El capellán de Beas alertaba en una carta de 1772 las costumbres de sus vecinos de "fandanguearse" en la romería de la Virgen de España

Historias del fandango

El capellán de Beas dudaba, en una carta de 1772, si los peregrinos de la romería de la Virgen de España iban por devoción o por la juerga que pasaban durante cuatro días en la ermita

Explanada y ermita de la Virgen de España, en Sotiel Coronada.
Explanada y ermita de la Virgen de España, en Sotiel Coronada.
Miguel Á. Fernández Borrero

06 de diciembre 2024 - 04:00

Huelva/En el Archivo del Obispado de Huelva se guarda una carta manuscrita del capellán de Beas, fechada el 9 de agosto de 1772, en la que su autor nos descubre el ambiente que generaba entre los beasinos la romería de la Virgen de España, cuya ermita está situada cerca del río Odiel, en Sotiel Coronada, término municipal de Calañas [1].

Lo que cuenta la carta

La misiva de Alonso Jurado –que ese era el nombre del capellán– a su superior eclesiástico tuvo por objeto darle parte de una gestión para que la romería se celebrara en septiembre y que se ordenaran los usos de “alhajas, rentas y tierras propias de la ermita para que con sus rentas pueda la hermandad hacer la fiesta” [2]. 

Segunda página de la carta.
Segunda página de la carta.

Transcripción de esta página: “… rentas y tierras propias de dicha ermita, lo que siempre ha estado a cargo del administrador puesto por el Sr. Prior, únicamente con el fin de que las rentas suplan para hacer ellos su fiesta, y siendo todo esto en perjuicio de dicha ermita, pues dicha hermandad no le da a dicha ermita cosa alguna, antes sí le quita todas las limosnas que en aquel día se dan a la Señora y a una imagen de Cristo que se venera en dicha ermita aplicándola a los gastos de su función por no tener dicha hermandad fondos para hacerla, pues dicha hermandad se compone de quince…”.

Aquí vemos copia de la página tercera de la referida carta, que es donde encontramos las referencias relacionadas con los términos fandango, fandanguear [3]. 

Tercera página de la carta.
Tercera página de la carta.

Interesa saber quiénes eran los beasinos que componían la Hermandad de la Virgen de España. Esta es la transcripción de dicha tercera página. Y los describió así: “…quince o veinte familias las más infelices y no de las de mejores costumbres que salen de este lugar para dicha ermita en donde gastan cuatro días convirtiéndolos en fandangos sin cesar y en borracheras y otras cosas que dejo a la consideración de usted que puedan hacerse en un campo con mezcla de hombres y mujeres, y calientes de vino y aguardiente, pues aunque avise un cura a dicha función nada puede remediar esparciéndose por aquellos campos de noche y de día, por lo que hago juicio que dicha función les es más de desagrado a la Señora que de agrado, pues todos los que van no van por devoción sino es por fandanguearse”. 

Lo que cuenta es la mirada prejuiciosa del clérigo hacia el comportamiento de los integrantes de la hermandad en una época en que la observancia de la Iglesia católica sobre la moralidad era muy estricta y severa. Sus sospechas sobre el presunto comportamiento de los romeros le inspiraba reparos bien pesimistas acerca de si era por fe piadosa o por ganas de “fandanguear” lo que los motivaba. Bien es cierto que la fama del fandango por aquellas fechas del siglo XVIII era cualquier cosa menos edificante.

Fandango, fandanguear

Tal como aparecen en la susodicha carta, las palabras fandango, fandanguearse parecen tener un significado más relacionado con la segunda acepción del Diccionario de Autoridades (tomo III de la edición publicada en 1730), que con la primera, que se refiere al baile, aunque no lo excluye. 

El tono general del escrito parece indicar que los asistentes a la romería acudían con más intención de participar en “cualquier función de banquete, festejo y holgura a que concurren muchas personas” que por la devoción religiosa. En cualquier caso, festejo y baile de fandangos, tan populares por entonces, forman parte del mismo ambiente [4]. 

Diccionario de Autoridades, año 1730.
Diccionario de Autoridades, año 1730.

Desde el siglo XVI se utiliza la palabra fandango para referirse a una reunión de fiesta. El investigador José Luis Navarro afirma que el adjetivo fandanguero ya se utilizaba en Jerez en 1464 para referirse a los esclavos –blancos y negros– que organizaban bailes que las autoridades religiosas condenaban por lascivos y escandalosos. Fandango y fandanguear son, pues, palabras antiguas que se usaban tanto con la acepción de baile como con la de fiesta o jolgorio. 

En los países de la América colonial era palabra de uso muy frecuente para referirse a fiesta, jaleo o reunión de esta índole. El DRAE actual define fandango también como “bullicio, trapatiesta”.  

(Aunque una síntesis del contenido de esta carta, en lo relacionado con el fandango, ha sido publicada en algún libro de investigación, creo que es esta la primera vez que se publica el documento original, gracias a la generosa actitud de la responsable del Archivo del Obispado con este investigador que se lo muestra). 

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