El precio de los gurumelos este año oscila entre los 14 y los 28 euros kilo
Las lluvias han caído cuando debían pero el frío de principios de año ha hecho que se retrase su eclosión
Son la primera seta de la temporada y se espera que la campaña sea abundante
Huelva/La temporada de gurumelos está llegando a su ecuador en la provincia de Huelva y el Mercado del Carmen lleva semanas ofreciendo en sus puestos esta típica seta onubense.
Son varios los motivos que hacen que los gurumelos, de los que Huelva es la principal productora, seguida de la Sierra Norte de Sevilla y la zona de Hornachuelos en Córdoba, sea considerada la seta más exquisita por muchos. Fundamentalmente es porque tiene una carne exquisita y cuenta con una gran variedad de formas de cocinarlos y recetas.
Desde hace unos días los puestos del mercado del Carmen de la capital exhiben los típicos montones de esta seta, que cada año inaugura la temporada.
Este año, según explica Juan, uno de los detallistas del Mercado, “la temporada ha empezado muy abundante y eso ha hecho que el precio de los gurumelos no sea muy alto, y aunque ahora no hay tantos como los primeros días, ya es difícil que suban”. Concretamente, durante un paseo por las calles de la plaza se puede ver que en casi todos los puestos los precios oscilan desde los 14 euros el kilo para los de menor tamaño, hasta los 28 euros/kilo para los más grandes. Hay que recordar que algunas temporadas el precio de los gurumelos ha llegado a alcanzar los 50 euros el kilo.
A pesar de que ya se pueden ver las primeras Amanitas ponderosa, nombre científico de los gurumelos, los expertos coinciden en señalar que la temporada esté siento tardía, ya que las bajas temperaturas han hecho que la tierra esté más dura de lo normal, algo que dificulta la eclosión de esta seta. Aún así, las condiciones climatilógicas han sido favorables ya que las lluvias del invierno han caído como debían y acompañadas de los soleados días del final de la estación, hacen esperar que la temporada sea muy abundante.
Así lo explica Manuel Mora Tenorio. Este micólogo aficionado es de Paymogo, la localidad más gurumelera de toda la provincia, “y es que para nosotros el gurumelo es un símbolo. A todo aquel que oye hablar de los gurumelos se le viene rápido a la cabeza el nombre de Paymogo, así que es el mejor embajador del pueblo”.
Tanto es así que todos los años el municipio celebra Feria Gastronómica Transfronteriza del Gurumelo, pero, tal y como cuenta Manuel, que además es concejal en el consistorio paymoguero, “el año pasado no la pudimos hacerla porque coincidió justo con el primer confinamiento total y este año, con las circunstancias sanitarias actuales, ni lo hemos planteado”.
El paymoguero es uno de los gulumereros más expertos de la provincia, o al menos así lo consideran en su pueblo, y eso que solo se dedica a buscar esta seta para autoconsumo. Lleva muchos años buscando gurumelos por la zona y eso le ha hecho tomar consciencia de la problemática que está empezando a rodear al gurumelo.
Según Manuel, uno de los problemas que están empezando a afectar a los gurumelos es la seca del encinar, enfermedad que lamentablemente lleva años afectando a la provincia y que ya ha conseguido estar presente en 6.000 hectáreas de la dehesa onubense y destruir en los últimos diez años más de dos millones de encinas y alcornoques.
Y es que para que el gurumelo crezca, recuerda el micólogo, necesita convivir con las raíces de estos árboles, “ya que ambos viven en simbiosis, alimentándose uno del otro, y la desaparción producida por la seca ya está empezando a afectar también a la producción de gurumelos y donde han desaparecido o bajado la población de estos árboles, el nacimiento de gurumelos también ha disminuido. Esto por ahora no es un problema, pero a la larga puede afectar y mucho a la reproducción de estas setas”.
Por otro lado, tal y como explica el de Paymogo, de un tiempo a esta parte el gurumelo se ha puesto de moda en la cocina de muchos restaurantes y se está viendo sometido a una fuerte presión por parte de los recolecotores, “que además, en las circunstancias actuales de crisis, encuentran en la venta de gurumelos una pequeña ayuda para sus maltrechas economías familiares”.
En este sentido, y ante la proliferación del furtiveo, la delegación de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía publicó el pasado mes de noviembre una ordenanza para regular la recolecta de setas en la que la recogida de pequeñas cantidades en los terrenos forestales de la provincia de Huelva no precisa autorización, entendiéndose por pequeñas cantidades las recolectadas para autoconsumo y siempre que no superen los cinco kilogramos de peso por persona y día. En el caso de buscar los gurumelos en fincas privadas, siempre será necesaria la autorización de los propietarios. Si no se cumpliera con esta normativa, explican desde la delegación, “constituirá una infracción administrativa que dará lugar a la apertura del correspondiente expediente sancionador y al decomiso de las setas recolectadas”.
A pesar de la proliferación de los recolectores de gurumelos profesionales, la mayoría de los que salen a buscar gurumelos en la provincia son aficionados, y eso a pesar de que según dicen los micólogos, “el gurumelo es una seta escurridiza, sólo hecha para el ojo experto”.
El motivo no es otro que el que el gurumelo crece enterrado y eclosiona rompiendo la tierra, provocando unas grietas en la tierra en forma de cruz, bajo la que se esconde este codiciado manjar.
Además, para poder extraer de la tierra estas setas y que no se llegue a romper hay que utilizar una herramienta diferente de las habituales navajas para setas. Para la recolección de gurumelos se utilizan punzones que se clavan en la tierra para hacer suavemente palanca y extraer las setas sindañarlas. Este punzón debe ser metálico debido a la dureza del terreno.
De cómo encontrar gurumelos y de elegir el punzón correcto para que no sufra daños al sacarlo de la tierra saben mucho Cinta Vázquez y Pedro Zarza. Con 83 años ella y con 86 él, llevan toda la vida saliendo a por esta seta, “algo que disfruto casi más que comerlos luego”, explica Cinta.
Este disfrute quizás se haya visto incrementado todavía más este año ya que, como muchos mayores, han elegido vivir en el campo para estar más tranquilos y a salvo del coronavirus, “así que el paseo diario para buscar gurumelos se ha convertido en nuestra mayor distracción”, concluye el matrimonio valverdeño.
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