Wild Welva hace un llamamiento a través del arte a la protección del patrimonio arquitectónico de Huelva

Utiliza la entrada tapiada de un edificio singular del centro de la ciudad como soporte de su nueva obra, 'No quiero realidad, quiero magia'

Wild Welva elige la Universidad de Huelva para su primera exposición individual

Nueva obra de Wild Welva / S.V.

Tras un paréntesis en su actividad creatividad, Seba Ventana, conocido artísticamente como Wild Welva, vuelve a intervenir en Huelva, y en esta ocasión realiza un llamamiento a través del arte a la protección del patrimonio arquitectónico de la capital onubense. El artista ha utilizado la entrada tapiada de un edificio singular del centro de la ciudad como soporte de su nueva obra titulada No quiero realidad, quiero magia, una composición pictórica protagonizada en esta ocasión por un ser fantástico, un unicornio, un animal mitológico símbolo de la fuerza pero también de la pureza, con la que Seba Ventana rinde tributo a su madre, recientemente fallecida.

Wild Welva eligió para instalar esta obra el edificio ubicado en el número 16 de la céntrica calle Pérez Carasa, una construcción de estilo racionalista proyectada por el arquitecto José María Pérez Carasa en 1940, una edificación incluida en el Catálogo de Edificios, Elementos y Espacios Urbanos de Valores Singulares del Plan Especial del Casco Histórico, cuya protección está limitada a la configuración exterior. Es un edificio de viviendas, rematado por un torreón, en cuya fachada destacan los originales azulejos que la recubren así como la cerrajería de los balcones.

Según Seba Ventana, "es una de las casas más bonitas que hay en toda Huelva, tiene azulejos originales. Me fijé que la puerta principal la habían tapiado, lo que me dejó un sitio para hacer una intervención", uno de sus murales para darle vida a una edificación que está "un poco abandonada", de manera que ahora de su puerta principal parece salir con gran majestuosidad un impresionante unicornio blanco, poniendo así el foco en este edificio con el deseo de que no ocurra con él lo mismo que con otras construcciones singulares del centro que fueron demolidas. Desde que el artista instaló el pasado domingo su obra, ésta se ha vuelto viral en las redes, sorprende que se haya "viralizado tan de repente". Ha podido ayudar a ello que se trate de "una calle muy transitada y llama la atención".

Wild Welva instala la obra / M.G.

El mural mide tres metros de alto por uno y medio de ancho. La técnica empleada es pintura acrílica, rotuladores y cera sobre papel. Tras meses inactivo, no quería hacer una obra realista y pensó en pintar un unicornio, le puso como título a la composición una frase de la película Un tranvía llamado deseo, una obra con la que "aportar un poco de magia a ese edificio". Es la primera que realiza después del fallecimiento de su madre y quiso hacer "un animal mágico, una semidivinidad, que está más cerca del cielo, quería un animal mitológico, conocido en distintas sociedades, que fuera como un espíritu puro", una intervención con la que "honrar a mi madre de alguna manera".

Con este primer paso, después de un periodo de duelo, se vuelve a incorporar al mundo creativo, ya pensando en la próxima obra, no tiene aún pensado dónde la colocará, ni qué pintará, pero lo que sí tiene claro es que seguirá "haciendo cosas en la ciudad". Se está planteando realizar alguna nueva intervención en las laderas del cabezo de La Joya, "ese sitio me ronda continuamente en la cabeza".

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