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La Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía ha iniciado la tramitación para declarar como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Monumento, la plaza de toros de Campofrío, considerada la más antigua de España en pie y en uso, así como el convento de María Auxiliadora de Puebla de Guzmán, uno de los escasos ejemplos de arquitectura conventual de la zona del Andévalo.
La plaza de toros, según informó la administración autonómica en un comunicado, fue construida en 1717, responde a la tipología propia de los cosos taurinos y se trata de un relevante inmueble y exponente de valores históricos, artísticos y etnológicos, además de constituir un referente identitario para su población y territorio.
El inmueble es la edificación más antigua conservada del municipio y una de las más añosas de la comarca serrana, habiéndose constatado la actividad de la lidia en el municipio en épocas pasadas y en recintos de arquitectura efímera.
Dada la antigüedad de la plaza, ésta constituye un lugar de reunión de la población, donde tradicionalmente se desarrollan fiestas, ceremonias o eventos, forjándose, según la fuente, como un espacio de singular importancia etnológica, ya que desde sus orígenes en el siglo XVIII ha ocupado un lugar central, desde el punto de vista lúdico y cultural en la vida del municipio.
El ruedo taurino de Campofrío, de propiedad municipal, fue inaugurado en 1718 y reinaugurado en 1977, tiene un aforo de 1.500 localidades y fue construido por la cofradía del apóstol Santiago.
Probablemente se construyó sobre un coso primitivo y su forma regular, su eje, un pequeño cuerpo de plataformas y el corral anexo, le confiere una imagen dieciochesca.
También ha iniciado la Junta los trámites para declarar BIC el antiguo convento de María Auxiliadora de Puebla de Guzmán, hoy en desuso como recinto eclesiástico, que fue construido en 1720, cuando se fundó en este mismo edificio el Beaterio de Nuestra Señora de los Milagros.
Constituye uno de los escasos ejemplos de arquitectura conventual en la comarca del Andévalo onubense en el siglo XVIII, junto al Beaterio de San José de Calañas y destaca el valor simbólico que posee el inmueble para la identidad social colectiva a través de la función educativa desempeñada desde el año 1939, fecha en la que la comunidad de salesianas se asienta en él.
El que fue convento de María Auxiliadora de Puebla de Guzmán responde a la tipología característica de la arquitectura conventual, constando de iglesia, claustro, dependencias alrededor de éste y huerto.
El estilo es barroco, sobrio y austero, totalmente acorde con su función, traduciendo fielmente las reglas de pobreza y humildad de las beatas franciscanas a las que se debe la existencia del inmueble.
La iglesia, de sencilla fachada con puerta adintelada y espadaña de dos arcos rematada por frontón partido, es de una nave, con cabecera semicircular algo elevada y coro alto a los pies. Interiormente presenta cubierta de madera, moderna, salvo la zona del antealtar cubierta con cúpula, de mayor altura que el resto, según es perceptible al exterior.
La zona conventual, actualmente muy deteriorada, se organiza en torno a un claustro cuadrado de dos alturas. En la planta inferior se forma una galería con dos arcos carpaneles,en cada lado, apoyados sobre gruesos pilares con pilas trasadosadas; en la superior se abren ventanas en correspondencia con los arcos inferiores, según los datos recogidos en la web del Instituto de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Tras el claustro se encuentra lo que fue el huerto del convento, destinado al cultivo de productos para el autoabastecimiento de la comunidad.
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