tembloroso, sus compañeros lo interrogaron sobre lo que había visto. A punto de revelar su encuentro paranormal, la vergüenza lo detuvo.
Sin embargo, no era el único que había experimentado tales sucesos. Otros trabajadores compartían historias similares, confirmando la presencia de entidades espectrales que vagaban por el edificio.
Las sombras de la Calle Aragón se cernían sobre aquellos que osaban cruzar su umbral, sembrando el terror y alimentando el misterio.
Experiencias paranormales
Se decía que durante la noche, los espíritus tomaban el edificio. Sombras que se deslizan por los pasillos, susurros espectrales resonaban en el aire y un frío gélido recorría la espina dorsal de aquellos que se atrevían a permanecer allí.
Uno de los relatos más aterradores es el del ascensor. Las puertas se abren y cierran con un chirrido espeluznante, invitando a entrar a un abismo de oscuridad. Quienes se han atrevido a desafiar su misterio aseguran haber sentido una presencia fantasmal en su interior, un ser espectral que los observa con ojos vacíos y una sonrisa siniestra.
Otra historia escalofriante involucra a una joven voluntaria que trabajaba en el edificio durante la noche. Mientras realizaba su ronda habitual, escuchó un lamento proveniente de uno de los pisos superiores. Era un sonido gutural y plañidero. Aterrada, corrió hacia la salida, sin mirar atrás ni una sola vez.
Al día siguiente, la joven regresó al edificio, decidida a descubrir la fuente del lamento. Subió piso por piso, siguiendo el sonido cada vez más cercano. Finalmente, llegó al origen: una habitación vacía y en ruinas. El lamento parecía provenir de las mismas paredes, como si el edificio en sí mismo estuviera llorando.
La joven nunca volvió a trabajar en el edificio de la Cruz Roja por la noche. Su experiencia la había marcado para siempre, convenciéndola de que los espíritus inquietos aún vagaban por sus pasillos, atrapados en una espiral de dolor y sufrimiento. Un hospital, nuevamente, como un contenedor de emociones.
Un derrumbe y sus ecos imposibles en la Cruz Roja de Huelva
La historia del edificio de la Cruz Roja en Huelva se entrelaza con un pasado marcado por la tragedia, un evento que tal vez aún resuene en sus muros, impregnándolos de una energía espectral y misteriosa.
El 13 de septiembre de 1985, el destino del lugar quedó marcado para siempre. Un derrumbe en la calle Aragón, provocado por el cabezo de San Pedro, segó la vida de 13 personas y dejó a numerosos heridos. Un suceso luctuoso que tiñó de luto a la ciudad y que, quizás, aún ejerza su influencia sobre la atmósfera del edificio.
Los relatos de fenómenos paranormales que allí se vivían cobran mayor fuerza a la luz de esta tragedia. Las sombras que se deslizaban por los pasillos, los susurros espectrales y el frío gélido que podrían ser ecos de aquel fatídico día, manifestaciones de las almas que se vieron arrebatadas por la desgracia. ¿Quién sabe?
El edificio de la Cruz Roja, un lugar dedicado a salvar vidas, se convierte en un escenario paradójico donde la vida y la muerte se entrelazan. Un recordatorio de que la tragedia puede dejar una huella imborrable, una cicatriz en el tiempo que se manifiesta de formas inesperadas.
La posibilidad de que los espíritus de las víctimas del derrumbe aún vaguen por el edificio abre un portal hacia lo desconocido, un mundo de misterio y especulación. Sus lamentos, sus susurros y su presencia fantasmal podrían ser un mensaje del pasado que busca ser escuchado.
*Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a correo@garciabautista.net
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