Vueling deja fuera del avión a un grupo de onubenses por "exceso de peso" y tardan dos días para volver a casa desde Lanzarote

Fueron desalojados del avión tras informarles el comandante de que "había demasiado peso para volar". Los onubenses han podido llegar a su destino este jueves, dos días después de lo previsto

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Cinta Ceballos, onubense afectada por el último vuelo de Vueling de Lanzarote a Sevilla. / M.G.

Un grupo de onubenses que viajaron hace unos días a Lanzarote han contado la trágica situación que han tenido que vivir a su regreso con la compañía aérea Vueling. El martes 27 de agosto tenían que embarcar desde la isla con destino a Sevilla. Sin embargo, al subir al avión (y después de más de una hora de retraso) comenzaron a comprobar diversos fallos eléctricos. Cinta Ceballos, una onubense afectada, narra la incertidumbre que vivieron durante un largo espacio de tiempo, al ver que el avión no despegaba. Afirma que, tras la inquietud de los pasajeros, el comandante finalmente les comunicó que "el avión no podía despegar por problemas de peso". Así pues, invitó a 40 voluntarios a que se bajasen del avión.

La onubense, junto a otros cinco familiares, decidieron bajar y una vez fuera estuvieron hasta la 1:00 de la mañana sin saber si finalmente el avión iba a despegar. Cuenta que les entregaron las maletas, los mandaron a un hotel y el resto de pasajeros finalmente también fue desalojado del avión ya entrada la madrugada, así como reubicados en otro alojamiento de la isla.

Finalmente, fueron avisados de que el vuelo saldría de nuevo el 28 de agosto a las 11:45, pero al dirigirse al aeropuerto para embarcar, vuelven a comunicarles que de los 40 voluntarios que se bajaron del avión, "unos cuantos (con prioridad para los niños) tenían que entrar, pero que el resto debía esperar fuera". Sorprendidos por este nuevo imprevisto, se enteran de que "ese avión venía de Barcelona con tres revisiones hechas, pero no tenía fuerza, por lo que debía volar solo con pasajeros y sin maletas".

Con todo, este segundo avión salió y llegó a Sevilla, pero 27, los onubenses entre ellos, se volvieron a quedar en tierra, esperando a que Vueling les reasignara otro vuelo de regreso.

La onubense, que se queja del trato recibido por algunas azafatas y personal de la compañía aérea, ha mandado un vídeo a los medios para dar a conocer la situación, ya que no entiende "cómo se puede poner en marcha un vuelo cuando el avión no está en condiciones óptimas para volar, jugando con el ánimo, el tiempo y la vida de las personas".

Finalmente, dos días después de lo previsto, este jueves 29 de agosto, a las 12:00, embarcaba junto a sus familiares y amigos con destino a Sevilla y culminaba lo que, dice, ha sido "como el día de la marmota". Lamenta que la vuelta del viaje se haya visto nublada por el "cansancio y la incertidumbre generada por la compañía".

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