El concurso fantasma
Historias del Fandango
En agosto de 1929, el ayuntamiento de la capital convocó un concurso de fandanguillos, a celebrar cuando la romería de la Virgen de la Cinta.
Pocas veces las instituciones públicas toman la iniciativa de convocar concursos de flamenco. Pero esta vez sí que lo hizo el consistorio onubense. Lo denominó Concurso de Cante Regional, con el pretexto de que la música popular une a los pueblos, apoyándose en la fortaleza del folclore provincial y, más concretamente, en la belleza del fandanguillo, “que en nada cede a la seguidilla sevillana, a la jota aragonesa, a las ingenuas canciones montañesa y a los demás cantos regionales del país”, según indicaba la exposición de motivos del certamen.
Se trataba de celebrar el día 8 de septiembre, festividad de la patrona la Virgen de la Cinta, un concurso de fandanguillos, en el que se pudieran cantar las muy diversas variantes del rico acervo fandanguero de los pueblos de la provincia. Idea que en las posteriores ediciones se ampliaría al baile y la correspondiente exhibición de los trajes regionales. Culto a lo típico, en fin, para mantenerlo vivo y disfrutable.
El concurso se celebraría en la plaza de la Merced. Los organizadores preveían que la afluencia de participantes sería masiva y, por ello, en las bases se estableció un límite máximo de diez personas por grupo y por cada pueblo.
Para no profesionales
Pero se advertía de dos cuestiones que acabaron teniendo mucha influencia en la gente. Una, que “los gastos de viaje y estancia en la capital serán de cuenta de cada agrupación” –lo cual tenía su importancia, porque el sueldo medio de un trabajador huelvano no llegaba a las seis pesetas diarias-. La prensa advirtió que la cuantía de los premios era escasa y que convendría dar menos, pero de cuantía superior. Inicialmente –luego se cambiaron-, se establecieron tres premios de 1.000, 600 y 400 pesetas para los grupos que dictaminara el jurado.
Y dos, porque se excluía la participación de “profesionales reconocidos públicamente como tales”, con el manoseado y engañoso argumento de buscar la pureza del cante primitivo, de los fandangos, entre la gente común de los pueblos, idea que con tanto desatino empleó el Concurso de Cante Jondo de Granada en 1922.
El Diario de Huelva se volcó con la iniciativa municipal, publicando informaciones motivadoras y ensalzando el mérito de los fandangos. “Será una hermosa manifestación de nuestra lírica, un simpático acto de afirmación regional, donde el alma de nuestra provincia, con sus alegrías y con sus penas y sus singulares características tomará aquella bella expresión que emana de la copla popular. Una gran fiesta del fandanguillo que tendrá en Huelva su marco único, ya que es madre gentilísima y orgullosa de la bella canción”.
De gira promocional
A partir de hacerse público el concurso, una comisión municipal se encargó de girar visitas a los pueblos, con mayor intensidad a los de la Sierra y El Andévalo, con objeto de ir recabando apoyos y participantes al evento.
El primer pueblo visitado por la Comisión fue El Cerro, por el protagonismo de su romería de San Benito y del folclore tradicional que conservaba. Del encuentro con su alcalde se llevaron buena impresión, sin más concrecciones. Entre las muchachas figuraba una que era “una verdadera artistas del fandanguillo”. Siguieron por Calañas, que estaba ese día de fiesta. Después fueron a Valverde, de donde se llevaron también muchas esperanzas de que participaría un grupo, cantando una chiquilla “el estilo especial de su fandanguillo”. Y agotaron el día en Zalamea, llevándose la esperanza de que “vendrá un grupo de muchachas ataviadas con lo mejorcito que se guarda en las arcas” con el objetivo de llevarse dos premios, “el de fandanguillo y el del traje regional”. En total, la comisión visitó diez pueblos.
Se congratulaban los comisionados de las atenciones recibidas y la prensa continuaba apoyando el concurso con cartas de adhesión de comerciantes y particulares... Se publicaba que “la animación que se observa para el concurso es extraordinaria, pudiendo profetizar que el simpático acto…revestirá gran brillantez… Sabemos que de los pueblos concursarán varios grupos ataviados con el traje regional… De Huelva capital participarán los virtuosos del fandanguillo Juan López, Lucrecio Gordillo, Manuel López, Carlos Montero, Miguel Bernández, Salvador Fortes, Antonio Garrido, Rafael Herrero y Manuel Romero”.
Pero al final…
El día 3 de septiembre acabó el plazo para inscribirse y solo se habían presentado dos grupos, siendo uno de ellos el onubense. En consecuencia, la alcaldía decidió no celebrarlo. Fue un concurso fantasma. Hasta las Colombinas de 1973 no volvería el ayuntamiento a convocar otro concurso de cantes y bailes de Huelva.
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