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La casita de Jesús
Pasear por Huelva desde hace diez años hasta ahora ha generado un impacto visual más grande y atractivo al entender que las pupilas se quedan con el verde y marrón de la arboleda, parques y jardines que componen el entramado paisajístico de la capital. También del conjunto floral que hace que los onubenses vivan en un cuadro primaveral eterno. Esta mancha verde que cualquier satélite pudiera detectar en Huelva en una vista aérea tiene una extensión de 1.317.000 metros cuadrados. El número físico de estos espacios ha crecido enormemente desde el año 1999, cuando se contabilizaban unos 400.000 metros cuadrados.
Desde ese año el impulso fue superlativo gracias a la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana. Son datos que ofrece a Huelva Información el jefe de sección del departamento de parques y jardines del Ayuntamiento de Huelva, Francisco Pinteño. En la capital no se cae una hoja de un árbol sin que él lo sepa y no se realiza el corte, mantenimiento o plantación en cualquier espacio sin que un plan de ejecución pase antes su veredicto. A pesar del cargo, su pasión por este sector profesional hace que la imaginación, la ejecución, el estudio y los deseos de Pinteño se conviertan en la búsqueda de la perfección.
Según los datos que maneja Pinteño el porcentaje de zonas verdes en relación a la superficie del núcleo urbano supera el 10% mientras que existe más de 8,8 metros cuadrados por habitante. Un parámetro que supera lo requerido por la Ley del Suelo pero que todavía no alcanza el mínimo indicado por la Organización Mundial de la Salud, que es de diez metros cuadrados.
El jefe de sección está al cargo del núcleo urbano principal por lo que a esos 1.317.000 metros cuadrados habría que sumar de zonas verdes onubenses los espacios de los polígonos industriales, universidad, hospitales o colegios “que aunque no los mantiene el ayuntamiento sí contribuyen desde el punto de vista ambiental, paisajístico y ornamental”, explica. Pinteño divide la ciudad en tres tipos de zonas verdes: las singulares, “que están asociadas a los sistemas generales de espacios libres y que por su importancia y tamaño dan respuesta a toda la ciudadanía” como el Parque Moret; las básicas, que por tipología, tamaño y ubicación obedecen más a zonas verdes de cercanía o barrio como los jardines de Santa Marta; y las áreas peatonales, “que tienen muy poca cobertura verde pero que aun así se mantiene” como la Plaza de las Monjas.
El crecimiento en la extensión verde de la capital también ha supuesto un alza en el inventario de árboles. Actualmente la arboleda se compone de unos 33.000 ejemplares, dentro de las zonas públicas, cuando hace diez años este número llegaba a los 24.000. Pinteño apunta que esta situación cambia constantemente puesto que “todos los días cortamos y plantamos árboles”. La retirada llega por “problemas biomecánicos, fitosanitarios, por riesgo de caída...” a la vez que plantar ejemplares entre los cuales “unos prosperan y otros se pierden”. Francisco Pinteño alerta que existe en Huelva un hándicap, que es el vandalismo, que en distintas ocasiones lo sufren los árboles de la ciudad.
Una de las tareas del departamento de parques y jardines es aumentar el número de especies en el paisaje urbano onubense. “Es importante la diversidad, que te genere distintos colores o floraciones”, explica Francisco Pinteño. En diez años el número de especies que viven en la capital ha pasado de 110 a 141. La especie más común es el naranjo amargo (Citrus aurantium) con unos 4.800 ejemplares de los 33.000 árboles que crecen en Huelva. Otras especies muy comunes, según los datos de Pinteño son la jacaranda (Jacaranda mimosifolia), la tipuana (Tipuana tipu), el pino piñonero (Pinus pinea), el ciprés común (Cupressus sempervirens), el olmo de Siberia (Ulmus pumila), y el plátano (Platanus hispanica).
Muchos de los ejemplares que llegan hasta la capital vienen a través de pedidos que realiza el departamento a distintos viveros de España. En el caso de que la adquisición sea de una especie nueva Pinteño explica que “la utilizamos en modo experimental en algunas zonas verdes o parques unos 2-3 años para ver cómo funcional y cuál es su comportamiento”.
Todo este trabajo y crecimiento en el aspecto verde de la ciudad en los últimos diez años ha coincidido con un importante descenso de la plantilla a nivel municipal. Actualmente, además de Francisco Pinteño hay un capataz del servicio, tres inspectores, un administrativo y diez operarios. Hace 10 años el personal de jardinería contaba con 40 operarios. Estos trabajadores se encargan del vivero, el cementerio o la Casa Colón, mientras que del resto de zonas lo hace la empresa externa Ferrovial que cuenta con 82 trabajadores. El presupuesto total del departamento es de tres millones de euros, en el que se incluye el contrato de mantenimiento con la empresa además del coste del personal funcionario.
Uno de los principales problemas que tiene Huelva en relación con los espacios verdes es que “la arboleda está invertida en la ciudad”, explica Francisco Pinteño. Y es que en la capital hay muchas zonas verdes y parques urbanos con una “tremenda falta de cobertura vegetal y de sombra” mientras que por otro lado en el viario, en plazas, y espacios muy reducidos hay “una espesura inmensa tanto a nivel de vuelo (la copa de los árboles) como estructural de raíces”. Este hecho genera “muchos problemas de caídas y de sombra”. Estas cuestiones están provocando un mantenimiento muy intenso (podas severas y reiteradas) no acorde a la fenología de la especie, según explica Pinteño. La solución pasa, “que lo estamos haciendo”, en una reconversión por nuevas especies más aptas a las circunstancias del entorno. Eso sí “es un tema muy complicado, costoso y largo en el tiempo”. El objetivo final es poner el “árbol adecuado en el sitio adecuado”. Por otro lado, el viario onubense cuenta con más de 2.000 alcorques vacíos que están pendiente de plantación y que poco a poco se van replantando. Según Pinteño, en muchos casos, esta actuación requiere de labores previas que dificultan la inmediata reposición del árbol, como son el destoconado con eliminación de raíces y la reposición del pavimento afectado por la anterior especie.
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