La Virgen de la Cinta de nuevo en la Merced
Huelva de ayer a hoy
Novena en la Santa Iglesia Catedral. Los cultos celebrados hace ahora 131 años sirvieron de detonante para alentar el compromiso cintero con la Patrona de Huelva que nos lleva hasta hoy
Llegaron jóvenes cinteros como Juan Cádiz, Antonio Checa, Manuel Siurot, Francisco Jiménez... que fomentaron la devoción
Huelva/La Virgen de la Cinta lo llena todo, cualquier rincón de la ciudad vibra estos días expectante ante la cercanía del 8 de septiembre, de su festividad. Siempre fue así, aunque debemos ser realistas porque cada momento de la historia tuvo una forma de presentarse y los tiempos difíciles sirvieron para la superación.
Entronizada ahora en la Santa Iglesia Catedral de Huelva en esta novena, donde las madres de la Virgen abarrotan el templo durante los nueve días para dar gracias por todos, lo mismo que bajan con Ella descalzadas de promesas. Ante tanta belleza y espiritualidad no puedo por menos, en este año de retorno a la Catedral, que acordarme de las palabras que Juan Cádiz Serrano dejara escritas en sus Memorias que, como cronista de la Hermandad de la Cinta, tengo el compromiso de preparar su edición que me encomendara otro gran cintero, Francisco Vázquez Carrasco. Está pendiente de su biografía que el tiempo se encarga de reconstruir con la aparición de nuevos datos.
Juan Cádiz llegó a Huelva el 31 de julio de 1893, un joven y flamante notario gaditano para más señas, que se establece en nuestra ciudad, con Agustina Salvatierra con la que contrae matrimonio al año siguiente. Aflora todo el dolor de su corazón cuando relata su encuentro con la Virgen Chiquita de la Cinta. Aquel año, a pesar de estar cercanos los ecos del IV Centenario, resultó ser una “época calamitosa para Huelva” en comercio e industria, esta decadencia se refleja en todo, parroquias, hermandades y corporaciones, nos dice.
La Virgen de la Cinta “no pudo ser trasladada a la parroquia de San Pedro como otras veces y la condujeron sin pompa ni ostentación alguna a la iglesia de la Merced”. Lamenta que aquí “se hizo una novena tan pobre como falta de concurrencia, hasta tal extremo que una tarde con mis buenos padres fui a la hermosa iglesia de la Merced, encontré que solo asistían a la novena las Hijas de la Caridad y algunos enfermos de diez años, una pobre morena que durante muchos años conocí como vecina en la calle del Peral, mi familia y acá”.
Los años que siguieron no fueron fáciles, la vuelta a San Pedro para la siguiente festividad, “una modestísima novena con alguna concurrencia y fervor místico”. Al santuario tampoco acudían muchos pues las habitaciones servían de hospital para varicosos. El hermano mayor, Blas Fernández, sufría en el alma este tiempo como cualquier otro cintero.
Estos inconvenientes no desanimaron la devoción sino que impulsó un despertar en la hermandad que desemboca en 1897 con nueva junta que preside Antonio Checa y Núñez. Se renovó la techumbre del santuario gracias a Francisco Jiménez y Jiménez, como ofrenda tras recibir un premio de la lotería. Luego llegó de hermano mayor Manuel Siurot en 1899, con él gente joven “que se distinguía siempre por su alegría”; restauraron los claustros, el patio y habitaciones de las escuelas del santuario.
Juan Cádiz estaba en esta legión de jóvenes que tanto bueno hizo por lo social en la Huelva de entre siglos capitaneados por Pedro Román Clavero, desde el compromiso cristiano. Es elegido hermano mayor en 1904 cargo en el estuvo hasta 1917, le sustituye otro gran cintero Francisco García Morales. Juan Cádiz sufría achaques de su salud, falleció en 1926; no dejó de estar en ningún momento junto a la Virgen de la Cinta en grandes proyectos.
En los cultos que ahora celebramos, 131 años después de que Juan Cádiz Serrano se encontrara con una ciudad decadente, seguro que hoy se sentiría especialmente gozoso al ver que la iglesia de la Merced es la Santa Iglesia Catedral de Huelva, que la novena está a rebosar, la Virgen Chiquita de la Cinta en un artístico y cuidado altar de cultos, y la multitud le arropa en cada momento. A esta Catedral acudió por vez primera para su novena en 1956 y este año lo vuelve a hacer después de varios de ausencia, sin olvidar otros templos como San Pedro o la Concepción que siempre le acogieron y permanecen con sus puertas abiertas para otros años.
La Patrona regresa a ‘inaugurar’ la nueva plaza, la de la Feria de la Virgen de la Cinta, una de la más antigua de Andalucía, de 1863; se cumplen ahora 161 años, le distinguía su caseta o pabellón en el centro, el llamado templete de la música inaugurado en 1883, hace 141 años.
Gracias a Juan Cádiz Serrano, a aquellos otros jóvenes y a los que les siguieron, por todo su esfuerzo para que los cinteros de hoy hayamos heredado una novena y unos cultos tan espléndidos, con su hermoso santuario. Seguro que estarán contentos en el balcón del Cielo del Conquero eterno.
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