La técnica del ganglio permite más calidad de vida a las pacientes

Dos de cada tres mujeres operadas de tumor de mama evitan el vaciamiento de la axila · Huelva y Jaén son las dos únicas provincias andaluzas donde se realizan las pruebas de localización del ganglio centinela

Imagen de la intervención quirúrgica de la extracción del ganglio centinela y extirpación del tumor.
Imagen de la intervención quirúrgica de la extracción del ganglio centinela y extirpación del tumor.
Enrique Morán / Huelva

19 de enero 2009 - 01:00

Huelva es junto con Jaén la única provincia andaluza en la que las mujeres afectadas de cáncer de mama tienen la posibilidad de realizarles la prueba de localización del ganglio centinela. De hecho, los especialistas en Medicina Nuclear del Juan Ramón Jiménez han permitido la realización de la técnica quirúrgica del ganglio centinela a cerca de 300 mujeres de toda la provincia. Esta práctica supone una mejora en la calidad de vida de las pacientes ya que evita el vaciamiento total de los ganglios de la axila en más de dos tercios de los casos.

La técnica se basa en la localización, extirpación y estudio del primer ganglio axilar al que se extendería el tumor de mama en su progresión al resto del organismo. Si el estudio del ganglio centinela -el primero de la cadena de ganglios- no revela la presencia de células tumorales se evita el vaciamiento de la axila. De este modo, esta práctica es la mejor herramienta para prevenir el linfedema, el principal efecto secundario de la extirpación de los ganglios y que tantos problemas originaba para su posterior calidad de vida.

Es necesario resaltar que esta prueba no sólo está al alcance de las pacientes que pertenecen al Juan Ramón Jiménez, sino también a las del Infanta Elena y Riotinto. Para que esto sea posible, los especialistas de Medicina Nuclear del Juan Ramón también se desplazan para esos hospitales y de este modo se activa una cadena asistencial caracterizada por la eficacia y la rapidez. Esto supone que ninguna paciente sea cual sea su lugar de residencia en la geografía onubense, se queda fuera de este servicio asistencial. Sin embargo, cabe apuntar que la técnica está indicada para estadios precoces de la enfermedad, fundamentalmente para pacientes con un tumor menor de 3 centímetros y que presentan una axila sin ganglios palpables ni visibles mediante ecografía

El jefe de la sección de la Unidad de Cirugía Mamaria, Diego Ladrero, confirma que "en los estadios precoces de los tumores, hasta en dos terceras partes de los casos no es necesario realizar el vaciamiento axilar".

El proceso que se realiza comienza un día antes de la intervención a la paciente. En esa intervención confluyen la extirpación del tumor y la extracción del ganglio centinela. Lo que pasa en la víspera de la operación, está en manos de Medicina Nuclear. La médico de esta unidad Josefa Delgado comenta que a la paciente se le inyecta un fármaco radiactivo en el tumor y a las dos horas, la paciente está lista para ser observada a través de una gammacámara, lo que dará como resultado una linfogammagrafía. De este modo, se especifica el lugar concreto en el que se encuentra el ganglio centinela.

Aun así a la paciente se le marca en su piel, los lugares en los que se encuentra ese ganglio para facilitar la labor de localización que se realizará el día de la intervención.

Cuando llega la operación, señala Ladrero, una sonda que detecta a través de sonidos el ganglio centinela que aún emana radiactividad, es la que permite al cirujano localizar ese ganglio que en todo caso será extraído y "una vez hecho nos podemos encontrar con las siguientes situaciones: que haya metástasis, con lo que se extrae el ganglio centinela y el resto de los ganglios linfáticos o que no se encuentre nada, con lo que no se produce vaciamiento. Esta última posibilidad representa el 95% de los casos".

Una vez extraído el ganglio se envía a Anatomía Patológica en donde se le examina para ver si tiene metástasis. Aunque se tenga claro que no hay, los estudios seguirán durante una semana entera para andar con una mayor seguridad. Ladrero recuerda que antiguamente se hacía una extirpación a todas las pacientes de los ganglios (linfedectomía), lo que "se traducía en más estancias hospitalarias y un riesgo evidente de sufrir posteriormente linfedema, acompañado de un descenso en la calidad de vida de estas mujeres".

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