Los Hermanos Toronjo y Juan Talega, en el mismo disco
Historias del fandango
Sevilla cuna del cante flamenco fue en realidad un disco de compendio sumamente heterodoxo si lo valoramos desde la preponderancia del mairenismo de la época
Historias del fandango: ¡Con ustedes, los hermanos Toronjo!
Sevilla cuna del cante flamenco es un disco que podríamos calificar de ecuménico en el pequeño orbe del flamenco, porque reúne en una sola compilación las diversas corrientes del cante que el mairenismo distinguía a finales de la década de los años 50 (gitano, flamenco y hasta folclórico).
Dirigido por Antonio Mairena, no podía faltar en el mismo un cante de quien él consideraba su maestro, Juan Talega. Los Hermanos Toronjo entran, pues, en la discografía flamenca compartiendo espacio con una verdadera reliquia, como fue este gitano alcalareño, y este hecho le añade al disco un plus de valor extraordinario. También será la primera grabación para él, un hombre ya mayor, con 67 años, que tuvo iniciales dificultades para acoplarse a la guitarra, puesto que casi siempre había cantado como aficionado a palo seco en las fiestas familiares y entre amigos.
Juan Talega había sido el maestro e inspirador de Antonio Mairena. Privilegiado conocedor de los cantes de los Caganchos, los Pelaos, la Andonda de Triana; de Paco la Luz, Loco Mateo, Enrique el Mellizo y Manuel Torre de Jerez, de su caudal de conocimientos bebió Mairena, con quien mantuvo una gran amistad. Y quien le animó a meterse en los estudios de grabación de Columbia –ambiente tan extraño para un abuelo gitano, tratante de ganado toda su vida y cantaor solo por afición– para grabar unas soleares de Alcalá con Paco Aguilera a la guitarra. Fue su primera vez y ocurrió esto en 1958.
Talega participó después en festivales y concursos, pero no se hizo profesional hasta los setenta años. Mairena siempre le agradeció su ayuda para reconstruir cantes que estaban prácticamente desaparecidos. Dijo Antonio Reina, el gran estudioso de la obra mairenista, que, entre los artistas que contribuyeron a su formación, Juan Talega fue “la piedra angular que sirvió a Antonio para la concepción, búsqueda y compendio de los cantes gitanos. Para Antonio, Juan tuvo un misterio insondable. «Siempre lo tuve a mi derecha en esta labor de búsqueda –escribe el maestro– y me dejó un son de cante inolvidable». Fue una reliquia viviente que le ayudó muchísimo en la reconstrucción de formas antiguas”. Es claro que incluir un cante de Talega en este disco fue una manera de reconocer y homenajear a su maestro.
Fernanda y Bernarda
Así que hubo varios artistas nuevos en la grabación de Sevilla cuna del cante flamenco: Juan Talega, los Hermanos Toronjo y también Fernanda y Bernarda de Utrera. La primera vez de las hermanas gitanas Jiménez Peña, porque su padre, conocido como José el de Aurora, un matarife económicamente bien situado de Utrera, no quería que sus hijas se dedicaran a la vida flamenca, aunque ya ellas habían hecho sus pinitos años atrás cantando y bailando, en la película Duende y misterio de Edgard Neville y en varios tablaos de Madrid. Hubo de hablar con este hombre Antonio Mairena, con quien tenía amistad, para vencer sus reticencias y convencerle, y prueba de su celo protector fue que acompañó a sus hijas a Madrid para grabar y con él regresaron a Utrera. Pero los directivos de Columbia quedaron deslumbrados con Fernanda y Bernarda y en 1962 volvieron a grabar cantes que distribuyeron en varios EPs compartidos con otros artistas. En esta ocasión, grabaran un par de temas: Fiesta utrerana, unas bulerías por soleá en el aire de los cantes de Utrera, que grabó Bernarda, y Soleares de la Sarneta, que grabó Fernanda.
La Perla de Cádiz
En aquel año de 1959 la Perla de Cádiz había escalado a lo alto de la nombradía flamenca, porque había ganado el primer premio del Concurso Nacional de Córdoba cantando bulerías y alegrías y se le abrieron las puertas de festivales y tablaos de Madrid, la meca del flamenco en la época de finales de los 50 y todos los años 60 y 70. Este fue su primer disco compartido; Antonia había realizado con anterioridad otras grabaciones. Cuando la llamó Mairena, tenía ya ganada mucha popularidad. Pero como gaditana practicante y militante, ella sería una de los disconformes a los que se refería Mairena con el título del disco: en una entrevista en la prensa en 1961 remachó su idea de que la cuna del cante era su Cádiz [6].
Gordito de Triana grabó su fandango personal, que titulan en el disco fandangos trianeros. La explicación que se da es que se trata de unos fandangos que “se cantan en muy diversas formas en toda España, pero en Triana se les ha dado un aire apasionado, con letras de sentencia y moraleja, y un final emocionante que da al fandango personalidad y calidad”.
Los Campanilleros de Bormujos eran una coral flamenca que se fundó en 1920 y que ha renovado en varias etapas a sus integrantes. Los villancicos que interpretan en el disco los grabaron como un single en 1958, en los estudios de la discográfica Columbia, en Madrid, y se añadieron al año siguiente a Sevilla cuna del cante.
Este disco produjo el efecto de una ventana abierta por la que Alosno se asomó al mundo con los sones y las voces de sus hijos Paco y Pepe, mostrando el poder de seducción y la riqueza etnográfica que tienen sus cantes. Y para los Hermanos Toronjo, fue el principio de su gloriosa carrera.
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