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Huelva/Se suele atribuir a Camarón de La Isla la cita que afirma que "el flamenco no tiene más que una escuela: transmitir o no transmitir". Tal y como lo conocemos hoy en día, el flamenco data del siglo XVIII. En 2010, la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Algunos estudiosos relacionan el origen del nombre del flamenco con las aves zancudas homónimas, porque el aspecto y el lenguaje corporal de sus intérpretes recuerdan a ellas.
De esta similitud se aprovecha la cubierta del cómic Lo flamenco, con una broma o juego de palabras de su autora, Nathalie Bellón. Esta obra no trata sobre los flamencos, esas espigadas aves de largas patas y alto cuello, sino de este arte musical desde lo más profundo, desde su significado mucho más que desde su historia. No vamos a encontrar aquí lo más típico del flamenco, lo que veríamos en la televisión, incluso en libros que exploren su historia, sino que se impone su naturaleza, su búsqueda en realidad, porque eso es lo que hace la autora de este cómic: un trabajo documental, con sus entrevistas, sus paseos, sus descubrimientos. Solamente le falta la música, que no escuchamos pero que Bellón acierta a transmitir para que los lectores pongan a su lectura la banda sonora adecuada.
Lo flamenco es un tebeo que se lee con la ilusión de quien está escuchando a personas que, sin el carisma de las grandes estrellas de esa materia, sabe de lo que está hablando. El mérito de Bellón está en encontrar todo esto lejos de los rincones más previsibles, lo que hace que su trabajo sea una sorpresa continua, por la forma, la de un documental por capítulos y una óptica muy personal, pero sobre todo por el fondo, porque todo lo que vemos tiene olor a genuino, a auténtico, a esencial. La tipografía escogida hace que sea una experiencia más exigente para el lector, pero parece también un camino para que las voces suenen reales. No quiere Bellón dar facilidades, sino que el lector se implique. Lo flamenco elude los tópicos, los temáticos y los geográficos, y ofrece mucha información para quienes quieran comenzar su propia experiencia en el mundo del flamenco.
El dibujo de la obra no busca realismo fotográfico, las distancias se ven con el uso del color, con fuertes tonalidades sobre blancos intensos, pero sí que nos sintamos dentro de una realidad identificable, algo que consigue con relativa facilidad por el tono que tiene todo el relato. De hecho, tiene mérito crear un vínculo tan realista con los personajes si vemos la economía de líneas con la que están construidos los rostros, una parte esencial de la información visual que transmite Lo flamenco. Si nos ponemos a buscar capas en estas páginas, hay un aspecto de la obra muy curioso, y es que actúa como captor de momentos que remiten a la esencia musical que persigue la obra. Es una forma distinta de llegar al mismo punto, y es una forma de dar valor en sí mismo al dibujo de la obra, también de manera autónoma, explicando a la vez que Bellón es buena ilustradora. Lo flamenco es un viaje lleno de una pasión que se contagia con mucha facilidad, llevando al lector, incluso al que no tenga ningún tipo de conocimiento sobre el flamenco, a sentirse parte de su forma de entender no solo la música sino también la vida.
Nathalie Bellón Hallu (Sevilla, 1981). Licenciada en Bellas Artes y Máster en Artes Escénicas. Premio de Escultura Alonso Cano en 2007. Ilustradora, compagina su trabajo de publicidad con todo tipo de proyectos, es responsable del cuento infantil Manuela y Rafael viajan en tren (2012), junto a Claudia Sade y de la tira Histerias de la Tipa Topo en el bimensual El Topo Tabernario. Expone, publica en fanzines y hace cartelería. Colabora con el proyecto de difusión poética Acción Poética MiArma. Exploradoras es su primer álbum ilustrado, en el que adapta poemas de doce poetisas contemporáneas. Su segunda obra, Entredecir, acompaña al poemario titulado Otro decir por decir, de Víctor Gómez, publicado por la editorial Tigres de papel en su colección PoeNOmas en 2016. En 2022, recibió el Premio Ciudad de Palma de Cómic por Lo Flamenco, lo que propició que la editorial balear Dolmen editase en 2024 este libro.
La próxima semana: La casa del dibujante (2023), de Santi Llagostera, Montse Muntadas y Jan, muestra características clásicas de la arquitectura tradicional que se deberían catalogar para ser conservadas.
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