Vampiros adolescentes

Vampiros adolescentes
Vampiros adolescentes

31 de octubre 2010 - 05:00

CineBox Aqualon Puerto Huelva y El Condado Cinemas 7. Título original: 'Let me in'. Producción: Reino Unido y Suecia, 2010. Duración: 117 minutos. Dirección: Matt Reeves. Guión: Matt Reeves basado en la novela 'Déjame entrar' de John Ajvide Lindqvist. Fotografía: Greig Fraser. Música: Michael Giacchino. Montaje: Stan Salfas. Intérpretes: Cjoë Grace Moretz, Kodi Smit-McPhee, Richard Jenkins, Elias Koteas, Sasha Barrese, Cara Buono, Chris Browning.

El tema de la licantropía, decíamos ayer en la crítica de El circo de los extraños (2209), es tan antigua como el propio cine. Desde Nosferatu, el vampiro (1922), película muda de F. W. Murnau, por la gran pantalla han desfilado multitud de ejemplares de distinta factura y calaña emulando de una forma u otra la figura patética y terrorífica del tristemente célebre Conde Orlok. Hasta los vampiros jóvenes y ebúrneos de Crepúsculo: The twilight saga (2008) y sus inevitables secuelas, han secundado tan terrorífica tradición. Hoy en esta, poco habitual, coproducción suecobritánica en el ámbito de la exhibición cinematográfica, nos depara una variación sobre el mismo tema.

El protagonista es Owen, un chico de doce años, sustancialmente bueno aunque solitario e introvertido, que, por su aislamiento, es zaherido y acosado por compañeros indeseables que le insultan y maltratan. Vive con su madre separada de su padre por motivos religiosos. En una noche de soledad en el parque junto a su hogar conoce a Abby una extraña y misteriosa chica de su edad a la que sólo ve por las noches. Al mismo tiempo en este barrio se suceden una serie de asesinatos en la ciudad que hacen pensar a la policía de la acción criminal de un asesino en serie. En principio Owen vive ajeno a cuanto sucede sin saber que está muy cerca de la terrible realidad. Estamos ante una nueva versión de la adaptación de la estupenda novela de John Ajvide, Déjame entrar (2008), realizada por el director sueco Tomas Alfredson.

En esta visión de este film de culto, que parece volver a la tradición terrorífica de la productora inglesa Hammer, lo más destacado es el traslado del escenario gélido sueco a los helados paisajes de Nuevo México en Estados Unidos, en una barriada del extrarradio de Los Álamos, condado de este territorio del suroeste del país.

En esta versión Matt Reeves, director de La otra cara del crimen (2000), ha realizado una casi transcripción del original para no contrariar a los adoradores de la versión sueca si bien se muestra más incisivo en sus intenciones, destacando los dilemas adolescentes, los problemas de una familia desestructurada y las complejidades, dentro de esa fantasía vampírica, del futuro juvenil, los errores de unas vivencias desgraciadas y la evidencia de su incierto destino. Hay una perspectiva más actual, más viva y tiene un criterio más humano, más directo. Curiosamente el autor de la novela está satisfecho con esta nueva versión, en la que destaca el magnífico trabajo interpretativo del joven Kodi Smit-McPhee realmente asombroso, con un personaje que en sí mismo es toda una muestra distintiva del sorprendente efecto de la película en cualquier espectador. Cine de vampiros pero distinto.

stats