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Crítica de Cine
'INCIERTA GLORIA' Drama, España, 2017, 115 min. Dirección:Agustí Villaronga. Guión: A. Villaronga y Coral Cruz. Fotografía: Josep M. Civil. Música: Marcús Jgr. Intérpretes: Nuria Prims, Marcel Borrás, Oriol Pla, Bruna Cusí, Terele Pávez, Juan Diego, Luisa Gavasa, Fernando Esteso. Cines: Aqualon.
Tras la fallida incursión en los bajos fondos cubanos con El rey de La Habana, Agustí Villaronga regresa al territorio que le diera visibilidad más allá de su reconocida trayectoria previa como personal estilista del terror y el fantástico (Tras el cristal, El niño de la luna, 99.9, El mar) en un cine español que aún no se había precipitado por la pendiente de las fórmulas genéricas de imitación.
Ese territorio es el de la Guerra Civil y Pa Negre, aunque en su defensa (del tópico) habrá que decir esta Incierta Gloria no es tanto una película histórica o bélica en sentido estricto como una variación de alma melodramática, por momentos folletinesca (en el buen sentido del término) y de aliento clásico, de las cuitas personales entre un puñado de personajes en bandos distintos en pleno frente de Aragón hacia 1937.
A partir de la novela (1956) del mismo nombre de Joan Sales, Villaronga y su co-guionista Coral Cruz han pulido el abundante material dramático para dejarlo en el esqueleto de los personajes, sus relaciones, deseos y traiciones, con el eco de los disparos y las bombas más bien lejano, apretando el drama y su turbiedad moral entre el excelente cuarteto protagonista y trazando un retrato de la España rural y atávica en unas claves políticas bastante diluidas.
Así, lo mejor de este filme reside en su indisimulada vocación estilizada (Villaronga sigue rodando espacios como pocos) y en cierto aliento viscontiniano por encima de toda denuncia antibélica o política. El cineasta mallorquín sigue prefiriendo retratar el flujo envenado de las pasiones antes que el campo de batalla, y para ello ha contado con la complicidad de un excelente reparto en el que sobresalen los catalanes Marcel Borrás y, muy especialmente, Nuria Prims, soberbia en su composición de la señora maldita del pueblo, polos sobre los que pivota una trama de resonancias trágicas sobre la amistad traicionada, el pasado que regresa, la lucha de clases y el amour fou en plena contienda.
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