Tano, el perro que convierte el miedo de los niños en sonrisas en el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva

Arantcha Bueno es una voluntaria que, acompañada de su perro, visita a los menores que están en el hospital de Día Pediátrico

Los profesionales sanitarios y los padres agradecen el solidario gesto porque tranquilizan a los niños que acuden al hospital intranquilos por las pruebas a las que tienen que someterse

Las mejores imágenes de 'Tano', el perro que convive con los niños del hospital Juan Ramón Jiménez

Manuel y María juegan con el perro Tano mientras esperan en el Hospital de Día Pediátrico del hospital Juan Ramón Jiménez.
Manuel y María juegan con el perro Tano mientras esperan en el Hospital de Día Pediátrico del hospital Juan Ramón Jiménez. / Josué Correa

Huelva/De los nervios y el llanto a la tranquilidad y la calma. El ánimo de la pequeña María cambió por completo en el momento en el que un 'sanitario' inesperado entró por la puerta. Tano, acompañado de Arantcha, llegaba al Hospital de Día Pediátrico del hospital Juan Ramón Jiménez con una felicidad incontenida. Su 'mini rabito' le delataba. Y esa misma alegría que irradia este perrito allá por donde pasa hizo que María olvidase por completo que tenía la prueba diagnóstica que le intranquilizaba. "Nos hemos portado muy bien los dos", asegura la pequeña a este diario, unas palabras que corroboraba su madre, María Mora, quien reconocía sentirse "menos nerviosa" al ver a su hija entretenida y contenta mientras juega con Tano.

Un efecto instantáneo del que también se contagió Manuel, otro de los chicos que aguardaba en el Hospital de Día. Su madre, María Gómez, desconoce quién de los dos se sorprendió más con la llegada de Tano. "Pensé que estaban de broma los sanitarios cuando me dijeron que venía un perro, pero fue llegar Tano y desapareció todo el nerviosismo que tenía Manuel desde que le cogieron la vía", expresa. "El ánimo que da, sus ganas de jugar, la facilidad para acariciarlo y cuidarlo...me encantan iniciativas como esta y, como madre, me tranquiliza", sostiene la mamá.

Tampoco deja de emocionar el trato de Tano con los niños a los propios profesionales del hospital. La jefa de bloque de la Unidad de Gestión Clínica de Pediatría, Sonia Pastor, recuerda "una mañana en la que llegué y vi a una niña de 11 años con la cabeza clavada en su tablet; pero fue llegar Tano y se olvidó de los auriculares y la tablet". Su compañero Óscar Cabrera, enfermero en el Hospital de Día Pediátrico, saca de sus recuerdos a "un niño de 10 años que tenía una resonancia y no entró hasta que ganó confianza gracias a que Tano le acompañó a la misma puerta".

Tano acompaña a Manuel a la prueba diagnóstica que tenía en el hospital Juan Ramón Jiménez.
Tano acompaña a Manuel a la prueba diagnóstica que tenía en el hospital Juan Ramón Jiménez. / M. G.

Por el Hospital de Día pasan menores que deben someterse a pruebas como resonancias o endoscopias, otros a ponerse algún tratamiento como los de Crohn o los hematológicos, o bien, niños con circunstancias especiales. En cualquier caso, explica Cabrera, "cuantas más distracciones tengan mejor, pues llegan con miedo, ansiedad e incertidumbre". Y lo positivo de Tano es que todo ello lo revierte, tranquilizando a las familias y facilitando el trabajo de los profesionales sanitarios.

Tano visita a los menores del Hospital de Día Pediátrico unas tres veces por semana acompañado de Arantcha Bueno, voluntaria de Cruz Roja. La 'mamá' del perro ya fue voluntaria en el hospital Juan Ramón Jiménez y hace un año quiso retomar este bonito gesto, por lo que se puso en contacto con el centro hospitalario. Su vinculación con la terapia asistida a través de animales y sus conocimientos como graduada en Magisterio y Psicopedagogía le situaron como una inmejorable candidata para entretener a los pequeños de la mano de Tano. "A mi me llena todo lo que tiene que ver con la solidaridad y con Tano es mucho más fácil, porque le encanta que le acaricien, dejarse poner cosas en el pelo y jugar con los pequeños", subraya a esta redacción.

Arantcha Bueno y Tano juegan con María en el Hospital de Día Pediátrico.
Arantcha Bueno y Tano juegan con María en el Hospital de Día Pediátrico. / Josué Correa

Arantcha pone de manifiesto la situación "complicada" que pasan algunos de los menores, a los que, lógicamente por su condición de niños, se les hace largo esperar, por lo que hace un balance "muy positivo" de este primer año de la referida acción solidaria. "Me encantaría invertir más tiempo porque ver cómo se les olvida el miedo con el que vienen es muy gratificante", añade la 'mamá' de Tano, quien antes de ir al hospital prepara los juegos y actividades en función de las edades que tienen los niños que van a estar esa jornada en el Hospital de Día.

"Arantcha y Tano forman un equipo fantástico", considera Esperanza Chaves, técnico de proyectos de Infancia Hospitalaria en Cruz Roja. Cuando recibió la propuesta no se lo pensó porque "tenemos las puertas abiertas a todos los que quieren hacer el bien". Además, destaca que los proyectos en el hospital son los que más personas reúnen, sobre todo, "estudiantes de Bachillerato o Grados de Enfermería, Psicología, Magisterio o Trabajo Social", toda vez que llama a todo aquel interesado en conocer estas acciones tan gratificantes a informarse sobre el voluntariado de Cruz Roja, en la primera planta del edificio del Paseo de Buenos Aires en Huelva capital.

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