Ausencias cercanas de la prehistoria en el Museo de Huelva

Museo de Huelva | Pieza de la semana

La dispersión de materiales neolíticos, calcolíticos y de la Edad del Bronce aparecidos en el yacimiento de Cueva de la Mora privan a Huelva de una de las colecciones más importantes

Reliquias que se mueven entre el mundo de los muertos y el de los vivos

La pieza de la semana en el Museo de Huelva. / M.G.
P. Bueno Ramírez | J.A. Soler Díaz

16 de julio 2024 - 11:56

Una codificación muy extendida en la prehistoria reciente ibérica relaciona formas geométricas y personajes casi siempre femeninos: rectángulo/trapecio, triángulo y cono, son las bases más repetidas con el interés de que cada una de ellas tiene protagonismo en territorios concretos.

La placa de Lapa do Bugio con al menos dos fases de figuras triangulares en su interior, fue el primer caso de una asociación indudable entre bases geométricas diferentes. Su interpretación ha abierto una lectura de informaciones sobre procedencia y linaje en la que los bitriangulares están al interior de las placas. Decíamos que la forma en que se asocian, unas dentro de otras, recuerda a la de las matrioskas, proponiendo dependencia-relación-origen. Esta imagen pudo ser una traslación literal: unas son madres de otras, o también una herramienta social para expresar linajes y descendencia a través de figuras femeninas.

Entre las placas encontramos muchos casos similares. Uno de ellos es una placa de Cueva de la Mora, en Huelva. En la exposición tenemos solo su foto, lo que nos da pie a explicar una más de las historias contemporáneas de los materiales arqueológicos.

Las cuevas naturales con enterramientos colectivos entre el V y el III milenio cal BC tienen su mejor documentación en la Península de Lisboa, y al otro extremo de Iberia, en Levante. Pero son escasas en otros ámbitos. Pero en Huelva las primeras noticias de Cueva de la Mora, en Jabugo, a principios del pasado siglo, ya permitían relacionarla con los conjuntos de Lisboa. Era y sigue siendo un caso único en el territorio onubense y, el más destacado en todo este sector suroccidental. Las vasijas neolíticas con decoraciones de “falsas hojas de acacia” (series horizontales de ángulos) confirman nexos únicos (por no documentados en otros sitios onubenses) entre quienes habitaban allí con la Península de Lisboa..

Las primeras noticias de Díaz y de Carbonell, en los años 20, son el principio de distintas publicaciones de sus más espectaculares hallazgos: cráneos trepanados, restos de ocho individuos enterrados, abundante cerámica a mano, indicios de metalurgia del cobre, adornos y placas decoradas, de las que la de la foto es uno de sus más señalados ejemplos.

Con una secuencia probablemente desde el paleolítico superior (ver hueso decorado en el Museo de Huelva), tiene materiales neolíticos, calcolíticos y de la edad del bronce de ocupaciones habitacionales y funerarias. 

La dispersión de los materiales deja a Huelva sin una de sus mejores colecciones de la prehistoria reciente. Los de las primeras excavaciones fueron depositados en el Museo de Sevilla, con algunas cesiones a los Museos de Córdoba y Badajoz, y al menos los de la Edad del Bronce, especialmente representada por un enterramiento en cista, se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional.

Entre los varios fragmentos de placa y piezas completas, destaca una con zona interior sin decoración muy similar a la que describimos en Lapa do Bugio que quizás pudo tener el personaje pintado. La que nos ocupa tiene los ojos-soles con rayos en movimiento como ejemplares onubenses y de importantes sitios del Guadalquivir. La placa de Los Gabrieles que preside la exposición de Huelva presenta ojos idénticos, cejas rayadas, nariz alargada y recta y las líneas del tatuaje que hemos propuesto interpretar como las que sostendría la máscara de los ojos-soles que se recoge atrás para llevarla asegurada. Mírala de cerca y verás que la parte superior fue cortada, aún se ven los orificios fragmentados. Y se tomó y usó de nuevo por su valor para quienes se enterraban en estos sitios.

En la placa de Cueva de la Mora, una decoración de franjas con triángulos rellenos incluye sencillas representaciones alargadas de personajes muy esquemáticos. La franja final muestra una serie de bitriangulares unidos por los hombros y por las faldas. En la trasera, personajes semejantes resultan más individualizados y de distintos tamaños, ¿quizás hombres, mujeres, niños y niñas?. El parentesco entre la placa y los bitriangulares se muestra a partir de su imbricación reuniendo en el depósito funerario unos y otros personajes para siempre.

La placa de Cueva de la Mora, la de Los Gabrieles y otras en Huelva y Algarve aseguran que estas poblaciones tuvieron mucha relación con las del área de Lisboa, y con las de los grandes sitios de Valencia de la Concepción. Compartieron formas idénticas de expresar linajes y procedencias, quizás procedentes de talleres o copias entre unas y otras. El impacto en Huelva de estas producciones que la excepcionalidad de Cueva de la Mora refleja de manera indudable, aconseja un esfuerzo para reunir estas piezas en el Museo de Huelva como parte de su identidad.  

Huelva fue un área clave para comprender el dinamismo y capacidad del extremo suroccidental ibérico de producir y diseminar elementos simbólicos de gran representatividad en el panorama del neolítico y calcolítico del Sur.

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