La sorprendente isla de Saltés
historia onubense
Resumen de la conferencia pronunciada el pasado mes de octubre en el Museo Provincial por el profesor de la Universidad de Huelva Fernando Barranco Molina

LA primera vez que oí hablar de esta isla como algo importante fue en Madrid, en mi época universitaria; fue en las clase de Cartografía impartidas por el catedrático don Francisco Vázquez Maure, que era un verdadero erudito. Al hablarnos del célebre Islario de Santa Cruz y en el apartado de Geografía Física de España, nos habló de nuestras islas, nombró a las Cíes, Ons y Sisargas gallegas, a las levantinas mediterráneas Columbretes, Alborán, además de las más conocidas como las Baleares y, en ese paquete de islas españolas, nos habló de la de Saltés y nos contó brevemente algo de ella. Me pareció sorprendente que tuviese tanta importancia una isla que yo veía inundarse al pasar en la canoa camino de Punta Umbría. Fue entonces cuando empecé a interesarme por esta porción de tierra rodeada de agua por todas partes.
Vista desde Punta Umbría, al otro lado de la ría, en la otra banda como le hemos llamado siempre, está una isla muy nuestra que tiene por nombre el de Saltés.
Hoy les voy a contar a Vds. cosas de su geografía, de su historia, de su territorio, de sus paisajes y algunas anécdotas y vivencias de ese lugar que, sin duda, la hacen ser una isla sorprendente y enigmática a la vez.
Don Federico Watemberg, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, estudió muy a fondo esta isla y publicó un libro dedicado a Saltés, Tartessos y la Atlántida, en el que hace referencia al famoso papiro de Turín. La historia oficial de este mapa es que pertenece a las minas de oro del Nilo. En efecto, ya en la época de los faraones -Ramses II, concretamente- se creó unas brigadas de cartógrafos, de geómetras que se dedicarían exclusivamente a medir las propiedades para así poder cobrar impuestos y poder pagar aquellas "obras faraónicas", pero el profesor Watemberg trata en su libro de demostrar que ese mapa lo que describe es la isla de Saltés, y todo su estuario, la desembocadura del río Odiel, la ría de Punta Umbría y los esteros y caños colindantes. En él pueden verse las montañas o cabezos, las conchas del fondo del río. Yo no soy quien para discutir la teoría de este catedrático, ni tengo autoridad suficiente para poner en duda lo que él afirma, pero la verdad es que a cuenta de la cartografía se han escrito leyendas y afirmaciones movidas más que por el rigor científico, por mero patriotismo. Así por ejemplo, Carlos Sanz o Julio Guillén Tato llegaron a decir que los cartógrafos y los navegantes eran enviados de Dios.
De todas formas, si algún día se llegase a la conclusión de demostrar que en efecto estamos ante un mapa de la isla de Saltés y sus alrededores, estaríamos ante el mapa más antiguo de España.
La isla de Saltés ha sido a lo largo de la historia de la humanidad ampliamente estudiada por todos los historiadores desde el mismo Estrabón hasta los más actuales.
Su máximo esplendor lo consiguió en época árabe. El mapa conocido como Recreo de quien desea conocer el mundo, realizado por Mohamed Abu Abdallah Ibn Mohamed Idrisx (más conocido por El Edrisi), mapa de la península ibérica situado con el norte hacia abajo como era costumbre en esa época. El Edrisi fue un magnifico cartógrafo que cartografió todo el mundo conocido hasta entonces y creó una red de paralelos que coincide perfectamente con la red de paralelos que tienen los mapas actuales y eso que en aquel tiempo no existían los instrumentos topográficos que hoy existen, ni GPS, ni por supuesto los satélites que hoy nos están enviando información puntualmente y con la máxima precisión. Sin duda, El Edrisi ha sido uno de los mejores cartógrafos de la historia. En este mapa aparece Saltis al igual que Cadis. Decía que la isla de Saltés consiguió su máximo esplendor cuando allí se asentó una ciudad islámica que llegó a ser reino de Taifa dependiente del Califato de Córdoba. La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía me encargó la confección de un plano topográfico de toda la zona excavada y disfruté paseándome y tomando puntos por las viviendas y patios con baldosas entrecruzadas de cerámica muy bonitas con fuentes de agua que le daban frescor a las viviendas, durante estos trabajos realice muchas fotografías como de restos de vasijas de cerámica vidriada que estaban por el suelo y que son una verdadera preciosidad. También levanté el plano de la alcazaba donde vivía Abd Al-Aziz Al Bakri, el rey de Saltés que habitaba la isla entre los años 980 y 1055, de forma tranquila y plácida hasta que el rey de Sevilla, Al Mutamid, quiso arrebatarle su territorio como antes había hecho con Ronda, Carmona, Arcos, etc., por la fuerza, o con emboscadas. Pero nuestro rey prefirió negociar una salida en paz, sin violencia, y consiguió lo que deseaba: ir a vivir a Córdoba, que entonces era la capital de la cultura; más de un millón de habitantes tenía en esa época, muchos más de los que tiene hoy, que no supera los trescientos mil. Córdoba ya por entonces disfrutaba de tener Universidad y es eso lo que Al Bakri andaba buscando: tener acceso directo a los estudios para su hijo, que además él supo aprovechar. El padre también gozó mientras vivió de una pensión vitalicia. Al Bakri hijo llegó a ser un geógrafo de los más importantes de Al Andalus y había nacido aquí, en nuestra isla de Saltés.
