El turismo de sol y playa eclipsa al ecológico

El plan destaca el potencial de Mazagón y Matalascañas por sus espacios naturales colindantes

Una imagen reciente de la playa de Caño Guerrero, en Matalascañas.
Una imagen reciente de la playa de Caño Guerrero, en Matalascañas.
C. López / Almonte

09 de agosto 2010 - 01:00

No es necesario ser autocrítico para concluir que algo se ha hecho mal para que en los últimos cuarenta años Doñana no haya sabido rentabilizar turísticamente el envidiable patrimonio del que puede presumir. La misma sentencia, aunque edulcorada tras el pertinente filtro del eufemismo, se puede extraer de la memoria informativa que precedió al II Plan de Desarrollo Sostenible de Doñana (PDSD) e incluso este PUP vuelve a poner el acento en este punto.

Ahora y sólo ahora que al ladrillo se le ha exprimido su última gota de rentabilidad, empresas y administraciones pretenden virar su modelo de desarrollo. La traducción en el plan a esta lectura se escenifica como sigue: "El sector turístico se ha visto limitado durante años a la explotación del recurso sol y playa, mediante un modelo en el que prevaleció la edificación residencial con un aprovechamiento intensivo del suelo costero, concentrado en Sanlúcar de Barrameda, Matalascañas y Mazagón".

A colación de ello se subraya: "en cuanto a la estructura tipológica en términos de estancia/alojamiento se reflejan importantes desequilibrios: el turismo hotelero presenta una relativa debilidad (dispone de 5.123 plazas, que suponen el 3,5% de la oferta de alojamientos)". Un hecho que contrasta con el "hiperdesarrollado de la segunda residencia, que acumula unas 125.000 plazas (86% del alojamiento turístico) y la relativa importancia del turismo de camping y del excursionismo (15.391 plazas).

El borrador con el que ya trabajan la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Almonte, al que ha tenido acceso este periódico, pone en primer plano las conclusiones del estudio elaborado por ADAD en 2008.

El estudio también corrobora las inigualables oportunidades para la práctica del turismo rural, el activo o el de naturaleza y muy especialmente el ornitológico en zonas como las Marismas del Odiel. Del mismo modo, se destaca "el potencial de generación de riqueza y empleo que poseen los núcleos litorales de Mazagón y Matalascañas, asociados al mar y los espacios naturales colindantes".

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