Tejada la Vieja, caminar por las mismas calles que lo hicieron los tartesios

Arqueología

La marcha de sus gentes, que se establecieron de nuevo a solo cuatro kilómetros de distancia -en Tejada la Nueva, en un terreno que luego fue ocupado por romanos y árabes

La historia que persiste: El caso de Tejada la Vieja, legado tartésico único en Huelva

Tejada la Vieja, caminar por las mismas calles que lo hicieron los tartesios / José Manuel Vidal (EFE)
Alfredo Valenzuela (EFE)

02 de marzo 2025 - 16:25

Escacena del Campo/El yacimiento arqueológico de Tejada la Vieja, en la localidad onubense de Escacena, limítrofe con la provincia de Sevilla, es el de la única ciudad tartesia que, con once hectáreas de extensión y un recinto amurallado que alcanzó los 1.650 metros, permite caminar por las mismas calles que lo hicieron sus 3.000 habitantes en el siglo V antes de Cristo.

La arqueóloga Clara Toscano, que dirige las excavaciones en la antigua ciudad tartesia, que se retomarán este verano con el objetivo de hallar el punto de conexión de la llegada de los fenicios con la población indígena -cuya mezcla y larga convivencia de siglos origina la civilización de Tartesos-, ha asegurado que la conservación de las calles de la ciudad con su trazado de más de 2.500 años es posible porque la ciudad fue abandonada por sus vecinos.

La marcha de sus gentes, que se establecieron de nuevo a solo cuatro kilómetros de distancia -en Tejada la Nueva, en un terreno que luego fue ocupado por romanos y árabes y en el que hoy permanecen activos unos cortijos- no se debió a ningún hecho traumático o violento, con lo que dejaron las estructuras urbanas tal y como estaban.

"Es como cuando ahora un pueblo hace travesía con una carretera nacional y ésta deja de utilizarse por la entrada en funcionamiento de una autovía que pasa a solo unos pocos kilómetros de distancia, que su actividad decae y puede provocar su desaparición", ha puesto como ejemplo Clara Toscano, quien lleva diez años trabajando en un yacimiento salvaguardado gracias a la compra de terrenos que hizo la Diputación de Huelva en los años ochenta.

Tejada la Vieja, caminar por las mismas calles que lo hicieron los tartesios. / José Manuel Vidal (EFE)

Una muralla imponente

Las campañas de excavación que se han sucedido desde que el yacimiento fue descubierto en 1974 -el hermoso lienzo de muralla que permanece en pie también estuvo ocultado por los sedimentos- permiten ver el trazado de las viviendas, de las calles y de algunos espacios públicos que pudieron tener la función de plazas.

Igualmente, algunas curiosas estructuras circulares que, juntas, tienen la forma de un ocho y que, pegadas a otra estructura urbana, primero se pensó que podían ser silos para el grano y ahora se mantiene con más fuerza la hipótesis que podrían ser para la obtención de vino, lo cual podrá ser aclarado en las excavaciones de este verano.

La muralla que queda en pie alcanza tres metros de altura en algunos tramos y casi tres metros de ancho, y cuando tuvo razón defensiva, rodeando todo el perímetro urbano, llegó a alcanzar un altura de seis metros.

El yacimiento puede visitarse mediante cita concertada con una asociación cultural de Escacena y la Diputación de Huelva ha distribuido paneles explicativos de las estructuras que son visibles en un recorrido a pie, en algunas de las cuales, a través de dibujos, se reproduce la ciudad tartesia.

La arqueóloga Clara Toscano. / José Manuel Vidal (EFE)

Redistribución de mineral y tierras fértiles

La razón de ser de Tejada la Vieja -cuyo nombre original aún se desconoce- era la redistribución de mineral, ya que, cercana a los yacimientos mineros de Aznalcóllar (Sevilla), está en la vía natural de conexión con otras poblaciones importantes como Coria del Río (Sevilla), en la orilla del Guadalquivir, o Niebla (Huelva).

Las calles de la ciudad están aún repletas de escoria minera, en muchas ocasiones empleada en la construcción de las viviendas, construidas a partir del medio metro de altura con adobe, para preservar tanto del frío como del calor, mientras que los restos de cerámica son constantes por todo el perímetro.

Lo más importante que Tejada la Vieja aporta al conocimiento de la civilización tartesia es "el modo de vida urbana de la primera civilización de la Península con una escritura propia", según Toscano, quien ha explicado que esto es posible porque es la única ciudad tartesia sobre la que posteriormente no se erigieron otras ciudades -caso de la ciudad Huelva, que posee más restos cerámicos griegos que ninguna otra pero cuyo trazado antiguo se ha perdido por la pervivencia de la ciudad a lo largo de los siglos-.

La hipótesis es que los tartesios se trasladaron a Tejada la Nueva, en tierras agrícolas muy fértiles, cuando la extracción y transformación del mineral decayó, según ha explicado Toscano, quien está convencida de que las excavaciones del verano permitirán hallar el punto de conexión de los fenicios, que llevaron el siglo VIII antes de Cristo, con la población indígena de la Península.

Tejada la Vieja, caminar por las mismas calles que lo hicieron los tartesios. / José Manuel Vidal (EFE)

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