Temporeras reciben en Huelva formación para montar sus empresas en Marruecos

El proyecto de apoyo al emprendimiento de mujeres marroquíes contratadas en origen es una iniciativa de la empresa AgroMartín, que cuenta con la colaboración de la Diputación

Temporeras con sus diplomas.
Temporeras con sus diplomas. / M.G.
T. Lojo

18 de julio 2021 - 06:00

Huelva/Un grupo de temporeras participa en el proyecto piloto de apoyo al emprendimiento de mujeres marroquíes contratadas en origen, una iniciativa de la empresa AgroMartín, que cuenta con el apoyo del Servicio de Cooperación Internacional de la Diputación Provincial de Huelva. El objetivo es facilitar el emprendimiento partiendo de una idea de negocio viable, que se pueda poner en marcha en su país.

Isabel Martín, responsable del área de administración de AgroMartín, señaló que en su empresa “siempre hemos tenido la inquietud de ayudar a nuestros trabajadores a mejorar”. Anteriormente a este proyecto ya llevaron a cabo un curso de codesarrollo, “pero queríamos dar un paso más y que ellas generaran también riqueza en sus lugares de origen”.

Comentaron la iniciativa en un encuentro con la Diputación, “les pareció muy buena idea” y en junio de 2019 se firmó una declaración de intenciones “para establecer este compromiso de cooperación internacional” y ver cómo ayudar, a través de este proyecto, a esta mujeres que vienen contratadas en origen, procedentes de Marruecos, a trabajar en la campaña agrícola onubense, para mejorar sus condiciones laborales y personales.

Se trata de que ellas generen riqueza, empleo y bienestar en su familias y lugares de origen.

Esta mujeres, durante el tiempo que permanecen en la provincia onubense, concretamente en Lepe donde se ubica la empresa, realizan su trabajo en el campo, fundamentalmente en la recolección de frutos rojos y de hueso.

Una vez que la Diputación Provincial de Huelva constató que el proyecto era viable se firmó en diciembre de 2019 el convenio marco de colaboración para su ejecución. Estaba previsto que se realizara en 2020. “En ese convenio ya se le da forma al proyecto”, en el que interviene la administración pública, la Diputación; la empresa privada, AgroMartín, y la sociedad civil, la Fundación Cepaim.

Para el Servicio de Cooperación Internacional del organismo supramunicipal, este convenio se enmarca en los objetivos del Plan Director de Cooperación Internacional 2016-2019, que prevé el apoyo a iniciativas de la sociedad civil que se alineen con los objetivos del plan. Para la empresa AgroMartín amplía y enriquece su política de responsabilidad social y para la Fundación Cepaim potencia los vínculos de las trabajadoras marroquíes con el desarrollo de su país e impulsa proyectos productivos.

Martín destacó la novedad de esta iniciativa que radica en “la colaboración público-privada y de la sociedad civil” así como su parte innovadora “porque los proyectos de cooperación se dirigen a financiar en destino directamente y en este caso es un proyecto que se ejecuta en los dos países, tanto en España como en Marruecos, en darle esa primera formación en España y la tutorización en el país de origen”.

La iniciativa se presentó a todas las trabajadoras contratadas en origen y se hizo una selección teniendo en cuenta a las que cumplían con los criterios fijados, basados fundamentalmente en que sus proyectos fueran viables.

Indicó que es la Fundación Cepaim la que se encarga del proceso formativo y tutorización de las mujeres en su camino emprendedor. La preparación de las participantes consta de dos fases: una formativa, que se desarrolló en Huelva, con parte teórica y práctica. A las mujeres le dieron nociones de emprendimiento y planes de empresa, y en la segunda fase, que se llevará a cabo en otoño, se les acompañará en Marruecos para que pongan en marcha su negocio.

