La vuelta del kiosco de los Jardines del Muelle

Estos últimos días la verdad que es una satisfacción pasear por la ciudad y encontrarse algunos proyectos patrimoniales en marcha.

En el tránsito hacia el Muelle de Levante para ver las naos allí atracadas que recordaban las gloriosas gestas de los marineros españoles, encontramos el kiosco de los Jardines del Muelle en obras.

Se le ve en el esqueleto y parece que le están haciendo una buena cirugía. En la imagen del voladizo pues se advierte todo, el mal estado del forjado, la oxidación y la falta de atención en décadas.

Ahora está en obras y es una satisfacción. La verdad que para muchos es un lugar emblemático en las jornadas de ocio y muy especialmente en los fines de semana, cuando el kiosco cobra más vida con el aliciente de las visitas.

Para muchos era el parque de los monos o de las palomas. Los monos y todo el zoológico hace mucho tiempo que desaparecieron, las nuevas medidas para los animales en cautividad así lo obligó. Resultó más fácil que adaptarlo a como están en otros recintos modernos. Lo cierto es que para muchos onubenses aquí empezaron a amar a los animales, los pavos reales... y, por supuesto, los monos con la Mona Juana y el Mono Colombino, que nació para las fiestas de agosto y así se le bautizó. El estanque dejó de tener peces.

Mientras, más recientemente el anterior equipo de gobierno municipal no tuvo otra ocurrencia que colocar el nuevo parque de juegos para niños en la misma rotonda, como si no hubiera otro lugar. Así que el parque dejó de ser el de las palomas, al que tantos niños hemos ido a darle de comer el pienso de las bolsas que vendían en el kiosco. Dejamos de ver aquella bandada de palomas que en círculo sobre la fuente fascinaban por su medido vuelo.

Ahora nos alegra que el Ayuntamiento haya dado luz verde a la restauración del kiosco de los Jardines del Muelle, tras un largo culebrón de la anterior dejadez municipal. Solo queda sentarse en uno de sus veladores, tomar un refrigerio mientras se espera la hora para embarcar en la Canoa de Punta Umbría.

La ciudad, sin duda, avanza en recuperar sus señas de identidad, que en cosas tan sencillas como esta hace que le de un vuelco al corazón, que se recuerden tiempos muy felices y que se augure con ello un tiempo ahora también mucho mejor. Un aliciente más para dejar a un lado la pandemia, para recuperar la calle y la ciudad.