El Concurso de Cante de 1924 en Huelva
Los días 26 y 27 de este mes se cumplirá un siglo del segundo gran Concurso de Cante Jondo de Huelva, en el que el fandango fue ampliamente cantado y celebrado por la afición
TAN exitoso en todos los aspectos había sido para los organizadores y para la afición flamenca de Huelva el Concurso de Cante Jondo de 1923 que la Hermandad de las Cadenas decidió convocar una nueva edición para el verano de 1924. El formato fue similar, es decir, concurso + festival, y se celebró también en la plaza de toros de La Merced como escenario de mayor aforo [1]. Repitieron los mismos nombres que organizaron el del año anterior, es decir, Pedro Garrido Perelló [2], Francisco García Prieto y Manuel Sánchez, y se incorporó Manuel Figueroa. Con antelación suficiente se fue publicitando el evento. Alentada por José Pérez de Guzmán y previendo una asistencia masiva, se contempló la posibilidad de poner un tren botijo solicitado desde Extremadura para facilitarla [3].
El fenómeno Niño de Marchena
Aquella expectación obedecía al interés cada vez mayor que se observaba en Huelva por el cante. Manuel Torre cautivaba a los onubenses entendidos, si bien reconociendo la maestría indiscutible de don Antonio Chacón. Este “dialoguillo” que describía el Diario de Huelva fue en la realidad un mantra que se repitió por doquier entre los buenos aficionados mientras ambos estuvieron vivos [4].
Pero a nivel popular, la gente en la calle hablaba principalmente del Niño de Marchena, verdadero ídolo de masas cantando por fandangos [5]. Con 20 años, y siendo reconocido ya como “el rey del fandanguillo”, Pepe Marchena traía recién grabados seis discos bifaciales de pizarra en los que había plasmado bulerías, granaínas, soleares, seguidillas y una magnífica gama de fandangos (fandanguillos de Huelva, de Valverde, de su propia creación y de Alosno, variantes que hoy identificamos con los aires de Rengel, Pérez de Guzmán, Juan María Blanco, El Gloria y personales), acompañado por Ramón Montoya.
Todos estos fandangos muestran el más ajustado compás y aire de Huelva, una horma tan perfecta como nunca antes se había escuchado en los escasos discos de fandangos de esta tierra grabados hasta aquella fecha. Marchena era una esponja aprendiendo y un canario flauta cantando. El fandango nuevo de Huelva le debe gran parte de su impronta. ¡Como para no conocer los fandangos huelvanos, con las noches de cante compartidas con otro joven de su edad, el alosnero Antonio Abad, aprendiendo de él en las reuniones que mantenían en un rincón del café Nuevo Mundo, a las que asistían también cantando, casi en tono de confidencia, El Comía, otro joven de su edad que era Antonio Rengel, Hipólito Moreno, Niño Isidro o José Pérez de Guzmán en ocasiones.
La prensa local
En esta edición, el diario La Provincia apenas participó en la difusión del concurso, en contraste con la dedicación del año anterior; no se sabe la causa, quizás pudo influir el hecho de que su director no fue esta vez miembro del jurado. La primera noticia no aparecería en sus páginas hasta cinco días antes del festival, como un suelto relativo a la venta de entradas en las taquillas del Real Teatro, y otro suelto el día en que finalizaba el plazo para presentarse al concurso. Como noticia destacada, solo apareció una crónica, a una columna, el día 28, después de haberse celebrado.
El Diario de Huelva le dedicó un poco más de atención, tratando de crear un ambiente positivo y de llamamiento a los aficionados. Sin embargo, solo llevó a portada el tema cuando el concurso había finalizado. En general, los dos diarios onubenses ofrecieron información escasa y deficiente, en contraste con la publicada en la edición del año anterior. Tampoco en esta ocasión la noticia del concurso traspasó las fronteras provinciales [6].
“El cante jondo habrá de constituir un acontecimiento en Huelva, que a juzgar por la animación que reina, la plaza de toros va a ser poco menos que insuficiente para contener al público que asista a la típica fiesta”, animaba el periódico. Pero finalmente la asistencia fue menor que la del año anterior y la plaza no se llenó. La información de la prensa oscilaba entre la voluntad de ayudar a la organización para que el concurso fuera un éxito, sobre todo de afluencia, y la duda de si en Huelva había afición suficiente al cante jondo como para conseguirlo.
¿Y cuál es el cante bueno?
En el flamenco siempre hubo divisiones; no es nuevo el estado de opinión del presente. Lo que se consideraba “cante bueno” lo sintetizaba un consejo que le daba un aficionado a otro un día antes de las actuaciones. Si siguiéramos ese criterio, el fandango no entraría en esa categoría [7].
(Continuará)
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