La formación empezó a darse en 2020, pero se vio afectada por el confinamiento decretado por el coronavirus y tuvo que retomarse este año. “La pandemia ha ralentizado un poco el proyecto pero no se ha parado, el profesor ha seguido en contacto con ellas”. Explicó que este año se ha realizado “un curso de refuerzo para recordar los conceptos para cuando se retome la segunda fase en otoño”.

Veintiuna mujeres recibieron la formación, continuaron dieciocho, pero sólo siete la completaron y la previsión es que cuatro sean los proyectos más viables, “los que tienen más posibilidades de salir adelante”.

La mayoría de las participantes proceden del sur de Marruecos, concretamente de Agadir, Guelmim y Uarzazate. Las empresas propuestas son totalmente artesanales: textiles, concretamente de fabricación de alfombras, así como de alimentación y cosmética, de elaboración de miel, pan y aceite de argán, y de repostería, de amlou y selou.

La responsable del área de administración de AgroMartín subrayó que esta mujeres “parten de cero” en cultura emprendedora “y lo que se intenta es ayudar, darle la formación en economía, en cómo mantener el negocio, en marketing y orientarles”.

Abdellah Dulfi, encargado de la formación de las mujeres marroquíes, manifestó que el curso se inició el pasado año y se desarrolló durante cinco meses, y este año, se dio durante un mes. Señaló que las participantes tienen experiencia en trabajos artesanales. “Tienen preparación pero tienen pocos conocimientos sobre el mercado”.

El problema, según el profesor, es que viven en pequeñas aldeas y no tienen medios para desplazarse. Ellas producen pero no venden sus productos directamente al consumidor. “Hay un comercial que se acerca a sus aldeas y lo compra al precio que él quiere y es él el que obtiene la ganancia”.

Lo primero que ha intentado Abdellah Dulfi es “darles confianzas en ellas mismas”, que valoren lo que hacen y luego se les facilitan las herramientas necesarias tanto las tradicionales como las nuevas tecnologías, Internet y las redes sociales, las distintas posibilidades “de poder vender en otros sitios sin necesidad de intermediarios”.

Apuntó que en Marruecos hay ferias, en las que la mayoría de las mujeres no llegan a presentar sus productos porque tienen que viajar, “cuando todo eso es posible porque hay transporte público que pueden usar”.

Explicó que la asistencia a estas ferias podría tener para ellas un coste cero, ya que los puestos los ponen los ayuntamientos para darle publicidad a sus pueblos. “Hay muchas cosas que las mujeres desconocen”.

Incidió en que la mayoría de las participantes ya elaboran los productos que proponen en sus proyectos empresariales. “La mayoría hacen argán, amlou, alfombras... productos artesanales de Marruecos, son productos que se demandan en Marruecos, pero el problema es cómo comercializarlos y más cuando son de pueblos pequeños”.

Recalcó que a cada una se le ha dado “un curso personalizado sobre su especialidad”. Comentó que la mayoría son divorciadas y tienen carga familiar, “trabajan para ellas y su familia”. Su estado civil “les frena un poco la posibilidad de salir, para la mujer no es muy sencillo desplazarse de una aldea, le falta una ayuda y un empuje para sacar sus productos y, muchas veces, tener confianzas en ellas mismas”.

Se dio formación a veintiuna de las mujeres marroquíes “pero nosotros no sólo queremos formarlas, queremos ayudarlas a empezar en Marruecos”, por lo que el profesor visitó cinco nuevas cooperativas y la idea es “buscar más mujeres en el mismo pueblo con la misma producción y sacarla como una cooperativa”, multiplicar el número de participantes en el proyecto “por diez, no sólo darle un trabajo a una sino generar empleo dentro del pueblo, queremos que sus pueblos crezcan con ellas, esa es la idea final, generar riqueza en todo el pueblo, queremos aldeas que crezcan”.

Abdellah Dulfi comentó que esta iniciativa, “que me encanta, es una idea genial de AgroMartín y de la Diputación, muestra que la mujer no sólo viene a trabajar sino que además se le da la oportunidad de iniciar su propio proyecto en Marruecos y eso ayuda mucho”.

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