Los caprichos de María
Mapa de Músicas | Caprichos de Paganini por María Dueñas
La granadina María Dueñas hace una grabación deslumbrante de los ‘Caprichos’ de Paganini

Niccolò Paganini (1782-1840) fue el responsable del modelo de virtuoso-compositor que se convirtió en estándar a lo largo de todo el siglo XIX. Su combinación de carisma, espectáculo y técnica extrema fue seguida por pianistas (Liszt, Thalberg), violonchelistas (Servais), flautistas (Boehm) y hasta cantantes que buscaron superar los límites de la expresión y la dificultad técnica.
Y es que Paganini llevó la técnica violinística a una nueva dimensión mediante el uso extremo del staccato, el ricochet y el pizzicato de la mano izquierda, las dobles cuerdas y los pasajes en octavas, las décimas, los armónicos artificiales, la exploración exhaustiva de los registros extremos del instrumento o el uso de una sola cuerda para tocar melodías completas (e incluso sugerir polifonía). Pero a la impresionante técnica instrumental, el músico añadía una presencia magnética: delgado, pálido, con largos cabellos negros y un aire casi demoníaco, que alimentó leyendas sobre un supuesto pacto con el diablo. Quienes lo conocieron hablan también de una extraordinaria generosidad y hasta una dulzura exquisita en el trato. El impacto de Paganini entre sus contemporáneos sobrepasó con mucho el ámbito del violín. Cuando Liszt lo escuchó en 1832 quedó tan impresionado que decidió trasladar ese nivel técnico y ese carisma al universo del piano.
Los últimos estudios sitúan en Parma entre 1801 y 1809 la composición de los 24 caprichos para violín solo que Ricordi publicó en 1819 como la Op.1 del músico. Se trata de una colección de estudios convertida en la obra más divulgada y admirada de Paganini. El último de ellos ha generado una literatura musical considerable, de Schumann a Lutoslawski, pasando por Liszt, Brahms, Ysaÿe o Rajmáninov.
Los Caprichos de Paganini siempre fueron presentados como obras de extremo virtuosismo, casi pensadas para el puro exhibicionismo, pero se dudaba de que tuvieran otros valores musicales (acaso exceptuando ese Capricho nº24). La mayoría de las grabaciones existentes de las piezas se analizaban desde ese punto de vista, pero el nuevo siglo ha traído nuevas perspectivas sobre esta música, que ahora se mira también desde la conexión con el belcantismo y profundizando en sus logros armónicos y formales.
En ese camino, esta grabación de la joven María Dueñas (Granada, 2002) puede convertirse en un auténtico hito. Jamás había escuchado la colección hecha desde esta profundidad musical, que asume el virtuosismo técnico como una necesidad inherente a las piezas pero sólo como punto de partida, pues queda integrado en una concepción de naturaleza retórica de la música, que nos habla de lirismo y drama desde una plenitud sonora absoluta. Basta escuchar el primero de los Caprichos, que es un estudio sobre el ricochet (una técnica de rebote del arco sobre la cuerda), para apreciar no sólo la facilidad del recurso puramente técnico, sino los colores, el fluido de la melodía y las tensiones armónicas que la violinista es capaz de generar. Pues así hasta el final, 100 minutos de historias y emociones contadas y transmitidas con una hondura y una madurez que parecen impropias para una violinista de 22 años.
Luego, Dueñas añade 72 minutos más de música para ofrecer un recorrido por otros caprichos violinísticos generados a partir de los escritos por Paganini. Se recogen ahí piezas muy disímiles de Berlioz, Saint-Saëns, Wieniawski, Sarasate, Kreisler y dos músicos más cercanos: Jordi Cervelló, fallecido hace poco más de dos años, y Gabriela Ortiz, que ha escrito ya varias obras para la granadina. Además de un par de piezas también en solitario, en esta segunda mitad del álbum María Dueñas se hace acompañar por los pianistas Itamar Golan y Alexander Malofeev, el violinista Boris Kuchnir –que es su profesor–, el guitarrista Raphaël Feuillâtre y la Deustches Symphonie-Orchester de Berlín dirigida por Mihhail Gerts.
La ficha
Niccolò Paganini (1782-1840): 24 Caprichos para violín solo Op.1 [1819]
Pablo Sarasate (1844-1908): Capricho vasco Op.24 [con Itamar Golan, piano]
Fritz Kreisler (1875-1962): Recitativo y Scherzo-Caprice Op.6 / Capricho vienés Op.2 [arreglo para guitarra de Fougeray; con Raphaël Feuillâtre, guitarra]
Jordi Cervelló (1935-2022): Milstein Caprice
Henryk Wieniawski (1835-1880): Etudes-Caprices para dos violines Op.18: nº2 en mi bemol mayor [con Boris Kuchnir, violín]
Gabriela Ortiz (1964): De cuerda y madera [con Alexander Malofeev, piano]
Camille Saint-Saëns (1835-1921): Caprice andalous Op.122 [con la Deutsches Symphonie Orchester Berlin. Dir.: Mihhail Gerts]
Hector Berlioz (1803-1869): Rêverie et caprice H. 88 [con la Deutsches Symphonie Orchester Berlin. Dir.: Mihhail Gerts]
Camille Saint-Saëns: Introduction et rondo capriccioso Op. 28 [con la Deutsches Symphonie Orchester Berlin. Dir.: Mihhail Gerts]
María Dueñas, violín
Deutsche Grammophon
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