El despertar de los campanilleros
El único coro de Aracena sale la madrugada de los domingos de octubre por las calles de la ciudad Las coplas hacen referencia a los misterios del rosario, reflejando el devenir del pueblo y sus devociones marianas
Los campanilleros es una de las tradiciones más antiguas en Aracena y parece tener el futuro inminente asegurado gracias al único coro de campanilleros, aunque ha habido ocasiones que había varios grupos en el pueblo, que mezclan veteranía y cantera. Incluso hay miembros del grupo que incorporan a sus hijos y nietos para que los jóvenes sientan desde pequeños esta bonita tradición. Un ejemplo de ello es el hijo del director del coro, conocido cariñosamente como J.R., y a su vez nieto del gran impulsor de los campanilleros de Aracena y creador de la mayoría de letras, fallecido hace pocos años, José Guerrita. A día de hoy los más veteranos del coro son los primos Tomás de la Osa y Pepe Chiripa.
Una treintena de hombres, y alguna incorporación joven femenina, salen cada madrugada de los domingos del mes octubre por las calles y barrios de la ciudad serrana.
La festividad de la Virgen del Rosario está históricamente ligada a los campanilleros con el Rosario de la Aurora. La tradición es despertar a los vecinos para que vayan a la misa, cerca de las ocho de la mañana, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, y a la Iglesia Prioral del Castillo durante el último domingo. Así ocurrirá el próximo domingo, el rosario más concurrido. La salida de la Parroquia del coro de campanilleros y la corporación de la hermandad de la Virgen del Rosario se produce, con puntualidad, a las seis y media de la mañana.
El Rosario comienza mucho antes porque, en las horas previas, el coro canta sin la presencia de miembros de la hermandad para así acoger a lo largo del mes a todos los barrios y rincones de la localidad, aunque debido al crecimiento de la población y la existencia de un solo grupo cada vez resulta más difícil.
Una devoción extendida por los frailes dominicos desde mediados del siglo XVI cuando se instalaron en el antiguo Hospital de San Sebastián, a la entrada del pueblo serrano por la carretera de Sevilla y actualmente iglesia de Santo Domingo, además del barrio que lleva su mismo nombre (de los más antiguos de Aracena). En el siglo XVII destacó la figura de la Madre Trinidad, una de las monjas dominicas del convento de Jesús María y quien promovió a los campanilleros como un reclamo para incrementar la devoción al rosario. De hecho algunas de las letrillas más antiguas se le atribuyen a ella y de ahí que la Cofradía del Rosario acompañe al coro durante la última parte del recorrido.
Las coplas de los campanilleros hacen referencia a los misterios del rosario, reflejando el devenir del pueblo y sus devociones marianas. El coro cada vez posee mayor variedad instrumental; desde los más antiguos como esquilas, sonajas, el cántaro, la alpargata, el triángulo, y la carrañaca hasta los más recientes como la pandereta, el saxofón, la bandurria, la guitarra y hasta trompetas y timbales. Tal como indica una de las letras de campanilleros "no le temen ni al frío ni al agua, ni a la malas noches que puedan pasar", puesto que más de una madrugada se ven inmersos en noches de frío e incluso alguna que otra llovizna como ocurrió hace dos domingos. Sin embargo la temperatura de este pasado domingo fue ideal para ser otoño en la comarca. No obstante, merece la pena porque como también cantan "qué bonitas son las mañanitas de campanilleros".
El pueblo acude en multitud, pese a la hora, día de la semana y el tiempo, al Rosario de la Aurora y como siempre la gran mayoría son mujeres. Este próximo domingo será el último Rosario de la Aurora del año, más multitudinario, porque se sube el Castillo, donde tendrá lugar la misa final, en lugar de la Parroquia donde se ha celebrado durante las últimas semanas, para rendir pleitesía a Nuestra Señora del Mayor Dolor, Patrona de la ciudad.
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