Manuel Diego Pareja-Obregón: "Cuando veo un halcón a 400 metros de altura, veo sinfonías y acordes musicales en el cielo"
Voces de Huelva
Manuel Diego Pareja-Obregón, sevillano de nacimiento y onubense de adopción, ha pasado de componer canciones y producir discos para cantantes y grupos de la talla de María del Monte, María Vidal, Serafín Zubiri, Los del Río, Tijeritas, Amigos de Gines o Raya Real, entre otros muchos, a presidir la Asociación Española de Cetrería y lograr la catalogación de esta actividad cinegética como Bien de Interés Cultural de Andalucía
Cartaya/Con el 'corazón partío' -a partes iguales-. Así vive el polifacético artista y cetrero Manuel Diego Pareja Obregón de los Reyes (Sevilla, 1957) el hecho de haber nacido en la capital andaluza y de llevar residiendo más de la mitad de su vida en la provincia de Huelva, a caballo entre Cartaya y su enclave costero de El Rompido.
En palabras del propio Manuel Diego: "me siento sevillano de nacimiento y para mi Sevilla es la ciudad más bonita del mundo; rompiero en alma y esencia por ser allí donde pasé los mejores momentos de mi niñez, adolescencia y juventud; cartayero de adopción ya que soy oficialmente Hijo Adoptivo de Cartaya desde el año 2001-y porque es donde resido desde el año 1991-; y lepero de corazón por ser el municipio de mi mujer y de mis hijos".
En definitiva, un sevillano que se siente onubense, pero que no ha dejado de ser sevillano…, que dedicó muchos años de su vida a la música, pero que ahora está entregado en cuerpo y alma a la cetrería hasta el punto de que en la actualidad es propietario y gestiona uno de los criaderos de aves de presa privados más importantes del mundo, es presidente de la Asociación Española de Cetrería y ha sido el principal artífice de que esta actividad cinegética haya sido declarada Bien de Interés Cultural (BIC) no solo en Andalucía, sino también en otras Comunidades Autónomas españolas.
-¿Se puede ser sevillano y onubense a partes iguales?
-Por supuesto que sí, y en mi caso la explicación es la siguiente: La primera vez que vine a Cartaya tenía apenas seis años y mis padres alquilaron una casa para pasar el verano en la calle San Sebastián. Recuerdo como nos bañábamos en La Ribera, y que mi padre conoció a mucha gente del pueblo, entre ellos el conocido guitarrista José Pérez Ramblado. El año siguiente ya lo pasamos en El Rompido, también en una casa alquilada, y a partir de ahí repetimos nuestras vacaciones en dicho enclave todos los veranos. A los tres o cuatro años mis padres se compraron una parcela en El Rompido, en la que nos hicimos una casa, a la que ya no solo veníamos en verano, sino en cualquier fiesta y muchos fines de semana, y a la que me fui definitivamente a vivir con algo más de 30 años, hasta que en 1991 me compré la vivienda en la que actualmente resido y que se encuentra en un bonito pinar de Cartaya.
También tengo vínculos muy estrechos con Lepe, por ser éste el pueblo de mi mujer, Carmen Silveira, a la que conocí en Sevilla cuando ella estudiaba allí Medicina; y de mis hijos, que se sienten plenamente leperos.
-De la música a la cetrería. ¿Tienen algo en común ambas actividades?
-Cuando veo un halcón en el cielo a 400 metros de altura, la cabeza se me llena de sinfonías y acordes hechos con violines, guitarras, metales, percusiones… Me incita a componer y a crecer como músico. Sí, tienen mucho que ver porque hay cosas que necesitan música y yo, aunque ya no vivo de ella, sigo tocando mi piano y haciendo composiciones y cosas a nivel local como la plegaria que le he hecho recientemente a la Virgen de la Bella de Lepe, que la canta todo el pueblo y de la que estoy muy orgulloso. Y la inspiración para todo ello la encuentro en la cetrería.
-¿Cómo ha transitado de una actividad a otra?
-Mi profesión ha sido músico y compositor. De hecho he hecho letras y músicas, así como también he producido discos, para artistas como María del Monte, María Vidal, Serafín Zubiri, Los del Río, Tijeritas, Amigos de Gines, Raya Real y otros muchos más. Pero de repente la música dio un vuelco y dejó de ser económicamente rentable; desaparecen las compañías discográficas; nadie compra un disco; aparecen las plataformas digitales… y lo que para mí siempre había sido una afición, la cetrería, pasó a ser mi actividad principal gracias a las técnicas y conocimientos que ya había adquirido, incluida la reproducción en cautividad de aves de presa. Todo ello me llevó a instalar en Cartaya un criadero de aves de presa donde actualmente criamos halcones para muchos lugares del mundo, y muy especialmente para los países del Golfo Pérsico, donde hay mucha afición.
Solo por poner un ejemplo, yo traje en 1988 a España desde EEUU la primera águila de Harris, actualmente una de las especies más emblemáticas para la cetrería; y en El Rompido nació el primer pollo en cautividad de dicha especie en nuestro país.
-¿Qué es para usted la cetrería?
-Un modo de vida. Una filosofía. Decía Miguel Delibes que es una forma vocacional de esclavitud, y tenía toda la razón del mundo porque cuidas animales que, al comer carne fresca, prácticamente no te puedes ir ni de vacaciones. Para mí lo es todo, y gracias a ella me siento vivo los 365 días del año.
-¿Cuál ha sido su papel en la catalogación de la cetrería en Andalucía como BIC?
