Diálogo íntimo con Zenobia Camprubí
Una muestra descubre a través de más de 200 piezas la cara más desconocida de la esposa de Juan Ramón Jiménez Fue una mujer arrolladora, avanzada, inquieta y solidaria que luchó por la igualdad y la justicia social
Cualquier iniciativa relacionada con Juan Ramón Jiménez adopta un universo simbólico -distinto y único- cuando se desarrolla en Moguer. Y la inauguración, en el día de ayer, de la exposición Zenobia Camprubí, en primera persona, que puede visitarse en el Teatro Felipe Godínez hasta el próximo 26 de marzo, fue un acontecimiento cargado de emotividad y hondura.
Procedente del Museo de la Autonomía de Andalucía, donde se exhibió durante cuatro meses, la muestra producida por el Centro de Estudios Andaluces en colaboración con la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez ofrece un recorrido cronológico dividido en seis secciones que integran una selección de más de 200 piezas.
La iniciativa está coordinada por la doctora en Filología Española por la UNED, Emilia Cortés Ibáñez, responsable, además, de la edición del Diario de Juventud. Escritos. Traducciones, una obra promovida por el Centro de Estudios Andaluces y la Fundación José Manuel Lara que vio la luz en octubre y que reivindica el lugar en la historia de la esposa de Juan Ramón Jiménez, una mujer avanzada, culta, feminista y que irradiaba luz propia.
Zenobia Camprubí, en primera persona muestra documentos y objetos personales, fotografías y publicaciones, reunidos especialmente para esta exposición procedentes de diversas fuentes: el archivo familiar Zenobia-Juan Ramón Jiménez, la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, el Archivo Histórico Nacional y el Centro de Documentación María Zambrano.
A través de todos ellos se descubre a una de las primeras mujeres en España con carnet de conducir, precursora de los negocios de exportación de artesanía popular y pionera también en la lucha por las libertades y derechos de la mujer. Dominaba varias lenguas (español, inglés y francés) y tenía una amplia formación en literatura, historia y música.
Viajera incansable, escribió, tradujo, impartió clases y conferencias en la universidad y se involucró durante toda su vida en numerosas iniciativas culturales y sociales de diversa índole. Independiente, culta, emprendedora, moderna y solidaria, Zenobia fue una mujer polifacética y vitalista que sostuvo una vida rica en pensamiento y acción.
La muestra que desde ayer se exhibe proporciona apuntes de su biografía quizá desconocidos al haber quedado su figura frecuentemente eclipsada por la de su marido, con quien colaboró activamente hasta el fin de sus días en el desarrollo y difusión de su obra literaria. Hasta el punto que esta no podría entenderse sin la estrecha colaboración de Zenobia. En el año en el que se conmemora el 60 aniversario de su muerte, es ella misma quien toma la palabra en esta exposición para, en primera persona, revelar el relato de sus vivencias y sus pensamientos más íntimos.
A la inauguración de la muestra asistieron la representante legal de los herederos de Juan Ramón, Carmen Hernández-Pinzón; la directora del Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos; el director de la Fundación Zenobia-Juan Ramón, Antonio Ramírez Almanza; el alcalde de Moguer, Gustavo Cuéllar, junto a miembros de su equipo de Gobierno local; la delegada y la consejera de Cultura, Carmen Solana y Rosa Aguilar, respectivamente; el delegado de la Junta en Huelva, Francisco José Romero; y la vicepresidenta de Coordinación y Políticas Transversales de la Diputación, María Eugenia Limón, entre otros.
Durante su intervención, Carmen Hernández-Pinzón aseguró que la frase de María Teresa León, mujer de Rafael Alberti, de que "vivió con el fuego y prefirió ser la sombra" se le clavaba como un cuchillo en el corazón. Porque Zenobia, lejos de esa afirmación, era "luz", "sol" y faro de Juan Ramón. "Él era poeta cuando la conoció pero sus derroteros habrían ido por otro camino si no hubiera sido por Zenobia. Ella luchó por él y por todos los derechos de la mujer. Si hoy estamos ahí es gracias a mujeres como ella", valoró.
Pero hasta hace poco, tal y como aseguró, a Zenobia nunca se le nombraba. Y eso que, según recordó, fue una de las primeras comentaristas de las Cortes españolas, luchó por que se otorgaran becas a las mujeres o creó una institución de enfermeras para descargar de sus tareas a esas mujeres que no podían salir de sus casas porque estaban a cargo de familiares enfermos. Por eso ahora Juan Ramón, que siempre la reconoció, estaría "satisfechísimo" de que se conozca su dimensión, su valor, y lo importante que fue para él. Tanto era consciente de su valía que cuando le dieron el Nobel "fue el único galardonado en la historia de estos premios que dijo que no era merecedor del mismo, ya que quien lo merecía verdaderamente era su mujer".
"Se había cometido una injusticia tremenda con ella y estoy muy agradecida de que Emilia Cortés se cruzase en mi camino. Si Juan Ramón no interesa a las editoriales, cómo iba a interesar Zenobia. Porque, aunque parezca mentira, me cuesta sacar adelante la obra inédita de Juan Ramón", afirmó la sobrina nieta del moguereño.
Según comentó, Zenobia era mujer, madre y hermana del poeta. Pero no su enfermera. "Eso de que la relegó a enfermera es totalmente falso. Cualquier mujer que ama a su marido lo cuida, como cualquier marido cuida a su mujer. Ella lo amó profundamente", aseguró. La historia de amor era tan fuerte que cuando Zenobia murió Juan Ramón ya no quiso vivir. "Ella era todo para él y Juan Ramón se murió de pena. Era demasiada mujer, tenía una personalidad arrolladora y completa. Era su complemento, su todo", concluyó.
Por su parte, la consejera de Cultura resaltó que la exposición sirve para reconocer la labor de Zenobia y de todas las mujeres que han hecho de avanzadilla para las generaciones que han llegado después. "Zenobia es de esas mujeres que derribaron muros, abriendo caminos por la igualdad", sostuvo.
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