Ecos de Juan Ramón en el 27

José Antonio Expósito aborda el impacto del "libro fundacional de la poesía del XX"

Su huella se constata en la poética de Alberti, Lorca, Salinas, Guillén o Gerardo Diego

Captura de vídeo. En la imagen, Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez en Argentina, en el año 1948. / Huelva Información
Elena Llompart

16 de noviembre 2017 - 09:09

Huelva/Para gustos, los colores. Algunos defienden que el mejor libro de la poesía española del siglo XX es Campos de Castilla. Otros hablan de Poeta en Nueva York. Y así, una lista más o menos larga basada en querencias personales. Sin embargo, ya sea el mejor o no, los especialistas sostienen que Diario de un poeta recién casado es sin duda "la obra fundacional de la poesía del siglo XX". No en vano, la cambió.

Así lo sostiene, por ejemplo, José Antonio Expósito, quien ofreció ayer una ponencia en el simposio internacional que se desarrolla hasta mañana en Huelva, con motivo del centenario de la obra favorita de Juan Ramón Jiménez. Durante la conferencia, el investigador abordó las "numerosas, sustanciales y nutridas" influencias de su obra en la Generación del 27. Precisamente el madrileño prepara un libro en el que analiza estas relaciones.

La UHU acogió ayer la presentación de la nueva edición de 'Diario' de Michael P. Predmore

Y es que antes de la Córdoba, lejana y sola a la que Lorca se refirió en su Canción del jinete, ya estaba la Huelva, lejana y rosa de Juan Ramón. Y si el moguereño, en Eternidades, clamaba ¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas! Que mi palabra sea la cosa misma..., Alberti escribiría después: vuelva a mi toda virgen la palabra precisa, virgen el verbo exacto con el justo adjetivo. Y así, un largo etcétera de ecos del Nobel en la poética de Gerardo Diego o de Salinas, entre otros, que también fueron citados por el especialista.

Según explicó, la juventud aplaudió con entrega la publicación del libro, mientras que sus compañeros generacionales no tuvieron el mismo interés en el mismo. Ortega, por ejemplo, se quedó reticente.

"Dijo que tenía una opinión confusa. Y meses después, en 1918, le dijo a Juan Ramón que se trataba de un afortunado cambio de rumbo", comentó Expósito. Ante esto, el poeta, con esa finura de "quien corta un pelo en tres", en la dedicatoria de Piedra y cielo le dijo: "voluble, en lo permanente". Claro está que a Ortega "le interesaba lo permanente" por encima de lo diario.

Otro coetáneo al que se refirió el especialista y que manifestó sus dudas fue Julio Casares, quien escribió en ABC que Juan Ramón era "un autor en franca decadencia". No entendía la mezcla de prosa y verso y criticaba que "cortara" esos versos cuando le venía en gana. Aparte de estas apreciaciones, es conocida que la enemistad entre el granadino y el onubense duró hasta el final de sus días. Para muestra, sus palabras cuando le llegó la noticia de la concesión del Nobel de Literatura al poeta. "La academia no tiene nada que decir. No tenemos relación con ese señor". ¿Alguien se imagina a la Real Academia Española contestado hoy día de esa manera?, preguntó Expósito, quien valoró que aunque Casares hablaba, según se decía, 18 idiomas, "desde luego no hablaba el de la poesía moderna".

Otro autor que añoraba al Juan Ramón "de las brumas de melancolía", de la cadencia de los alejandrinos, o de los octosílabos fue Torrente Ballester. Tras Animal de Fondo, el profesor y literato aseguró que en Diario se constataba el "proceso destructivo de la poesía". Ninguno de los tres, según ejemplificó el ponente, entendieron el salto que supuso la publicación de una obra tan diferente. Sin embargo, Juan Ramón era consciente de lo novedoso del libro. Por ello, dijo que la nueva poesía moderna venía de Diario. Bien sabía de su influencia.

Pero, tal y como señaló el investigador, la juventud sí que aplaudió la aparición de la obra. Entre ellos, José de Ciria y Escalante, que dirigió Reflector; Pedro Garfias, al frente de Horizontes; o los poetas de Ultra. Incluso algunos ensalzaron a Juan Ramón y señalaron "que Machado había muerto".

Para entender esto, Expósito se refirió al momento histórico, aunque también dejó claro que no oponía a ambos autores, quienes, además, se admiraban y eran amigos. Es más, recordó que el Nobel intentó salvar a Machado llevándolo a Cuba, pero el rector Gaos, en Madrid, "estaba más preocupado por salvar a otros amigos". "Machado era profesor de instituto y no de universidad", comentó en tono irónico.

Para contextualizar todas estas posturas, el juanramoniano recordó que cuando apareció Diario se cantaba a Castilla. La Generación del 98 ha tenido su momento, se conmemoraba El Quijote, se vivía la moda del castellanismo (Unamuno, Azorín, Pío Baroja) y el telón de fondo era el Desastre del 98 (la guerra de Cuba). Pero nada de esto le interesaba a Juan Ramón que, curiosamente, se fue a Boston, Washington y Nueva York. "Los noventaiochistas viajan a la meseta en una trashumancia literaria. Pero Juan Ramón decía que para ser un clásico, el poeta debe ser primeramente actual y no revivir glorias que no llegan a nada", señaló Expósito.

Frente a Castilla, el Atlántico. Para el moguereño, que huyó al mar en un viaje amoroso que también era un desafío, el mejor Machado era el de las Soledades, el de las profundidades internas, y no el de Campos de Castilla, cuyo lenguaje le decepcionó. Incluso el "tono arcaizante del poema dedicado a él". Así, si la obra del Nobel "era el Diario de un poeta recién casado", "Campos de Castilla era el diario un poeta recién viudo", dijo el experto.

Frente a las publicaciones de Renacimiento, que era del 98, Juan Ramón apostó por Calleja. En ella "dio dimensión moral a la presentación material de su obra", desnuda de lo accesorio. Quería algo definitivo, no de paso.

Tanto en la forma como en el fondo, el salto entre Laberinto y Diario es todo un mundo. Parecen "poetas distintos", dijo Expósito. Entre medias están Sonetos y Estío. Sin embargo, Juan Ramón escribió en Moguer entre 1906 y 1913 varios libros inéditos de transición, como Silencio de oro. En ellos se ve, tal y como apuntó el conferenciante, la proximidad y el tránsito natural hacia el Diario, el camino hacia el verso desnudo.

Durante toda la jornada de ayer fueron numerosos los expertos que se dieron cita en la Facultad de Derecho. Entre ellos Jorge Urrutia, Julio Neira o Dionisio Cañas, quienes abordaron distintos aspectos del Diario. Además, la sobrina nieta del poeta, Carmen Hernández-Pinzón; acompañada por John Wilcox y por Soledad González Ródenas, presentó la flamante nueva edición del Diario de un poeta recién casado realizada por Michael P. Predmore para la editorial Cátedra. La publicación incluye un apéndice con más de 60 textos inéditos.

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