La UNIA acoge un curso de verano sobre los retos de las fundaciones y las claves para su puesta en valor

CURSOS DE VERANO DE LA UNIA

En la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), acogerá los principales retos del sector fundacional

La Junta destaca a la UNIA como la cuarta universidad española con más alumnos internacionales

Inauguración de los cursos de verano de la UNIA en La Rábida.
Inauguración de los cursos de verano de la UNIA en La Rábida. / Rafael García Rebollo

Huelva/Profesionalización, comunicación y colaboración son tres de los grandes retos en los que tienen que avanzar las fundaciones, verdaderos agentes catalizadores y de cohesión social, capaces de dar respuesta con agilidad y flexibilidad a los actuales desafíos, según se ha puesto de manifiesto en la primera jornada del Curso de Verano El papel de las fundaciones en una sociedad en transformación.

El curso, que se celebra en la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), ha sido organizado por la Fundación Cepsa en colaboración con la Asociación Española de Fundaciones (AEF) y Asociaciones Fundaciones Andaluzas (AFA). Durante la apertura del mismo, la directora de la Fundación Cepsa, Teresa Mañueco, se ha referido a la importancia de "poner en valor lo que representa el sector fundacional y lo que puede aportar como agente de cohesión y con visión a medio y largo plazo".

Curso de la Fundación CEPSA en la Universidad Internacional de Andalucía.
Curso de la Fundación CEPSA en la Universidad Internacional de Andalucía. / M.G.

Por su parte, la viceconsejera de Justicia, Ana Corredera, ha precisado que para la Junta de Andalucía las fundaciones son "esenciales y fundamentales y tenemos la mano tendida para trabajar y colaborar con ellas" pues son "un elemento catalizador entre la administración y la sociedad civil, ya que a veces llegan donde nosotros no podemos llegar". Corredera ha detallado que en Andalucía hay registradas en torno a 1.500 fundaciones, de las que unas 800 están activas, un dato, este último, que en el conjunto del país se eleva hasta las 10.500, según ha puesto de manifiesto Pilar García, presidenta de la AEF.

El interés general

García, que ha sido la encargada de abrir la parte académica del curso, ha resaltado que una fundación se caracteriza, principalmente, por ser una organización sin ánimo de lucro y dedicada a fines de interés general, y ha hecho un repaso por su variada tipicidad, tras lo que ha destacado que actualmente las fundaciones en España mueven un presupuesto de "alrededor de 17.000 millones de euros, representando el 2,4 del PIB, generan más de 200.000 puestos de trabajo directos y benefician a más de 40 millones de personas".

Asimismo, ha remarcado el carácter filantrópico de las fundaciones y su evolución, y se ha referido a retos como la necesidad de involucrar a la generación 'milenial' en la labor de estas al considerarla "responsable de la continuidad" de las fundaciones y de esa filantropía que abanderan; y a la imperante necesidad de ir adaptándose a esa transformación social.

Tras asegurar que las fundaciones "estamos sufriendo los mismos retos que la sociedad actual", ha remarcado la necesidad de "dar una visión global de las actividades que realizan", algo para lo que es muy importante "la transparencia y rendir cuentas; atraer y retener talento en esos perfiles que son necesarios para poder adaptarnos al futuro y tejer alianzas con otras fundaciones".

García ha abundado en esta realidad durante una mesa redonda posterior, moderada por Vanessa Moreno, presidenta de Dircom Andalucía; junto a Esteban Rondón, director general de Justicia Infantil; y Juan Luis Muñoz Escassi, director gerente de AFA. Rondón ha incidido, como antes la viceconsejera, en "tender la mano al sector, porque si bien se ha hecho mucho, hay más en lo que avanzar" y se ha referido a medidas adoptadas por la Junta como la reactivación del Consejo Andaluz de Fundaciones, en 2023; la creación del Premio de Fundaciones u otras enfocadas a la simplificación administrativa y a favorecer la digitalización.

Profesionalización

Muñoz Escassi, por su parte, ha defendido firmemente la necesidad de profesionalizar las fundaciones, herramientas fundamentales de transformación: "la buena voluntad no las gestiona y tienen una responsabilidad muy importante", por ello considera que de ello "depende su futuro; hay que gestionarlas como empresas".

Además, ha abogado por resolver uno de los principales problemas a los que se enfrentan hoy día, la comunicación, coincidiendo con García en que "hay que contar lo que hacemos", así como en que ha de haber alianzas entre las propias fundaciones. A estas alianzas también se ha referido Teresa Mañueco, que ha abordado el rol de las fundaciones corporativas y ha dicho que "si lo que queremos es tener impacto son necesarias dichas alianzas; solos es mucho más fácil trabajar porque decidimos los proyectos y los ejecutamos, pero no tendremos el mismo impacto, será mucho mayor si trabajamos conectando ideas con otros".

Asimismo, ha señalado que para que una fundación funcione lo primero es tener claro "en qué quiero ayudar a la sociedad" y "definir una estrategia realmente sólida que toque temas que realmente tienen relevancia para la sociedad y fijarse un compromiso a medio largo plazo", algo que han hecho desde la Fundación Cepsa.

En este punto, ha dejado claro que si bien se alinea con los intereses de la fundadora, la compañía Cepsa, hay entre ellas "una línea que no se cruza en cuanto a los grupos de interés o los negocios de la comunidad; una fundación corporativa se debe al interés general, hay que recordar que no tiene que haber ánimo de lucro, que no puede ser un vehículo para vender una imagen de la compañía".

Papel innovador

El curso también ha contado con la participación de Anabel Suso, coordinadora del Observatorio de Transición Justa y consultora de Red2Red, quien ha indicado que las fundaciones están llamadas a jugar "un papel innovador al tener la oportunidad de tener mucha más flexibilidad que la administración pública" y, en ese sentido, "a desarrollar políticas públicas y, sobre todo, desde el lado de la experimentación, que es algo que a veces la administración pública no tiene el marco, ni el tiempo ni la posibilidad".

"Han de salir de esa zona de confort en la que se han movido hasta ahora y tener una visión un poco más de prospección a futuro y de ayudar a redefinir y validar políticas públicas para solucionar problemas acuciantes" como, por ejemplo, en el caso de la transición ecológica.

A esa transición ecológica también se ha referido Julián Bejarano, del Instituto para la Transición Justa, indicando que "tiene muchos retos desde el punto de vista social"; se ha centrado en el hito que para la transición energética en España ha tenido el cierre del carbón y cómo la labor de la fundaciones pueden ayudar a la labor que está haciendo el Ministerio para la Transición Ecológica.

"Las administraciones públicas tienen una perspectiva muy macro, somos capaces de desplegar recursos e instrumentos para abordar los problemas a nivel más macro, pero a la hora de hilar fino y de aportar soluciones a situaciones muy concretas, las fundaciones están llamadas a jugar muy importante, así como a la hora de hacer llegar los recursos de la administración a todo el territorio, complementando el papel principal de la administración", ha explicado.

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