"Los cubanos están felices y se enorgullecen de tener pasado español"
mauricio vicent. periodista
El periodista presenta en CubaCultura 'Crónicas de La Habana', publicada en 2016 junto a Juan Padrón
Huelva/El escritor Mauricio Vicent (Madrid, 1963) es licenciado en Psicología y ha realizado estudios de Derecho, aunque el periodismo ha sido su profesión hace años. Entre 1991 y 2011 trabajó en Cuba como corresponsal del diario español El País, aunque ha trabajado y colaborado con otros medios nacionales e internacionales, recibiendo varios premios por sus crónicas. Estos días participa en el ciclo CubaCultura, que organiza el Centro de Arte Harina de otro Costal con la Diputación de Huelva.
-¿Cómo fueron sus primeros años en Cuba?
-Estudiaba Derecho en España, decidí venir por un viaje de turismo y terminé residiendo en Cuba porque me sentía muy cómodo. En este país cursé la carrera de Psicología y, tras ello, comencé a ejercer de periodista. El primer medio en el que trabajé fue El Independiente y, posteriormente, empecé en El País como corresponsal durante un total de veinte años. Era un momento en el que habían caído el campo socialista y el Muro de Berlín, de manera que abundaban las noticias.
-¿Qué aspectos del país cubano propiciaron en usted un mayor impacto?
-La Cuba de los años ochenta no tiene nada que ver con la actual, pues ha pasado por una gran evolución. Cuando llegué, aún existía la Unión Soviética y se trataba de una nación en la que el turismo era nulo. Igualmente, escaseaban los negocios privados; se trataba de un país con socialismo real. Una vez que se sucedieron los años, desaparece la época soviética y comienza un período de crisis en el que se inician una serie de tímidos cambios de apertura que modificaron Cuba sustancialmente.
-Cuenta usted que son numerosos los cambios por los que ha pasado Cuba. ¿Cuáles le han llamado más la atención?
-Aunque desde una posición externa pueda parecer que no, son varias las modificaciones que se han vivido. Actualmente, los ciudadanos tienen total libertad para salir y entrar del país, cuando tiempo atrás, aunque pueda resultar extraño para los que viven en Europa, era necesario un permiso de salida. Por otro lado, ahora sí tienen cabida los negocios privados, como los restaurantes. Otro ejemplo lo podemos ver con la película de los noventa, Fresa y chocolate, que trata de imponer una denuncia a la intolerancia que existía a los homosexuales, que ha repercutido en la modificación que se está haciendo de la Constitución para legalizar el matrimonio homosexual. Sin embargo, en otros aspectos no hay evolución, como en que sigue siendo un país de partido único.
-¿Qué lazos de unión observa usted entre Cuba y España?
-Con la ley de la memoria histórica, todo el que tenía un abuelo español podía solicitar la nacionalidad, de modo que se trata deun país con numerosos ciudadanos que tienen pasado español y que están felices por ello. Todos se muestran orgullosos.
-¿Cómo se estructura la obra que presenta en CubaCultura, Crónicas de La Habana?
-Está realizada junto a Juan Padrón, uno de los grandes humoristas y animadores cubanos. Ha realizado varias películas que han gozado de una excelente crítica y reconocimiento, como Vampiros en La Habana o Elpidio Valdés. Nos conocemos desde hace bastante y hemos llevado a cabo otros proyectos. En esta ocasión, decidimos coger mi historia para contar la situación por la que pasaba Cuba antes del cambio. Este cómic es la historia de un chico que descubre cómo funciona todo. Fundamentalmente, son anécdotas que le pasan a un personaje en distintos momentos de su estancia, como situaciones con la libreta de racionamiento, el embargo, la vida en las residencias de estudiantes o cómo nos enseñaban el marxismo en las universidades.
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