La Unidad de Rehabilitación del hospital Infanta Elena de Huelva regala esperanza a los más pequeños

Un amplio equipo de especialistas acompaña a los niños que necesitan rehabilitación temprana y a sus padres, parte activa del tratamiento, en el proceso de mejora

Trabajan con menores que tienen desde patologías ortopédicas hasta neurológicas, más complejas y con la necesidad de un seguimiento continuo

El imprescindible tratamiento que se 'cocina' en los fogones del hospital Infanta Elena de Huelva

Virginia Boza y Mónica Sánchez, fisioterapeutas del hospital Infanta Elena, con una paciente.
Virginia Boza y Mónica Sánchez, fisioterapeutas del hospital Infanta Elena, con una paciente. / M. G.

Huelva/Los niños de la provincia de Huelva que requieren rehabilitación temprana encuentran en el hospital Infanta Elena un espacio especialmente diseñado para ofrecerles un tratamiento integral, abordándose desde las patologías neurológicas hasta los problemas ortopédicos. Los pequeños y sus familiares -parte activa en el proceso de tratamiento- hallan en este 'refugio' a un completo equipo de especialistas cuyo trabajo diario les da la oportunidad de mejorar su autonomía y calidad de vida. Los médicos especialistas, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales velan por la evolución física de los menores, pero también se convierten en el apoyo emocional de los padres durante todo el proceso, "que varía en función de cada caso, dado que hay niños que nos llegan con problemas ortopédicos que se corrigen y, a continuación, son dados de alta; y sin embargo, hay otros que acuden con patologías neurológicas que requieren un seguimiento de por vida, por ejemplo, los niños con parálisis cerebral", explica a esta redacción la jefa de servicio de Medicina Física y Rehabilitación, Ana Ramírez.

Las especialistas en Medicina Física y Rehabilitación del hospital Infanta Elena, África Devolx, Rosa Lepe y Alejandra Matamoros, coinciden en señalar que los principales grupos de riesgo generadores de discapacidad infantil son las patologías de origen perinatal -defectos congénitos, prematuridad o lesiones perinatales, entre otras-, las enfermedades crónicas, las neurodegenerativas, las enfermedades raras altamente discapacitantes y los accidentes; de ahí que el perfil de niños que traten, de edades comprendidas entre los 0 y los 18 años, sea muy amplio. Tanto es así que "en algunos casos continuamos revisando a pacientes ya adultos, especialmente si los hemos tratado desde pequeños", añaden las especialistas de la Unidad de Rehabilitación Infantil del centro hospitalario, un servicio que destaca por su accesibilidad gracias a la técnica en cuidados auxiliares de Enfermería, Lola Quintero, el 'puente' entre cada necesidad que tienen los padres y el resto de especialistas.

Profesionales de la Unidad de Rehabilitación Infantil del hospital Infanta Elena.
Profesionales de la Unidad de Rehabilitación Infantil del hospital Infanta Elena. / M. G.

Al respecto, las facultativas enumeran algunas patologías que ven en consulta de forma más frecuente, como es el caso de "los niños con problemas neurológicos que nacen con daño cerebral y necesitan una valoración inicial; y a partir de ahí se derivan a terapia ocupacional o fisioterapia". "Nuestro objetivo aquí es prevenir complicaciones y garantizar un tratamiento ajustado a las necesidades específicas de cada menor", expresan las especialistas. A su vez, "también tratamos a niños con alteraciones ortopédicas que tienen, desde malformaciones en los pies o desviaciones en la columna, hasta patologías más complejas como distrofias musculares", que acostumbran a ser "enfermedades neurodegenerativas que aparecen en la infancia". Casos -estos últimos- en los que hay un seguimiento continuo con ánimo de "mejorar su calidad de vida, prevenir complicaciones secundarias y facilitar su día a día". "No vamos a solucionar la patología, pero sí les vamos a evitar rigidez en las articulaciones, acortamientos musculares, aumentos del tono muscular...", complementa Ramírez.

La médico rehabilitadora, Rosa Lepe, atiende a un paciente.
La médico rehabilitadora, Rosa Lepe, atiende a un paciente. / M. G.

Del mismo modo, también pasan por el hospital niños con riesgo neurológico, que nacen de forma prematura, y por ello requieren un seguimiento cercano; de tal modo que, "aunque al principio no muestren signos evidentes de problemas, pueden arrastrar complicaciones con el tiempo". Por tanto, es necesaria una vigilancia constante a juicio de las doctoras.

Ramírez pone de manifiesto el impacto que tiene la detección temprana de la enfermedad, especialmente en el caso de los niños con patologías neurológicas. "Un pronóstico más favorable es posible con un diagnóstico temprano", sentencia, al tiempo que expresa lo "devastador" que es para los padres recibir una noticia de este tipo. Es por ello que se antoja fundamental que los profesionales adopten esa vertiente emocional que les permita tender la mano a la familia más allá del trabajo de evolución física. "Y aquí juegan un papel esencial las fisioterapeutas", asegura Ramírez, dirigiéndose a sus compañeras Mónica Sánchez y Virginia Boza.

Virginia Boza, con una menor y su mamá en la Unidad de Rehabilitación Infantil del hospital Infanta Elena.
Virginia Boza, con una menor y su mamá en la Unidad de Rehabilitación Infantil del hospital Infanta Elena. / M. G.

Ambas especialistas de la fisioterapia destacan a Huelva Información el "bonito vínculo" que tienen con los niños y sus familias, dado que el trabajo continuo redunda en "confianza y familiaridad, aspectos vitales para el proceso de rehabilitación". En este sentido, para Mónica Sánchez y Virginia Boza el rol de los padres es "crucial", en tanto que "muchas de las actividades y ejercicios deben continuar en casa", de ahí que el hospital Infanta Elena los haga "una parte activa en el proceso de tratamiento". Asumen, por consiguiente, una función de educadoras en salud.

Otra labor indispensable dentro del proceso de tratamiento la realizan los terapeutas ocupacionales, que abogan porque los niños "puedan ser autónomos en su día a día", según cuenta a este diario Cristina Santana, terapeuta ocupacional. "Nuestro objetivo es lograr el máximo desempeño ocupacional del niño, ayudándoles a desarrollar habilidades con las que se adapten a las tareas cotidianas", como vestirse, comer o escribir. Un ejemplo, explica, "es el del niño que no puede usar su mano derecha o izquierda, y hay que enseñarle como vestirse, o a utilizar un cubierto adaptado". Todo ello en beneficio de una mayor autonomía, pero también "para que el menor refuerce su idea de que no es diferente al resto".

Cristina Santana, terapeuta ocupacional, con una de las pacientes.
Cristina Santana, terapeuta ocupacional, con una de las pacientes. / M. G.

"Mejorar la vida de los niños y sus familias" es la meta que persigue este equipo, que trabaja con ahínco para "asegurar que cada pequeño reciba el mejor tratamiento posible y, que dentro de sus posibilidades, logre la mayor autonomía en su vida diaria", finaliza la jefa de servicio de Medicina Física y Rehabilitación, Ana Ramírez.

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