Ídolos del Seminario

El Museo de Huelva presenta, con el patrocinio de 'Huelva Información', parte de la colección de los ídolos de piedra del Plan Parcial 8 como Pieza del Mes Se cumplen nueve años del hallazgo

Descubrimiento de los ídolos, en agosto de 2006, en el Seminario.
Descubrimiento de los ídolos, en agosto de 2006, en el Seminario.
Elena Llompart Huelva

19 de mayo 2015 - 05:00

Cuando se cumplen diez años del inicio de las excavaciones del Seminario y nueve del hallazgo de los ídolos -el conjunto más numeroso de estos objetos encontrados hasta la actualidad y el único descubierto en su contexto- el Museo de Huelva exhibe (desde hoy a las 11:00, y con la colaboración de Huelva Información) parte de esta colección como Pieza del Mes tras un largo proceso de restauración y musealización. Los visitantes pueden contemplar estas piezas que representan deidades prehistóricas en la colección permanente de arqueología, en una nueva sala oscura del espacio museístico.

Los trabajos arqueológicos realizados en la urbanización del Plan Parcial 8 situaron a Huelva entre las ciudades más antiguas de Occidente. Los ídolos, de 3.000 a.C, aparecieron en dos estructuras calcolíticas ubicadas en parcelas de una propiedad privada. El director de la excavación de esa parcela era Borja González y bajo su dirección trabajaba José Antonio Linares, aunque el coordinador de todos los trabajos era el arqueólogo Diego González Batanero, de Ánfora. Esta empresa, además de contar con la colaboración de Cota Cero, estaba asesorada por la Onubense.

"Los ídolos del primer depósito aparecieron en agosto de 2006, cuando me cogí una semana de vacaciones tras dos años sin parar de trabajar en las excavaciones. Me llamaron y me dijeron que fuera corriendo. Me llevaron a un rincón de la parcela, levantaron la tapadera y sentí un sudor frío. Apareció un depósito con siete ídolos in situ, sin alterar desde que alguien los guardó allí", recuerda González Batanero. Más tarde aparecería el segundo hallazgo.

En los depósitos, los ídolos se colocaron de pie formando grupos. Fueron elaborados en calizas marmóreas, hueso y marfil, existiendo tres tipos atendiendo a su forma: cilindros, tolva y betilos.

Según la información facilitada por el Museo, los siete ídolos del primer depósito son cilíndricos (cuatro sin decoración y tres decorados con ojos soles y tatuajes faciales), tres son de hueso o marfil y un vaso es de mármol. La otra estructura era un pozo de acceso circular y cámara subterránea en la que aparecieron 22 ídolos: 15 cilíndricos (12 lisos y tres decorados), un betilo, tres tolva (uno de ellos es la punta de un colmillo de elefante africano) y tres de hueso.

Ambos conjuntos de ídolos aparecieron depositados formando grupos en el interior de sendas estructuras excavadas en el sustrato, compartiendo espacio con otras ocho estructuras negativas circulares datables igualmente en el III Milenio a.C.: cinco típicas de almacenamiento (silos) y tres de uso indeterminado.

Ubicadas en la ladera oriental de una de las lomas que conforman el asentamiento y muy cercanas a la vaguada que lo divide en dos áreas, ocupan una superficie dentro del poblado de alrededor de 130 metros cuadrados. A algunas de las estructuras de esta agrupación se les superponen a través de relaciones de corte zanjas de cultivo protohistóricas y una estructura tardoantigua.

Los rituales colectivos en los que intervinieron y los depósitos deben estar relacionados con las creencias religiosas e ideológicas, fomentando la identidad sociocultural de la comunidad que los produjo y utilizó, reforzando vínculos y lazos de cohesión social necesarios para el desarrollo de la vida cotidiana.

"Lo importante es que es la primera vez que se excava este tipo de ídolos en su contexto original, pudiéndose extraer la totalidad de los datos de su depósito. El resto de los ídolos que existían hasta el momento estaban en contextos secundarios, como vertidos y basureros", explica el arqueólogo.

Tal y como relata, catedráticos de toda España, investigadores y la responsable del área de Prehistoria del Museo Arqueológico Nacional, que organizó una actividad para la presentación oficial del hallazgo a nivel nacional, invitando a científicos de toda España, "fueron a verlos in situ". Porque el hallazgo tuvo tanta trascendencia que durante la excavación, el Instituto Arqueológico alemán pidió tener la primicia para publicar la noticia.

Entre las cuestiones que los ídolos han puesto sobre la mesa figuran el motivo de tanta abundancia, su posible pertenencia a un templo o a un taller, el lugar en el que fueron fabricados o qué representan (dioses, antepasados o fuerzas de la naturaleza). Tal y como comenta González Batanero, las interpretaciones pueden variar, aunque el descubrimiento (a la espera de que se trabaje con los ídolos de hueso) ha dejado clara la asociación con el trabajo del metal, ya que en uno de los depósitos apareció un molino y una pequeña maza para triturar metal.

Según el experto, "debió de ser traído, puesto que aquí no había". Además, la existencia de una punta de un colmillo de elefante africano dentro del conjunto de ídolos "nos habla de que ha habido un trasvase de materiales entre continentes, de que se cruzó el Estrecho en la época calcolítica, hace más de 4.000 años".

González Batanero apunta que la piedra de la que están hechos los ídolos no procede del entorno, pudiendo corresponder a la Subbética cordobesa y al entorno de Zafra, entre otros. Se trata, por lo tanto, de materias primas de muy distinta procedencia que aparecen todas juntas en un único momento. Por ello, "aunque el comercio es un contexto contemporáneo, está claro que alguien tuvo que traer eso hasta aquí". Y cuando se anda un camino tan largo es por algo, tal vez un motivo cultural o económico, por ejemplo.

"Quizá un mismo grupo humano se desplazó, o bien se trata de distintos grupos humanos que intercambiaron material entre sí. Todo puede ser", comenta. No en vano, aún hay mucha información que los ídolos pueden aportar.

Pero, además de estas piezas, otros hallazgos ponen sobre el mapa la excavación del Seminario, como los sistemas de cultivos de vides del I Milenio a. C. o la existencia de dólmenes sin túmulo y en un "perfecto" estado de conservación, un descubrimiento que "obliga a replantear varias cuestiones", como la situación del resto de dólmenes de la provincia. "¿Quién te dice que no hay dólmenes pequeños excavados en el suelo sin piedra y sin túmulo en los alrededores del dolmen de Soto?, plantea el experto.

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