La isla de Saltés no deja nunca de sorprendernos. Así, el 17 de julio de 1381 vuelve a ocupar otro lugar en la historia, ahora a cuento de la celebre Batalla de Saltés, que no es mi más ni menos que la tercera guerra Fernandina. Y es que Fernando I de Portugal se creía con derechos sobre el trono de Castilla y salió de Lisboa a su conquista, para lo cual partió con más de 2.000 hombres en 23 galeras, ayudados por los temidos arqueros ingleses, con destino al Guadalquivir; pero desde Sevilla salió una flota con sólo 17 galeras, al mando de don Fernando Álvarez de Tovar, que se encontraron frente a las costas del Algarve y al ver los castellanos que eran menos, se dieron la vuelta a toda velocidad remando sin que los portugueses pudiesen darles alcance. Los portugueses, al llegar a la isla de Saltés, se pararon para arremeter contra todos los pescadores que desde Huelva, Palos y Moguer faenaban en los alrededores de la isla, dándoles muerte y robándoles sus enseres de pesca. Esto indignó a don Fernando Sánchez de Tovar y se volvieron a presentarles su batalla, dando muerte a los portugueses y cogiendo muchos prisioneros, a los que los ahogaron con la modalidad que llamaban "la moja de los pies" que consistía en amarrarles los pies y tirarlos al agua.
De las 23 galeras portuguesas sólo una huyó y se salvó, las demás fueron trasladadas a Sevilla, donde Tovar entró triunfante siendo recibido lleno de aclamaciones. Ésta fue la conocida como la Batalla de Saltés.
La isla de Saltés, la conozco muy bien, no en balde la he recorrido palmo a palmo y la he cartografiado entera. Esto fue por encargo de su propietario en aquellos años, don Alberto Thibeaut, hijo del propietario durante casi todo el siglo XX, don Remigio Thibeaut, más conocido como don Remi, que pagaba impuestos por toda la superficie de la isla, fuese inundable o no, y esto suponían más de dos mil hectáreas cuando en realidad sólo se podían pisar unas 600 Has. que era el verdadero terreno de tierra firme. Dentro de la isla hay varias zonas separadas unas de otras con terreno de tierra firme, El Almendral es la principal, donde se asienta la ciudad islámica que hoy se encuentra en su mayor parte tapada por unos plásticos para su protección. En estas labores hay que destacar la función que desarrolló la tristemente desaparecida Juana Bedia, que fue la anterior directora del Museo Provincial de Huelva y quien divulgó y dio a conocer las excavaciones de la ciudad de Al Bakri. En esta zona está todavía la llamada Casa del Almendral y donde hemos visto en otros tiempos trotar muchos caballos y que en la actualidad vemos un gran rebaño de ovejas, yo mismo saqué de un pozo árabe a una cabrita que se había caído.
Antes, la isla pasó por diversas manos, Isabel de la Cerda, de una notable familia onubense es la propietaria de todas las tierras de Huelva a final del Siglo XIV para luego pasar a ser propiedad de don Alonso Pérez de Guzmán y luego a don Luis de la Cerda Sr. de Gibraleón conde de Medinaceli que se la cede a los frailes franciscanos del Convento de la Rábida y poco después a unas monjas de clausura, "Las Emparedadas" que tenían una capilla dedicada a Nuestra Señora de Saltés que anteriormente había sido una iglesia templaria.
