Miedo y silencio en El Torrejón entre tiroteos: "Uno ya no duerme tranquilo"
Apenas nadie se atreve a hablar, siempre sin dar la cara, entre los vecinos de la barriada tras un mes y medio de sucesos y “tensión cada noche”
Algunos barajan vender sus viviendas en las zonas más comprometidas y marcharse a vivir a otro sitio
Una fuerte explosión provoca un incendio en el edificio tiroteado de la Plaza Violeta de El Torrejón de Huelva
Huelva/La ley del silencio reina en el barrio onubense de El Torrejón. Tras reiterados episodios de violencia el último mes, con tiroteos que dejaron un fallecido y tres heridos, alertas ciudadanas, intervención de armas, explosiones e incendios, pocos en la zona ofrecen un testimonio abierto acerca de la vida y rutina en el barrio, en evidente tensión y con continuada presencia policial.
Las declaraciones de algunos vecinos, comedidas y exigiendo siempre el anonimato, hablan de intranquilidad y de incertidumbre, con noches en las que “nadie descansa” porque “no es buen momento para las personas aquí”.
Los que padecen el problema de cerca hablan incluso de poner en venta el que ha sido y es el hogar familiar. “Mucha gente se ha ido ya”, confiesan, en busca de un sitio más seguro.
Los más pequeños “no lo entienden” y otros tienen que recluirse preventivamente, principalmente durante las horas del atardecer, cuando el ambiente parece tensarse. “Uno ya no duerme tranquilo”, afirman a esta Redacción tras el incendio ocasionado por varias explosiones que tenía lugar durante la madrugada del viernes. Otras fuentes narran que “la tensión se palpa en el ambiente, aunque el día se normaliza mucho más que las horas de la madrugada y noche”.
Cuentan a este periódico que “acaba la jornada laboral y todos se quedan en sus casas, donde no se enteran de nada y desde donde no vuelven a salir”. “Los ánimos están caldeados y los vecinos no quieren hablar del tema, se meten en sus viviendas y van de casa al trabajo y del trabajo a casa”.
En centros de trabajo cercanos se han puesto en marcha medidas “puntuales y excepcionales”. Se han “adaptado horarios e implantado el teletrabajo de una forma no generalizada” en la zona, a expensas de recuperar una normalidad que “nunca se consigue del todo, con episodios de este tipo cada cierto tiempo”. Por el día, según insisten anónimamente a Huelva Información, “todo parece estar más tranquilo”. Es por la noche cuando muchos vecinos vuelven al cobijo de sus hogares, con sus familias y a la espera de que “todo acabe”. “Son problemas recurrentes que persisten en el tiempo y que se repiten cada ciertos meses o años. Entonces, la alarma social aflora hasta que la calma llega de nuevo. Aunque el fondo del problema siempre está ahí”.
Más allá, a las familias no les queda otra que continuar con el día a día. Los pocos que prestan declaraciones hablan de “problemas que se entrelazan”, algo que, cuentan, “va más allá de cada incidente y de su solución inmediata”. Otros lo comparan con una olla a presión que, tras episodios desagradables y que “alarman mucho a la población”, estalla. Aunque siguen viviendo “exactamente igual porque convivimos con el problema”.
Colectivos y organismos que operan en distintas zonas de la capital onubense esperan que las intervenciones policiales den su fruto, aunque hablan de un problema estructural que atenta contra la vida y el desarrollo de todos, especialmente de las últimas generaciones. “Hará falta largo tiempo, llegar al asunto desde su raíz, además de atender a la población más joven con oportunidades laborales y una esperanza distinta, un empleo y un proyecto de vida diferente al que aspiran hoy por hoy”. Algo complicado de conseguir, dicen, a corto y medio plazo.
En el día a día y especialmente por la mañana, todo se circunscribe a las familias afectadas, con una rutina que no difiere mucho de la que tenían antes de los acontecimientos, aunque sí con la expectación ante próximos disturbios que rompan, una vez más, la normalidad del barrio.
Un mes y medio atrás
El 10 de septiembre, un tiroteo en la Plaza Violeta del barrio de El Torrejón acababa con la vida de un hombre y dejaba dos heridos. Fuentes oficiales confirmaron que se trataba de una disputa entre dos familias de la barriada. Desde ese momento, y cerca de mes y medio más tarde, parece que aún no ha cesado el conflicto que prendía entonces. Varias alarmas vecinales saltaron durante los siguientes días y semanas. Las llamadas al Servicio de Emergencias 112 Andalucía se sucedieron alertando de haber escuchado “disparos”.
Un mes después, el acusado de acabar con la vida de un hombre el pasado 10 de septiembre fue detenido en Gijón y puesto a disposición judicial. Desde aquel día y hasta ahora, dos tiroteos más han tenido lugar en el barrio, ambas veces sin heridos. Un equipo Tedax desactivó dos granadas de mano en un descampado ubicado en la barriada, mientras que en el marco de la operación policial se han intervenido armas y hasta 400 plantaciones de marihuana, con un incendio provocado por explosiones, como último hecho registrado, la madrugada del viernes. La tensión sigue. Y el silencio.
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