La tribuna
¿España fallida?
Arte
El poeta y teórico estadounidense Fred Moten (Las Vegas, 1962), autor entre otros libros de Los subcomunes, un conjunto de ensayos que firma junto a Stefano Harney, imparte clases sobre performance en la Universidad de Nueva York y es profesor emérito de la Universidad de Riverside, en California, pero, como asegura el también poeta Enrique Fuenteblanca, uno de los responsables de que el escritor haya venido a Sevilla, Moten sorprende por “su capacidad para transitar las afueras de lo académico”. Un espíritu crítico, curtido en dinamitar ideas establecidas, que el norteamericano exhibió en la inauguración de las jornadas Pensamiento sur(b)terráneo. Lo popular desde el sur, del revés y boca abajo, un nuevo ciclo promovido por el CAAC, donde pronunció una ponencia con el revelador título de El fin de la obra de arte y en la que quiso “morder la mano que me ha traído hasta aquí” y argumentar la conveniencia de “cuestionar el museo como institución y apelar a los artistas a que empiecen a considerar una estrategia con la que salir de ahí”.
El pensador, que pidió estar acompañado en la mesa mientras daba su charla, se rebeló contra “los cimientos metafísicos del modo de pensar que imponen la soledad como imperativo moral”, y abogó por una experiencia compartida y una apuesta por la comunidad frente al individualismo al que va ligado el concepto de obra de arte, “que debe producir una visión en tu interior”. Moten contó a los asistentes que tuvo esa revelación ante Victory Boogie-Woogie, la última obra de Piet Mondrian, pese a que su creador dejó aquella pintura inacabada. Pero Moten acogió esa pieza recogida en una exposición que el MOMAdedicaba al neerlandés con la pasión del converso: había acudido a esa muestra receloso, obligado por una promesa que le había hecho a un amigo. “El recorrido te enseñaba también los primeros trabajos, su transición del posimpresionismo al cubismo. Ante el estilo más reconocible de Mondrian uno podría alegar ese cliché de que eso también lo puede pintar tu hijo, pero esas obras tempranas te demostraban que Mondrian podía pintar un árbol si quería. Lo que hizo, en realidad, en sus cuadros fue deconstruir ese árbol, desglosarlo e indagar cuáles eran sus elementos fundamentales. Era un científico, un físico”, comentó el especialista, que hoy cree que el arte, en su fomento de las “individualidades aisladas”, encierra una “relación brutal y jerárquica. Tenemos que apartarnos de eso y buscar la forma de compartir”.
Las jornadas Pensamiento sur(b)terráneo, que arrancaron ayer y continuarán hoy con la conferencia de Tania Safura Adam, proponen, como explicó la directora del CAAC Jimena Blázquez, “un nuevo ciclo de pensamiento para replantear las narrativas dominantes, posicionando el sur como epicentro de ideas y de reflexiones críticas. En un contexto global en el que las grandes producciones culturales y filosóficas han estado tradicionamente enfocadas en el norte, estas jornadas buscan desafiar esa brújula intelectual y centrar la mirada en el sur, como un lugar de resistencia, creatividad y transformación”.
Pedro G. Romero, comisario de esta iniciativa junto al colectivo BNV, afirma que con esta propuesta, “en cierto modo heredera de aquellos encuentros de la UNIAconsagrados al Arte y pensamiento”, los organizadores “no queremos sentar cátedra, sino mover el suelo para que suba el polvillo en torno a la idea de lo popular, un concepto cambiante desde que se inventó”, expone el Premio Nacional de Artes Plásticas 2024.
A este primer capítulo de las jornadas –englobado bajo el título Los condenados de la tierra y que incluye también una pequeña muestra con obra de artistas como Nan Goldin, Adrian Piper, Carrie Mae Weems o Cristina García Rodero, la actuación de Yinka Esi Graves y la proyección de la película de culto Ganja & Hess (1973)– le seguirán otras convocatorias: el C3A de Córdoba acogerá un Elogio a la locura los días finales de enero; en el Teatro Central de Sevilla se abordará en febrero el Teatro proletario de cámara; el CAAC reflexionará en marzo sobre Un orientalismo subalterno y en junio el Centro Federico Garcia Loca cerrará esta primera edición con el programa Camelamos Naquerar, queremos hablar en caló y como tituló Mario Maya una de sus coreografías.
Entre otras cuestiones, el ciclo analizará cómo los imaginarios de lo popular surgen de lo periférico y lo subterráneo, “aparecen curiosamente gracias a colectivos que no tienen representación política. En el caso español es especialmente llamativo”, sostiene Pedro G. Romero. “Que los gitanos, los eternos extranjeros, los perseguidos, a los que se les negaba la idea de ciudadanía, sean los que representan los tópicos de lo español parece contradictorio, pero es una regla que se da en otros países como Brasil, Cuba o México, donde los negros o los indígenas son los que aportan los referentes que acabarán definiendo a cada país”.
También te puede interesar
Lo último
La tribuna
¿España fallida?
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Los inventarios de diciembre (1)
El parqué
Jaime Sicilia
Quinta sesión en verde
No hay comentarios