Un disco heterodoxo entre Juan Talega y los Hermanos Toronjo

Historias del fandango

Antonio Mairena tuvo reticencias con la discográfica Columbia por el contenido del disco ‘Sevilla cuna del cante flamenco’

¡Con ustedes, los Hermanos Toronjo!

Los Hermanos Toronjo con la guitarra de Segundo Zarza, y de pie Luis Aragonés y otro amigo.
Los Hermanos Toronjo con la guitarra de Segundo Zarza, y de pie Luis Aragonés y otro amigo.
Miguel Ángel Fernández Borrero

28 de junio 2024 - 06:30

En realidad, éste fue un disco de compendio sumamente heterodoxo para la época. Y fue también una magnífica oportunidad para artistas principiantes, como los Hermanos Toronjo y Fernanda y Bernarda, que se dieron a conocer compartiendo protagonismo con figuras consagradas.

Esa mezcla de artistas veteranos con artistas nuevos; ese totum revolutum uniendo en un mismo disco cante jondo con cante flamenco y hasta con cante folclórico, poniendo en el mismo plano de escucha tonás o soleares con fandangos y sevillanas –utilizo aquí la nomenclatura del mairenismo–, e incluir una saeta, que fue la primera de este palo que grabó Mairena con una letra que había grabado Tomás Pavón en 1930… todo ese revuelto evidencia que Mairena accedió a tanta heterodoxia no por convicción sino por sugerencia comercial de los directivos de Columbia, discográfica con la que él venía grabando asiduamente desde 1950 y con la que culminaría su relación grabando su obra más querida, Antología del cante flamenco y cante gitano, en 1960.

Las reticencias de Antonio Mairena

En su libro Las confesiones de Antonio Mairena, el maestro de los Alcores cita este disco entre sus grabaciones de los años 60 y menciona a los que intervienen: “Un coro de campanilleros de Bormujos, así como Juan Talegas, Fernanda y Bernarda de Utrera, Gordito de Triana, la Perla de Cádiz y los quitarristas Melchor y el Morao”. Da los nombres de todos… menos los de los Hermanos Toronjo, con cuyos cantes se abren, precisamente, las dos caras del LP. Tampoco menciona a los guitarristas Paco Aguilera, con el que tanto había colaborado antes, o El Pinche. ¿Un olvido? No parece. 

Carátula del LP en la reedición de 1972.
Carátula del LP en la reedición de 1972.

“Luego se hicieron otros festivales en el parque de María Luisa (de Sevilla). En todos ellos intervenía yo, la mayoría de las veces sacrificándome por el éxito y por la divulgación del cante, y también por mi Sevilla de mi alma”, afirma Mairena justificándose: “sacrificándome por el éxito y la divulgación del cante”, dice para justificar sus íntimas reticencias y el nulo aprecio a que los Hermanos Toronjo abrieran, liderando, las dos caras del LP, porque en los discos de la época el orden en el que las discográficas colocaban los diferentes cantes en el vinilo era el que aseguraba su éxito de escucha. Todo fuera por la divulgación. “De ahí nació la idea de hacer este disco, en el que en su título, Sevilla cuna del cante flamenco estaba tomado en un sentido comprensivo y, por tanto, abarcando a lo gitano. 

El disco editado en Londres.
El disco editado en Londres.

El título –todo hay que decirlo– cayó mal en algunos sitios de fuera de la provincia de Sevilla, concretamente en aquellos lugares de la Baja Andalucía que, tras la decadencia histórica de Triana, habían adquirido un gran prestigio en el cante… hasta que en Sevilla surgió la escuela de los Pavones y se fue forjando el propio Manuel Torre”. Puede que, efectivamente, Mairena recibiera críticas de otras zonas cantaoras, como la de la Perla de Cádiz, porque rotular el disco poniendo a Sevilla como “cuna del cante” fue, flamencamente hablando, atrevío: con el mismo derecho que Sevilla podía el triángulo Lebrija-Jerez-Cádiz y los Puertos sentirse cuna del cante. Tampoco hacía falta que dijera expresamente que no le gustó la idea de la discográfica Columbia, más interesada en la venta de discos que en los fundamentos históricos del flamenco o en las preservaciones del gitanismo cantaor que él abanderaba. En fin, todo ello no disimula su propio malestar, evidente en sus palabras y en la omisión de los nombres de quienes lideraron la escucha y las ventas del disco, que fueron los Hermanos Toronjo.  

Un disco para siempre

La discográfica puso en el mercado dos ediciones en 1960, una en español y otra en inglés con carátula distinta, muy tipical Spanish, comercializada por el sello London Records. Y ediciones posteriores de Columbia en 1972 y 1976 y otra en 2010, vendida por CaléRecords. Y cada cierto tiempo vuelve a editarse este disco, porque se continúan buscando copias a través de internet. Estas seguidillas alosneras y los fandangos de Alosno siguen atrayendo por su frescura y su vigencia. Quizás siga ocurriendo lo mismo cuando transcurra un siglo y medio o dos siglos, porque estos cantes de los Hermanos Toronjo serán eterno.

Carátula del disco 'Sevilla, Cuna del cante flamenco', para su comercialización en Gran Bretaña.
Carátula del disco 'Sevilla, Cuna del cante flamenco', para su comercialización en Gran Bretaña.

(Continuará)

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