-La cetrería se declara, junto con el flamenco, los castellers catalanes y el silbo gomero como patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. En el caso de la cetrería con el respaldo soberano de 14 países, un apoyo hasta entonces nunca visto en este tipo de catalogaciones a nivel internacional que evidenció su universalidad. A nivel nacional, la figura jurídica del BIC supone una protección más, de ahí que como presidente de la Asociación Española de Cetrería, junto con un equipo fantástico de personas, decidimos trabajar en ello. Actualmente la cetrería es BIC en Castilla y León, Castilla la Mancha, Extremadura, Comunidad de Madrid y Andalucía, Comunidad esta última donde lideré personalmente la propuesta, que se logró tras dos duros años de trabajo, de expedientes con muchísimos informes, y con el respaldo de todos los grupos del Parlamento de Andalucía.
-¿Qué supone ello para usted como andaluz y como cetrero?
-Todo un orgullo porque es el mayor grado de protección que en estos momentos puede tener una actividad. Para ello hemos tenido que demostrar no solo que desde antiguo los andaluces hemos practicado la cetrería, sino también que es una actividad que está viva y a la que hay que proteger para evitar su desaparición y la de todas las actividades vinculadas a la misma, como la de los artesanos que elaboran todo lo necesario para su práctica. Andalucía es muy rica en ello, como por ejemplo se demuestra con los barrios existentes en numerosos pueblos y ciudades andaluces llamados Albaicín, que en árabe significa barrio de halconeros y que era por tanto donde residían los maestros dedicados a dicha actividad.
-¿Hay que promocionar la cetrería?
-Por supuesto. No solo como actividad deportiva, sino también por su importante componente educativo en materia de naturaleza. La gente en general tiene pocos conocimientos de la actividad cinegética más natural que existe al ser una lucha de poder a poder. Mucha gente no distingue unas especies de otras, ni el importante papel que juegan las rapaces en la preservación de los ecosistemas. Todo lo explicamos en los numerosos eventos a los que asistimos, y sobre todo a los más pequeños en los colegios de la provincia, como hemos hecho recientemente en Lepe, donde hemos llevado a cabo una semana dedicada a la cetrería en todos los centros escolares. En ella los más pequeños han podido disfrutar, a la vez que han aprendido mucho sobre las rapaces y sobre cetrería.
-Con el mismo objetivo ha presentado recientemente el primer recetario cetrero.
-Sí, y lo he titulado 'Por los caminos del cielo. La cocina y la cetrería'. En la publicación he recopilado un centenar de recetas de toda la geografía española, cada una desarrollada por un conocido cetrero, donde yo aporto una breve semblanza y biografía de cada uno. Además, tiene la particularidad de que se puede visualizar a través de fotografías las presas tanto en su hábitat natural como recién cazadas, así como una presentación del plato final y de los ingredientes de cada receta. La obra ha sido prologada por Xanti Elías, único restaurador con Estrella Michelín en la provincia onubense.
-¿Qué hacéis exactamente en vuestro centro de cría de Cartaya?
-Tenemos de media en nuestras instalaciones de Cartaya unos cien animales y reproducimos un total de 17 especies de aves de presa puras, algo que hacen muy pocos en todo el mundo, y todo ello sin ayudas ni subvenciones de ningún tipo. Además hacemos muchas hibridaciones, como se ha hecho a lo largo de la historia con el resto de especies animales domesticadas y de vegetales comestibles. Con ello intentamos sacar animales mejores tanto estéticamente como desde el punto de vista de sus habilidades para la caza.
-¿De dónde y cómo se siente un sevillano enamorado de su tierra, adoptado en una provincia vecina como Huelva?
-Mi padre siempre tuvo una mentalidad muy abierta en este sentido, hemos viajado tanto, y hay tanto bonito en el mundo y en España, que podría sentirme de cualquier lugar solo por el hecho de gustarme. Pero por mis circunstancias me siento sevillano porque nací en Sevilla, pero quizás ya más onubense porque en esta provincia he vivido más de la mitad de mi vida, aquí me he casado, de Huelva son mi mujer y mis hijos, y lo que es fundamental, las vacaciones siempre las he pasado en El Rompido, y cuando eres niño o joven, eso siempre te deja recuerdos imborrables y para mí El Rompido es sinónimo de libertad, de vacaciones, de diversión… Me siento tan onubense hasta el punto de que nadie me diga ni pío de esta provincia, como lógicamente tampoco de Sevilla.
-Ha recibido este año la Bandera de Andalucía en Huelva. ¿Cómo se siente por ello?
-Tengo muchos premios, galardones y reconocimientos, además de ser socio de honor de numerosas asociaciones cetreras de todo el mundo, pero no tengo palabras para expresar y agradecer lo que siento por el hecho de que tu tierra, el lugar donde vives y la gente con la que compartes tu vida, te otorguen un reconocimiento como éste, que es uno de los máximos galardones que concede la Junta de Andalucía.
-¿Le une también a Huelva que la popular Salve Rociera del Olé fuese compuesta por su padre?
-Por supuesto. Nuestra familia siempre ha sido muy rociera. Yo he ido al Rocío primero en una carreta en la barriga de mi madre, y después durante más de 45 años de mi vida. He sido pregonero de la Virgen del Rocío en numerosas hermandades rocieras, muchas de ellas de Huelva, y que una composición de mi padre, Manuel Pareja-Obregón y García (1933-1995), actualmente se interprete por todos los rocieros y en todo el mundo, es una tremenda satisfacción y orgullo.
A ello se une que Cartaya ha reconocido hace varios años esa labor de mi padre colocando un mosaico de cerámica recordando este hecho en El Rompido, donde se compuso la famosa Salve entre los años 1967 y 1968, y donde fue interpretada por primera vez en público en su iglesia del Carmen durante una Misa del Gallo dedicada a los marineros locales.
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