Francisco Silvera, un mar de dardos

En su último libro, el escritor aspira a exprimir el azar que encierran las palabras en sus combinaciones

El escritor Francisco Silvera, colaborador de 'Huelva Información'.
Juan Villa

12 de julio 2016 - 05:00

Escribe Francisco Silvera en la página veintisiete de su Mar de historias: "Sólo el azar necesario, fruto de la conjunción de circunstancias, hace la realidad". Bien. Cambiemos dos palabras: sólo el azar necesario, fruto de la conjunción de "palabras", hace la "literatura". Y nos sale una curiosa poética que bien podría ser la suya.

En este libro -y pienso que en todos sus libros- Francisco Silvera aspira a exprimir el azar que encierran las palabras en sus posibilidades de combinación, en sus semánticas dudosas, lábiles, que es la esencia de lo que conocemos por literaturalidad, aquello que da carta de naturaleza a lo específico literario, aquello que nos confirma que estamos ante un texto poético.

Y sobre este tema, variaciones. El libro se divide en tres partes: Narradas,Estampadas y Apuntadas.

En Narradas, aunque breves, los textos son más extensos que en los otros dos apartados. Se trata de pequeñas historias con todos sus aliños: tema, trama, personajes… en las que se asoma ese Silvera múltiple que conocemos. Por ella desfilan sus ideas, preocupaciones, sentimientos… y lo mismo, como el Tenorio, sube a los palacios que baja a las cabañas: de la solemnidad de los relatos dedicados al origen del mundo se pasa sin empacho al viejo rijoso de El paseo. La muerte de la pasión, el fin de las ideologías, el burdo consumismo, la vejez, la soledad, el humor negro, la escatología… envueltos en esa voz apasionada y a la vez distante a que nos tiene acostumbrados.

En la segunda parte, Estampadas, los textos se acortan y se adensan. Lo lírico domina frente a lo narrativo. Apuntes teñidos de melancolía, de tristeza, de desengaño, de nostalgias… en los que la rebeldía decrece y aflora cierto senequismo. Igualmente está en esta parte segunda más marcado el gusto por los términos poco corrientes tan propio del autor: sobremuere, petrólea, baladrido, arracadas, corito, enrobinada, autumnal, existentes unos y otros no pero que son marca de la casa, el gusto por rebuscar en el idioma es un rasgo fiel en toda su obra.

Si en la parte primera se imponía lo crítico y en la segunda lo lírico, en la tercera, Apuntadas, se impone lo lúdico. El jugueteo está en la base de las piezas más cortas, de sólo una o dos líneas la mayoría: "Lo suficiente, basta" nos dice en la página 105 y primera de esta parte y que titula Teoría del microrrelato. Aunque en la parte central de este apartado volverá el filósofo (Inercia, Un lapso, Luz o soledad) y también el político en una serie de siete cuentos.

Desde el ya lejano primer año del milenio en el que la Diputación de Huelva le publica su primer libro en la colección El Fantasma de la Glorieta, Las apoteosis, el escritor y doctor en filosofía Francisco Silvera ha publicado un buen número de obras: Libro de las taxidermias, Libro de los humores, Libro del ensoñamiento y Tenebrario entre otras. En su vertiente ensayística se podrían destacar Copérnico y Juan Ramón Jiménez. Crisis de un paradigma y El materialismo de Juan Ramón Jiménez, e igualmente destacable es su labor como editor de las obras completas del Nobel moguereño.

Esta última entrega de su narrativa ha sido publicada por la prestigiosa editorial La Isla de Siltolá, hasta hace poco dedicada exclusivamente a la poesía (hace muy poco salió en ella un libro del poeta de Moguer Diego Ropero Regidor, Algo dicen los árboles) y que después de inaugurar una línea de novelas (donde también ha aparecido la obra de un onubense, Juan Cobos Wilkins, Pan y cielo) acaba de crear la colección Nouvelle, especializada en cuentos, de la que Mar de historias hace el número siete.

Mar de historias es un libro vagaroso, que fluye como un río, o como una serpiente inquieta buscando picar, provocar una reflexión, dar un aviso o simplemente suscitar una sonrisa: un mar de dardos. Una lectura refrescante y recomendable para este estío que se nos anuncia.

Y ahí va un anticipo: Parquímetro: "El operario acabó su trabajo. Llegó el perro y le meó la base".

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