En Punta Umbría existe la creencia, debida seguramente a que alguien la divulgó equivocadamente, tal vez para dar publicidad a Punta Umbría, de que Colón en su viaje del 3 de agosto salió a la mar metiéndose por los esteros y caños de Punta Umbría y desembocando en el Océano Atlántico por la Bota y para desmentir esto de una vez por toda basta con leerse el Diario de Colón, que dice: "... partimos viernes 3 días de Agosto de 1492 a las 8 horas de la barra de Saltés, anduvimos con fuerte virazón hasta el poner del sol...". Por lo tanto, aquí no hay nada de dejar la isla de Saltés a babor como alguna vez he oído decir. La salida más cómoda, fácil y corta es la que hicieron y no la otra que algunos pretenden.
Un mapa de 1755 sirvió a don Jacobo del Barco para demostrar que Onuba es Huelva y no Gibraleón como se creían hasta entonces. Este tema también quedó zanjado con ayuda de este mapa de José Antonio de Armona que tiene fecha del 1 de noviembre. Precisamente fue ese el mismo día que ocurrió en nuestra costa el famoso tsunami, que, según el informe de la Real Academia de la Historia, dice refiriéndose a Huelva:
"... Tres cuartos de hora después de terminar el terremoto, se conmovió furiosamente el mar y empujó las aguas sobre la costa, de tal modo que se creyó inevitable el quedar anegado el pueblo. Dista su situación dos leguas de la barra, y sin embargo se vieron venir montañas de agua por las marismas. Se salió de madre el río entrando sus olas hasta las calles primeras, quedando así inundados los llanos y con extraña elevación las embarcaciones.
Dice la Academia que las aguas llegaron hasta la parte de la ciudad que llaman La Placeta y, naturalmente, también nombra los efectos sobre nuestra isla de Saltés... En la isla de Saltés, o de Hércules que está a la entrada de la barra en la confluencia de los ríos Odiel y Tinto, se rasgaron también dos aberturas tan capaces y profundas que habiendo inundado el mar aquel paraje, se desaguó por ellas y se cerraron luego...".
El Acebuchal es otra porción de tierra firme, separada del Almendral por el estero del Conejo y por el Caño de La Higuera, y separada de La Cascajera por el Estero de los Difuntos y La Cascajera está separada del Manto y Cabeza Alta por el Estero de Doña Sancha y Estero de Rodrigo.
La Cascajera es otra porción de tierra firme donde ocurrieron cosas muy significativas en la historia reciente de España y que ha quedado perfectamente recogido en un libro de reciente aparición escrito por el periodista Rafael Moreno y titulado Perseguidos. Y es que en este lugar el ejército del general Franco instaló un campo de concentración al terminar la guerra civil donde trajeron a más de tres mil prisioneros que estaban hacinados, mal alimentados y harapientos y en este episodio tomaron un protagonismo muy especial los habitantes de Punta Umbría al atravesar la ría en barcas para llevar comida, vestidos y ropa de abrigo a los presos. Se organizaban verdaderas caravanas para ayudar a esas personas.
El periodista entrevista y habla con varios de esos protagonistas, entre los que destacan Pepe Cruz, con quien me unía una buena amistad y con quien siempre me gustaba hablar porque con su buena memoria me contaba cosa muy interesantes de la vida e historia de este pueblo. Es lo que se suele llamar, "la historia contada". Otra de las personas entrevistada es la madre de mi amiga Maribel, doña Isabel Hernández que también le tocó vivir aquellos momentos y que al igual que Pepe Cruz han fallecido hace sólo unos meses
Después de estos episodios tan tristes y lamentables, la isla volvió a su calma aunque con varios intentos fallidos afortunadamente de redactar planes de ordenación para este espacio, planes parciales para urbanizarla, incluso con proyecto para la construcción de un aeropuerto. No obstante, el peligro aún no se ha terminado para la isla pues la familia Thibeaut la vendió hace unos años a un conocido constructor cordobés y éste a su vez la volvió a vender, siguiendo en manos de promotores y constructores, aunque sin muchas posibilidades de hacer nada; aunque nunca se sabe porque todos Vds. recordarán que hace sólo unos años se promovió la construcción de tres puentes para unir Huelva con Punta Umbría apoyándose en nuestra isla de Saltés, precisamente pasando por encima de la ciudad islámica con calzada de cuatro carriles para vehículos e incluso una vía para tranvía.
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